IES SAPERE AUDE


jueves, 19 de septiembre de 2019

EN TORNO AL ANIMISMO (II)


APORTAMOS ALGUNOS TEXTOS MÁS EN RELACIÓN CON EL "ANIMISMO":


EL HOMBRE MOCO
Pablo Lucas del Valle (2º G de ESO)


El otro día en mi casa me saqué un moco y lo pegué debajo de la cama, un lugar oscuro y siniestro, y después me fui a dar una vuelta con mis amigos. Cuando volví a casa me asomé debajo de la cama a coger el cargador del móvil y allí estaba el moco. Era verde brillante; había crecido y tenía como un latido, parecía que estaba vivo, pero ya era tarde y me fui a dormir. Al día siguiente me fui a la escuela y aburrido en clase pensé que por qué me había salido tal moco y di con la conclusión: que podría haber sido aquel pollo radiactivo que comí en un wok. Al volver a casa me lo encontré sentado en el sofá comiendo algo y estaba la casa destrozada, todo tirado por el suelo, las camas deshechas y todo el suelo como lleno de un líquido como verde y asqueroso. Yo tenía que acabar con aquel monstruo. Llamé a una empresa de fumigación y no pudieron hacer nada contra él. Lo metí en una especie de caja de Pandora indestructible para intentar acabar con él; fui a un volcán, el de las islas Waikiki concretamente, y lo tiré a la lava. Cayó como una gota de agua en un vaso. Me fui a mi casa corriendo, muy asustado y no pude dormir casi esa noche pensando en qué le habría podido pasar.

A la mañana siguiente, que era sábado, no había instituto y decidí mirar las noticias, donde decían: “¡Hay un monstruo en la isla Waikiki! Y no dudé en ir. Había millones de helicópteros, guardias y de todo. Parecía el fin del mundo. Se levantó con el puño y… (continuará)


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ANIMISMO
Marta Soler (4º E de ESO)


Estaba yo tumbada en mi cama con el móvil… debiera estar estudiando, pero… me da demasiada pereza ponerme.

En ese momento me encontraba mirando Instagram cuando, de repente, el móvil empezó a vibrar de una forma cuanto menos extraña. Cuando me quise dar cuenta mi móvil salía volando de mis manos y se puso de pie sobre mi cama:

-¡Ya basta, deja de estar todo el rato conmigo, suéltame un rato!
-¿Qué es esto, cómo es posible?
-¡Que cómo es posible? ¡Cómo es posible que estés todo el día conmigo, ¿no tienes amigos?
-¡Pues claro que tengo amigos, estoy todo el día hablando con ellos!
-No, si me he dado cuenta. A ver si te enteras de que también puedes hablar con ellos mirándolos a la cara y no a mí.
-Yo hago lo que me da la gana. Te compré con mi dinero y me perteneces.
-Bueno, con tu dinero… más bien con el de tus padres. Y también te digo: les tienes fundidos para pagar mi saldo. Ojalá lo dejen de pagar y verás lo que es bueno…
-Eh… yo… ¡Lo siento!
-Sí… yo también siento esto.

Y, sin dudarlo un segundo, el móvil empezó a reiniciarse de forma definitiva. Intenté solucionarlo, pero fue demasiado tarde.

-¡Libre al fin!... de momento (murmuró el móvil).


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LA THERMOMIX DE WORWERK
Jorge Gimeno (4º E de ESO)


Estaba una tarde viendo el móvil en el sofá; entonces mi padre me llamó para que sacase la basura. Yo fui y tiré la basura en el contenedor que había al lado de mi casa; me dispuse a volver, pero hacía mucho calor y tardé diez minutos en andar los cinco metros que había de mi casa a la basura.

Llegué a mi casa y al entrar llamé a mi padre para avisarle de que ya había sacado la basura, pero nadie me respondió. Recalco que hace poco habían comprado en mi casa la nueva Thermomix TH6 de Vorwerk, que tenía control de cuchillas automático, conexión a internet, además de alcanzar una temperatura de doscientos grados. Un utensilio perfecto para una cocina limpia y segura… o no.

Justo después de llamar a mi padre sin recibir respuesta, la Termomix hizo su característico ruido que hace cuando finaliza una tarea. Miré a la máquina esa impresionado porque estaba apagada cuando llegué y se había encendido sola. Pensé que alguna sobrecarga en su enchufe habría hecho que se encendiese sola; entonces la apagué y la desenchufé.

Subí arriba a buscar a mi padre, pero no lo encontré. Estaba solo en casa y pensé que se habría ido mi padre a trabajar. Bajé de nuevo y no estaba la Thermomix en donde la dejé cuando la desenchufé; no estaba en la cocina, de hecho. Empezaron a sonar sus ruidos característicos por toda la casa; yo, flipando, cogí una llave inglesa y me puse a buscarla, pero no hubo éxito.

Ese cacharro de plástico era como un ninja, iba de un lado a otro haciendo sus ruidos sin ser vista. Me escondí en el baño asustado por lo que estaba pasando, pero, de repente, algo dio un golpe fuerte contra la puerta del baño, a la cual había puesto yo el pestillo. La rompió de un golpe y vi a aquella máquina frente a mí. Había sacado tentáculos de sus patas para poder moverse y no sé cómo tenía corriente eléctrica estando desenchufada. Tenía un retrato de una cara enfadada en la pantalla y, entonces, me miró y me dijo: “Ahora me toca a mí”. Estaba la máquina cansada de hacer papillas y caldos.

Salí corriendo y el aparató quitó el seguro de la tapa y la dejó caer al suelo. Saltó y de una metió mi cabeza dentro de su cuenco y activó la cuchilla al máximo de potencia. Me mató. Estoy contando esto desde el cielo.


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EL ASPIRADOR
Lía Morales (4º E de ESO)


Ayer, martes 13, me desperté muy contenta, ya que era sábado y tenía todo el día por delante, fui a la cocina a desayunar leche con cereales como todas las mañanas; después, fui al salón a ver una de mis películas favoritas, pero, de pronto, recordé que mi madre me dijo que tenía que pasar el aspirador por toda la casa, ya que hacía mucho tiempo que no le dábamos el uso necesario.

Estaba yo tranquila viendo aquella serie cuando oí un ruido, un ruido como si… ¡el aspirador se hubiese encendido! Fui a la cocina y allí vi que el aspirador había cobrado vida, dando vueltas por la cocina, aspirando todo el polvo de ella. También le vi unos pequeños ojos en la parte superior, pero cuando creía que eso ya era fruto de mi imaginación, se paró frente a mí y me empezó a hablar diciéndome: “¿Por qué ya no me usas? ¿Es que no aspiro lo suficientemente bien? ¿Soy muy feo?”. Yo le contesté que todo estaba bien, que en ese momento iba a usarlo por toda la casa; que era muy feliz. Él me dijo que como no le usase iba a despertarme por las noches y aspirar todos mis objetos más valiosos, cuando… de pronto… ¡me desperté! Fue todo un sueño, así que decidí levantarme y limpiar toda la casa. Yo pienso que fue mi madre, que me envió ese sueño para que no la desobedeciese más.


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