IES SAPERE AUDE


viernes, 21 de febrero de 2020

Y SEGUIMOS IMAGINANDO A ESOS POLIFEMOS QUE CON FRECUENCIA NOS ROBAN LA FELICIDAD


Y SEGUIMOS IMAGINANDO A ESOS POLIFEMOS
QUE CON FRECUENCIA NOS ROBAN LA FELICIDAD

 
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UN POLIFEMO LLAMADO ÁLVARO

SOFÍA FERNÁNDEZ ROBLEDO (4º F DE ESO)

Hoy es el primer fin de semana de verano y mirarla desde lejos ya se ha convertido en mi rutina diaria. Conozco sus detalles más simples y ocultos, esos detalles que la gran mayoría de gente no se molestan en observar. Su cabello liso cae sobre su espalda con un color más claro de lo normal, ella afirma que es gracias al efecto del sol, y es que el sol la hace todavía más bella. Sus ojos, uno de cada color, están limitados por la oscuridad de sus pestañas. No suele vestir nada del otro mundo, le basta y le sobra con una sudadera ancha y unos pantalones vaqueros que, aunque no se ajustan a su delgada figura, dejan entrever pequeñas partes de su piel que anhelo tocar.
Algunos dirían que esto es una obsesión, opinión que yo no compartía hasta el momento en el que llegó él. Se hacía llamar Álvaro, quizás un nombre demasiado común para lo que me hizo sentir. Su pelo negro azabache contrastaba con sus ojos azules, unos ojos que fijaron su mirada en ella, en su boca, formada por unos labios gruesos y una dentadura perfecta. La habló como yo nunca me atreví a hacerlo, la halagó con los piropos que yo no pronuncié, y finalmente la enamoró como yo siempre deseé.
Ese chico despertó mi rabia y jugó con ella. Cuando la volví a mirar de lejos solo veía sus manos enlazadas a todas horas, su dedo pulgar la acariciaba en constante movimiento, y de vez en cuando él la besaba sin avisar, haciendo que el mundo se me viniera encima. Ahora mi vida no tenía sentido, los libros de género romántico habían cambiado a sus protagonistas. Antes me recordaban a ella y a mí, pero ahora el que conseguía a la chica no era yo, sino Álvaro; yo solo era el tercero y, como dice el dicho popular, tres son multitud.
Para acabar con este sufrimiento, le escribí una carta como esas que se escribían antiguamente. Primero le expliqué mi complicada situación con respecto a su nuevo novio así como mis sentimientos más íntimos, después la citaba en lo alto del mirador de Madrid; finalmente firmé con las letra A.P que, aunque puede que pensara que eran las siglas de mi nombre, se referían a las palabras “Amor Platónico”, porque ese era el tipo de amor que sentía y me estaba destrozando por dentro.
Eran las seis de la tarde y ya me encontraba en el mirador. Cuando ella llegó, unos diez minutos más tarde, lo único que le dije fue: “Te quiero”. Su reacción fue algo inesperada, se quedó mirándome unos segundos y cuando pudo reaccionar se dio media vuelta y se fue. Mientras mis lágrimas caían en medio de aquellas preciosas vistas, solo podía pensar en el sentimiento de tristeza que me carcomía. Siempre quise sentirme a tres metros sobre el cielo como en aquel libro de Federico Moccia, pero nunca lo imaginé sin su compañía.

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LA FLECHA DE AMOR PROHIBIDO

ALBA GERMÁN GONZÁLEZ (4º F DE ESO)

Psique, hija de un rey de la tierra, era considerada de una belleza sublime y sobrenatural. Su padre exhibía su asombrosa belleza al mundo entero. Hombres y mujeres de todos los reinos cercanos y no tan cercanos viajaban para ver el magnífico espectáculo que Psique ofrecía. Cuando esto se convirtió en rutina, Afrodita, diosa de la belleza, enfureció debido a que los hombres ya no iban a admirarla a ella. Ahora toda la atención estaba puesta en Psique.
Afrodita decidió mandar a Eros, más conocido como Cupido, a lanzarle una flecha a Psique que la haría enamorarse del hombre más horrible y ruin que existiese. Eros, decidido y convencido, se disponía a llevar a cabo la orden de Afrodita. El dios del Amor pronto localizó a Psique y se dispuso a lanzar la flecha. Quiso esperar a lanzarla cuando pudiese verla la cara, ya que en ese instante ella se encontraba dada la vuelta y él quería ver cómo sufría al clavarle la flecha. Y en ese mismo instante, como si Psique hubiese la notado la presencia de Eros, se dio la vuelta. Ambos quedaron fascinados ante la belleza singular de cada uno. Fue amor a primera vista. Cautivados por dicha sorpresa, se hicieron saber el amor que sentían el uno por el otro. Afrodita, que no tardó mucho en enterarse de lo sucedido, puso en marcha un plan para matar a los enamorados. A Eros por desobedecerla y Psique por haberla quitado el honor de ser la diosa de la belleza. Afrodita, que nunca se exponía ante los peligros, mandó a Polifemo, uno de sus cíclopes, a matar a ambos. Este, acatando órdenes estrictas de Afrodita, se enfrentó a Eros en una intensa batalla. Cuando finalmente Polifemo consiguió abatir a Eros, Psique -enormemente conmovida- fue a abrazarlo y antes de que Polifemo la matase, pronunció: “Ni matándonos conseguirás arrebatarnos el amor”.

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MALDITA FAMA

ALEJANDRA CRUZ CLEMENTE (4º F DE ESO)


Era evidente que a alguno de nosotros le acabaría pasando, pero… ¿en serio?, ¿me tenía que pasar a mi? Yo ya sabía que eso de vivir los siete juntos en una sola casa iba a tener sus consecuencias, y claro que las ha tenido.
Mi madre lleva inculcándome desde pequeño que eso del amor entre dos personas del mismo sexo no es normal. “Min Yoongi, estás demasiado pegado a ese niño”, “Min Yoongi, ¿cómo vas a dormir con tu amigo?”. Y bueno, entiendo que aquí en Corea no esté bien visto, pero… es amor.
Cuando entré al grupo, BTS, nos dejaron a todos bastante claro que las relaciones estaban prohibidas, tanto dentro como fuera del grupo, pero era nuestro primer verano juntos y en nuestras vacaciones decidimos ir a la playa a descansar, ya que en nuestra agencia no era muy fácil eso de estar relajados.
Él era simplemente perfecto, era agradable, risueño, adorable y guapo. Era guapísimo, al menos para mí.
Ese verano no pude evitarlo, volví a la agencia con un peso más encima: me había enamorado de él. Park Ji-min, cantante y bailarín principal del grupo, de ese mismo grupo en él que me habían prohibido enamorarme.
Hice lo que pude por olvidarme de él, le evitaba, le contestaba mal, intentaba dejarle claro que no me gustaba y que no quería estar cerca de él, pero era tan insistente… y me gustaba tanto… Se me iba haciendo cada vez más difícil ignorarlo, y cuanto más me insistía más me enamoraba.
Un día me dijo algo que hizo que todos mis esfuerzos por olvidarle se destruyeran en cuestión de segundos: “Me gustas”. Esas simples palabras pusieron mi mundo del revés, solo le quería a él, necesitaba estar a su lado.
Ambos estuvimos pensando muchísimo lo nuestro, al fin y al cabo formando parte del grupo estábamos cumpliendo nuestro sueño, nos estábamos dedicando a lo que siempre habíamos querido y estábamos haciendo feliz a mucha gente; sin embargo, estando juntos estaríamos desperdiciando todo el esfuerzo que habíamos realizado hasta ese momento, pero cada día que pasaba se me hacía más complicado no poder demostrarle lo mucho que realmente le quería.
Hablamos con el resto de los chicos y nos dejaron claro que ellos nos apoyarían, pero ese nudo que llevaba en mi garganta durante casi tres meses no se iba, puesto que quien realmente me preocupaba era nuestro jefe. Ambos estábamos ante un gran dilema: el grupo o nosotros.
Pasó un tiempo y seguíamos sin saber qué hacer. A veces nos veíamos a escondidas, con cuidado de no ser pillados por ninguna cámara, cuando de repente pasó lo que más temíamos: nuestro jefe nos pidió una reunión a solas. Ahí supimos que todo se había acabado, nuestro sueño se iba a destruir, o eso pensábamos.
Nunca pensamos que una reunión en solitario con nuestro jefe podría hacernos tan felices, después de todo nos había cogido cariño. A pesar de que descubrió que entre nosotros había algo más que amistad, después de pensarlo mucho decidió respetarnos, pero nos pidió discreción. Nada nos podría haber hecho más felices, después de tantos meses de lucha por fin puedo sentirme seguro a su lado y demostrarle sin miedo lo muchísimo que le amo, lo muchísimo que amo a Park Jimin.
Lo siento, mamá, no te habrá salido un hijo “normal”, pero te puedo asegurar que es enormemente feliz.

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LA HISTORIA DE MI ABUELO

GABRIELA ÁLVAREZ TAGLIANI ( 4º F DE ESO)

Querido diario:
Esta es una historia de la que me gustaría no olvidarme por eso te la cuento a ti, porque por mucho tiempo que pase, siempre la recordarás.
Estaba sentado en el sofá con mi abuelo y, como todas las tardes, mi abuelo me contó una historia de cuando era joven, o como él decía “de sus tiempos mozos”.
—Hoy, Miguel, te voy a contar una historia muy especial. No va ser como las que te suelo contar en las que hay batallas y luchas. No, esta hablará sobre el amor.
—Jope, abuelo, yo quería una con peleas —dije un poco molesto.
—No te preocupes, estoy seguro de que te va a gustar —dijo con una sonrisa en la cara.
—Bueno vale, pero empieza ya que me aburro.
—Está bien, está bien—respondió—. Mi abuelo se acomodó en su silla, bebió un sorbo de su café y empezó a contarme su historia: Estaba yo en la plaza con mi mejor amigo, habíamos terminado el Bachillerato y ya era verano. Nos sentíamos genial, habíamos terminado una etapa, empezaría otra y en medio podrían pasar muchas cosas. Un día nos fuimos a una fiesta en la plaza para celebrar el fin de curso, estaban todos nuestros amigos y, aunque a mi no me apetecía ir, iba a ir una chica muy especial para Peter, mi mejor amigo, y no podía negarme, ya que él me ayudó a conquistar a tu abuela.
—¿Y qué pasó? Peter y la chica... ¿cómo acabaron?
—Paciencia, todo a su tiempo justo.
Mi abuelo volvió a dar un sorbo al café y continuó la historia de él y su amigo Peter. Un rato después de llegar a la plaza, Peter se armó de valor y fue a hablar con la chica. Yo me encontré de casualidad con María, tu abuela, y me quedé un rato hablando con ella; cuando vi que Peter no regresaba, lo cual significaba que le estaba yendo bien con la chica, acompañé a María a su casa y nos despedimos con un beso tan apasionado que nos queríamos separar nunca.
—Ay, abuelo, ¡qué asco!
—Jajajaja, pues que no te dé mucho asco, porque dentro de poco serás tú el que quiera dar besos.
—De eso nada, yo no voy a besar a nadie.
—Bueno, bueno, no hablemos de más que nunca sabes lo que te puede deparar el futuro.
Y así, como la mayoría de las veces, mi abuelo tenía razón. Unos pocos años después me enamoré y acabé besando a un chico, que terminó siendo mi pareja hasta el día de hoy. A mi abuelo siempre le gustó meterse conmigo y hacerme bromas cuando era pequeño.
—De acuerdo, abuelo. Venga, prosigue la historia.
—Vale, ya voy. Al final Maria acabó entrando en casa y yo volví a la plaza a ver si encontraba a mi amigo. Nada más llegar a la plaza, lo encontré apoyado en una farola con una sonrisa de oreja a oreja; le pregunté qué tal le había ido con la chica y me contó que se habían ido a dar una vuelta, y al final de la velada se despidieron con un beso que no le dejaría dormir en unos cuantos días. Acompañé a Peter a su casa porque estaba demasiado en las nubes como para centrarse en llegar bien a su casa. Pasaron los días y todo iba bien. Peter empezó a salir con esa chica y yo seguía estando con María, a veces quedábamos los cuatro, otras solo María y yo, y otras únicamente Peter y yo para hablar de nuestros cosas. A mediados de julio organizamos un viaje para irnos de tour por Europa, Peter y yo estábamos muy emocionados, era nuestro tercer viaje juntos y sin padres. Las semanas anteriores al viaje, Peter empezó a sentirse más cansado y fatigado, le costaba más de lo normal hacer las cosas y se pasaba el día tosiendo. No le dimos importancia, queríamos ir al viaje y lo llevábamos planeando durante una semana. Finalmente llegó el primer día de nuestro viaje tan deseado. El plan era ir primero a Alemania, luego a Suiza y acabar visitando distintas ciudades de Italia. Los primeros días en Alemania todo fue bien, Peter mejoró con su fatiga y su tos casi desapareció, pero el día antes de que nos fuéramos a Suiza Peter cayó desplomado en medio de la habitación donde estábamos. Llamé a una ambulancia y lo acompañé al hospital, avisé a sus padres de lo sucedido y antes de darme cuenta estábamos los tres sentados en la habitación esperando que el doctor nos dijera qué había ocurrido. Yo creo que los tres pensamos que sería una simple deshidratación o un fuerte dolor de cabeza que se pasa con dos o tres días de descanso. Y ojalá hubiera sido eso porque ninguno de los tres estábamos preparados para escuchar esas palabras.
—¿Qué pasa, abuelo? ¿Qué le pasa a Peter? —dije con voz nerviosa y sobresaltada mientras cerraba los puños con fuerza.
En ese momento mi abuelo no sonreía como solía hacerlo, ni me hacia bromas con el tema del amor y los besos, estaba triste; yo lo noté y aunque mi abuelo se quedó callado unos minutos, yo ya suponía cuál sería la respuesta del doctor.
El doctor vino a la sala de espera y nos dijo que Peter tenía un cáncer terminal, también nos dijo que nos nos culpáramos por no haber podido detectarlo antes, a veces la enfermedad es imprevisible. Entramos en la habitación donde estaba Peter, intentabamos no llorar pero era casi imposible; cuando vi a Peter en la camilla no estaba triste, estaba sonriendo y lo primero que me dijo fue: “Siento haber estropeado el viaje”. En ese momento lloré como nunca había llorado jamás, mi amigo estaba en una camilla sufriendo y yo no podía hacer nada, me sentí muy impotente y lo único que podía hacer era estar feliz por Peter. El doctor nos dijo que solo le quedaba un año de vida como mucho, y así fue, en un año vi cómo mi mejor amigo se consumía poco a poco.
—Lo que más recuerdo de esos momentos, Miguel, no son los médicos y las enfermeras yendo y viniendo, ni los miles de cables que tenía conectados; no, lo que más recuerdo es esa sonrisa de oreja a oreja que tenía siempre, daba igual cuánto sufriera, él siempre sonreía para que todos estuviéramos contentos. Así es como termina esta especial historia. Miguel, espero que siempre la recuerdes igual que yo lo hago, porque si se me olvida algún día, quiero que tú me la recuerdes. También quiero que me recuerdes lo afortunado que soy por poder estar donde estoy y por poder vivir mi vida de principio a fin.

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VACACIONES DE VERANO

LUCÍA GALÁN JIMÉNEZ (4º F DE ESO)

Se acercan esos días de verano que todos esperamos para que nos den las vacaciones. Este año mi padre tiene pensado ir a un hotel de 5 estrellas que está situado en una isla grande y lujosa. Mi padre es el típico hombre al que le gusta presumir de dinero, es un creído. A mí en cambio no me gusta presumir de ello, siempre he sido más humilde. Nunca he tenido muy buena relación con él, será por eso por lo que no me apetecía ir con él. Cuando yo era pequeño mi padre nunca estaba en casa, siempre estaba trabajando y las únicas personas que me cuidaban eran mi madre y mi tía materna. Mi madre murió en un accidente de tráfico cuando yo tenía quince años. Un año después, mi tía se mudó a otra ciudad con su familia, yo quería irme con ella pero me daba pena dejar solo a mi padre aunque él nunca estuviese conmigo. Tuve una época un poco complicada y no me quedó otra que apañármelas solo en casa. Ahora que tengo diecisiete ya llevo mejor la muerte de mi madre y la relación con mi padre, así que si lo pienso bien, tampoco es tan malo ir con él de vacaciones.
Aquel día el despertador sonó pronto. Eran las seis de la mañana, eso significaba que en dos horas tenía que salir de casa para ir al aeropuerto. Eran ocho horas de avión. Cuando llegué me sorprendió bastante el hotel. Era enorme, cómodo, tenía varias piscinas y jacuzzis, incluso una pista de tenis y otra de volley y las habitaciones eran gigantes. El primer día que llegamos decidí no hacer nada más que instalarme en la habitación y descansar.
La semana se me pasó muy rápido, me lo estaba pasando genial y encima había conocido a un grupo de chicos de mi edad con los que me llevaba muy bien. Este finde uno de ellos celebraba una fiesta en su yate privado y, por lo que decía la gente, tenía pinta de ser un fiestón.
—Papá, esta noche no me esperes, que me quedo a dormir en casa de un amigo.
—Vale, hijo. Ten cuidado y pásalo bien.
Salí de la habitación y mis amigos me estaban esperando abajo. Fuimos los primeros en llegar a la fiesta, ya estaba todo preparado, había todo tipo de comidas y bebidas. A las 23:30 se empezó a llenar el yate de gente que no conocía y a las 00:30 empezaría a tocar el DJ. Pasaron las horas superrápido, después de tanto bailar decidí dar una vuelta y me encontré con ella. Era una chica guapísima y no sé si fueron los efectos del alcohol o qué, pero cuando pasó por mi lado sentí cómo se me paraba el corazón durante un segundo y me bombardeaba cada vez más fuerte. Cuando por fin pude reaccionar fui tras ella, pero ya la había perdido de vista. La fiesta terminó pero yo no hacía más que pensar en ella. Ojalá volviera a verla pronto.
Eran las ocho de la mañana cuando llegué a la habitación del hotel, me tumbé en la cama y descansé un buen rato. A las 13:30 me desperté pensando en ella y decidí dar una vuelta a ver si con un poquito de suerte la veía.
—Ni rastro de ella.
—Pero ¿ seguro que la viste ? —me preguntó Mario.
—Claro que la vi, me acuerdo perfectamente de ella.
—No sé, Rubén, ayer bebiste un poco.
—Ya, pero no estoy loco y te aseguro que la vi.
—Bueno, pues a lo mejor te puedo conseguir su nombre, hay muchos a los que conozco de la fiesta.
—¿Me harías ese favor?
Y después de esta conversación con su amigo se quedó más tranquilo.
Al final, Rubén consiguió el nombre de la chica y, gracias a eso, empezaron a seguirse en instagram, quedaron varias veces y terminaron siendo novios. Pero Mario conocía a Lucía desde la guardería y siempre había sentido algo por ella, así que se puso tan celoso que consiguió separarlos. A Mario lo expulsaron de la universidad por robar y, por fin, se quedaron Rubén y Lucía tranquilos, sin que nadie los molestase.

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UN POLIFEMO PERRUNO

ALBA GENEROSO VERA (4º F DE ESO)

Clara era alta, morena y de ojos verdes. Era una chica muy maja, agradable y amante de los perros. Vivía en un piso en el centro de Madrid con su perro Bruno, un bulldog francés no muy grande, blanco y de ojos oscuros y grandes. Su perro era lo más importante para ella, estaba todo el día con él. Clara solía atraer a muchos chicos, pero a ella no le acababa convenciendo ninguno de ellos y, como no encontraba el amor por ninguna parte, decidió descargarse una aplicación para ver si así conseguía encontrar a su media naranja. Pasó el tiempo y conoció a un chico llamado Mario. Era alto, fuerte, moreno y de ojos azules. Clara decidió quedar con él un día para seguir conociéndolo y poder hablar en persona. Se citaron una noche en un bar céntrico de Madrid, no dejaron de hablar durante toda la noche. Clara volvió muy contenta a casa, por primera vez sentía que se entendía con alguien a las mil maravillas. Siguieron quedando más días. Clara empezó a estar más en la calle con Mario que en casa con Bruno. Su pobre mascota se pasaba el día solo.
Mario y Clara eran una pareja magnífica, pero Bruno se hartó de estar solo así que decidió poner fin a la relación aprovechando que Mario iba de vez en cuando a la casa de Clara. Desde ese día cada vez que Mario iba a casa de Clara, Bruno le ladraba y le molestaba hasta conseguir ponerle de los nervios, y así una y otra vez hasta que dejó de ir a casa de Clara. Esta tuvo que elegir entre quedarse con Mario o con Bruno. Finalmente, Clara decidió quedarse con Bruno, pues al fin y al cabo él siempre había estado con ella. Mario no se lo podía creer: le habían dejado plantado por un perro.

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AMORES QUE VAN Y VIENEN

LUCÍA GENEROSO VERA (4º F DE ESO)

Está historia trata de una pareja llamada Laura y Daniel. Se conocían desde hacía mucho tiempo, los dos vivían en Madrid en la misma urbanización, iban al mismo colegio y desde pequeños ya eran muy amigos. Después en el instituto fueron a diferentes clases. El último curso, en segundo de bachillerato, Daniel tuvo que irse a vivir a Barcelona debido al trabajo de su padre; así que dejaron de verse, pero aun así seguían manteniendo contacto. Fueron pasando los años y cada uno fue haciendo su vida, se dejaron de hablar, incluso Laura perdió el número de teléfono de Daniel.
Doce años después, cuando Daniel y Laura ya tenían treinta años, él volvió de nuevo a Madrid en busca de Laura, la chica de la que había estado enamorado desde siempre, pero ella no lo sabía. En ese momento, Laura llevaba cerca de un año con un chico llamado Álvaro. Daniel la buscó por el barrio pero nadie sabía de su existencia. Sin embargo, en el momento menos esperado oyó una voz muy parecida a la de Laura y cuando se dio la vuelta vio que era ella. Laura lo vio y fue corriendo a abrazarlo. Estuvieron hablando durante horas, por un instante Daniel había perdido la esperanza de recuperar a Laura ya que le había contado lo de Álvaro, pero él no se iba rendir así como así.
Laura empezó a quedar con Daniel todos los días aunque Álvaro y ella seguían juntos. El tiempo pasaba y Laura empezó a enamorarse de su amigo de la infancia. Además poco tiempo después, Laura pilló a Álvaro con otra chica. Muy decepcionada, llegó a casa y cortó con él. Fueron unos días muy tristes para ella, pero Daniel no se separaba de ella. Por fin se decidió: le confesó que estaba enamorado de ella. Ella le respondió con un beso y comenzaron a salir juntos. A veces los amores de la infancia vuelven para hacerte feliz.

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LA DROGA, EL POLIFEMO QUE QUISO MATARME

MARÍA BLÁZQUEZ COBO (4º A DE ESO)


Era verano de 2014, acababa de cumplir diecisiete años y ya me había dado mi primera sobredosis. Me desperté en el hospital con mi hermano y mi padre, ambos dormidos. Menos mal, tenía más vergüenza que miedo.
Aguanté treinta y seis días limpia hasta que me encontré a Alyssa. Nuestra relación no era la de un camello y su adicto, o eso creía yo. Nos conocimos tres meses antes de que yo comenzara con la etorfina y el cloretilo, luego nos metimos juntas en la cocaína y el xanax.
Alyssa repudia todo lo medianamente relacionado con la rutina, la mediocridad o lo normativo. Ella siempre me dice: “todo o nada”, es difícil de soportar a veces. Pero todos mis “amigos” se alejaron de mí cuando se enteraron de lo de mi madre, todos me juzgaron cuando empecé a meterme. “No querrás acabar como ella” era lo que se reflejaba en sus miradas. Y mi cara respondía de manera muy poco sutil: sí, somos las dos unas yonkies.
Bueno, continuando con la historia. Llevaba treinta y seis días limpia cuando me encontré con ella. Esperaba un “enhorabuena” o un “te he echado de menos”, pero no. Recibí un abrazo, pero a medida que avanzó la tarde me di cuenta de que Alyssa se sentía traicionada, sentía que la había dejado sola, que ya no era de las suyas. Insistió mucho en que fuéramos de fiesta, yo no quería ir, tenía miedo de recaer. Pero al final accedí, con la condición de que ella no consumiría. No me acuerdo muy bien de lo que ocurrió en la fiesta, pero sé que inhalé popper y consumí cannabis.
Gracias a todo esto, entendí que quien te quiere nunca te querrá ver así, nunca querrá que te destroces el tabique, los pulmones o el hígado. Las relaciones que te da la droga, la droga te las quita. Ahora estaba sola, por muy duro que fuese, éramos mi problema y yo contra todo.

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POEMAS SOBRE EL TRISTE CAMBIO CLIMÁTICO
FECHOS AL GLORIOSO ESTILO DE LA FUERTES


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FLOTANDO

ROBERT SEBASTIAN VERES (1ºF DE ESO)

Este mundo nos está aguantando,
pero poco a poco lo estamos matando
por culpa de nuestro increíble maltrato.
Creo que si sigue así se terminará cansando
y nos dejará flotando en el espacio.

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CAMBIO CLIMÁTICO

NATALIA GALLARDO BARTOLOMÉ (1ºE DE ESO)

El cambio climático empezó hace ciento ochenta
años, antes de que existiera reciclar.
Yo huí de todo aquello que estaba en
los alrededores, de la suciedad
y de la contaminación.
Las causas son de las más diversas,
como la gasolina.
En los últimos años, en los bosques,
se ha elevado la contaminación
por culpa del calentamiento global.

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EL MAR

SARAY UZCATEGUI ESPELETA (1ºF DE ESO)

Sin azul no hay verde,
sin agua no ha vida.
Ese es el problema
del clima: está cambiando
por nuestra culpa.
Si reciclamos, la curamos.
Porque pronto morirá.
No tiréis el plástico al mar,
si no, los peces morirán.

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¡LA MADRE TIERRA ESTÁ HARTA!

STEPHANIE REYES CRUZ (1ºE DE ESO)

A todos nos preocupa el medio ambiente.
¡La madre Tierra está harta!
El aumento del calentamiento global afecta
a la vida silvestre.
La Tierra está calentándose porque hay más gas,
más CO2.
¡Muchas plantas y animales mueren,
porque el clima cambia!

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