APORTAMOS ALGUNOS TEXTOS MÁS EN RELACIÓN CON EL "ANIMISMO":
EL
HOMBRE MOCO
Pablo Lucas
del Valle (2º G de ESO)
El otro día en mi casa me saqué un moco y lo
pegué debajo de la cama, un lugar oscuro y siniestro, y después me fui a dar
una vuelta con mis amigos. Cuando volví a casa me asomé debajo de la cama a
coger el cargador del móvil y allí estaba el moco. Era verde brillante; había
crecido y tenía como un latido, parecía que estaba vivo, pero ya era tarde y me
fui a dormir. Al día siguiente me fui a la escuela y aburrido en clase pensé
que por qué me había salido tal moco y di con la conclusión: que podría haber
sido aquel pollo radiactivo que comí en un wok. Al volver a casa me lo encontré
sentado en el sofá comiendo algo y estaba la casa destrozada, todo tirado por
el suelo, las camas deshechas y todo el suelo como lleno de un líquido como
verde y asqueroso. Yo tenía que acabar con aquel monstruo. Llamé a una empresa
de fumigación y no pudieron hacer nada contra él. Lo metí en una especie de
caja de Pandora indestructible para intentar acabar con él; fui a un volcán, el
de las islas Waikiki concretamente, y lo tiré a la lava. Cayó como una gota de
agua en un vaso. Me fui a mi casa corriendo, muy asustado y no pude dormir casi
esa noche pensando en qué le habría podido pasar.
A la mañana siguiente, que era sábado, no había
instituto y decidí mirar las noticias, donde decían: “¡Hay un monstruo en la
isla Waikiki! Y no dudé en ir. Había millones de helicópteros, guardias y de
todo. Parecía el fin del mundo. Se levantó con el puño y… (continuará)
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ANIMISMO
Marta Soler
(4º E de ESO)
Estaba yo tumbada en mi cama con el móvil…
debiera estar estudiando, pero… me da demasiada pereza ponerme.
En ese momento me encontraba mirando Instagram
cuando, de repente, el móvil empezó a vibrar de una forma cuanto menos extraña.
Cuando me quise dar cuenta mi móvil salía volando de mis manos y se puso de pie
sobre mi cama:
-¡Ya basta, deja de estar todo el rato conmigo,
suéltame un rato!
-¿Qué es esto, cómo es posible?
-¡Que cómo es posible? ¡Cómo es posible que
estés todo el día conmigo, ¿no tienes amigos?
-¡Pues claro que tengo amigos, estoy todo el
día hablando con ellos!
-No, si me he dado cuenta. A ver si te enteras
de que también puedes hablar con ellos mirándolos a la cara y no a mí.
-Yo hago lo que me da la gana. Te compré con mi
dinero y me perteneces.
-Bueno, con tu dinero… más bien con el de tus
padres. Y también te digo: les tienes fundidos para pagar mi saldo. Ojalá lo
dejen de pagar y verás lo que es bueno…
-Eh… yo… ¡Lo siento!
-Sí… yo también siento esto.
Y, sin dudarlo un segundo, el móvil empezó a
reiniciarse de forma definitiva. Intenté solucionarlo, pero fue demasiado
tarde.
-¡Libre al fin!... de momento (murmuró el
móvil).
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LA
THERMOMIX DE WORWERK
Jorge
Gimeno (4º E de ESO)
Estaba una tarde viendo el móvil en el sofá;
entonces mi padre me llamó para que sacase la basura. Yo fui y tiré la basura
en el contenedor que había al lado de mi casa; me dispuse a volver, pero hacía mucho
calor y tardé diez minutos en andar los cinco metros que había de mi casa a la
basura.
Llegué a mi casa y al entrar llamé a mi padre
para avisarle de que ya había sacado la basura, pero nadie me respondió. Recalco
que hace poco habían comprado en mi casa la nueva Thermomix TH6 de Vorwerk, que
tenía control de cuchillas automático, conexión a internet, además de alcanzar
una temperatura de doscientos grados. Un utensilio perfecto para una cocina
limpia y segura… o no.
Justo después de llamar a mi padre sin recibir
respuesta, la Termomix hizo su característico ruido que hace cuando finaliza
una tarea. Miré a la máquina esa impresionado porque estaba apagada cuando
llegué y se había encendido sola. Pensé que alguna sobrecarga en su enchufe
habría hecho que se encendiese sola; entonces la apagué y la desenchufé.
Subí arriba a buscar a mi padre, pero no lo
encontré. Estaba solo en casa y pensé que se habría ido mi padre a trabajar. Bajé
de nuevo y no estaba la Thermomix en donde la dejé cuando la desenchufé; no
estaba en la cocina, de hecho. Empezaron a sonar sus ruidos característicos por
toda la casa; yo, flipando, cogí una llave inglesa y me puse a buscarla, pero
no hubo éxito.
Ese cacharro de plástico era como un ninja, iba
de un lado a otro haciendo sus ruidos sin ser vista. Me escondí en el baño
asustado por lo que estaba pasando, pero, de repente, algo dio un golpe fuerte
contra la puerta del baño, a la cual había puesto yo el pestillo. La rompió de
un golpe y vi a aquella máquina frente a mí. Había sacado tentáculos de sus patas
para poder moverse y no sé cómo tenía corriente eléctrica estando desenchufada.
Tenía un retrato de una cara enfadada en la pantalla y, entonces, me miró y me
dijo: “Ahora me toca a mí”. Estaba la máquina cansada de hacer papillas y
caldos.
Salí corriendo y el aparató quitó el seguro de
la tapa y la dejó caer al suelo. Saltó y de una metió mi cabeza dentro de su
cuenco y activó la cuchilla al máximo de potencia. Me mató. Estoy contando esto
desde el cielo.
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EL
ASPIRADOR
Lía Morales
(4º E de ESO)
Ayer, martes 13, me desperté muy contenta, ya
que era sábado y tenía todo el día por delante, fui a la cocina a desayunar
leche con cereales como todas las mañanas; después, fui al salón a ver una de
mis películas favoritas, pero, de pronto, recordé que mi madre me dijo que
tenía que pasar el aspirador por toda la casa, ya que hacía mucho tiempo que no
le dábamos el uso necesario.
Estaba yo tranquila viendo aquella serie cuando
oí un ruido, un ruido como si… ¡el aspirador se hubiese encendido! Fui a la
cocina y allí vi que el aspirador había cobrado vida, dando vueltas por la
cocina, aspirando todo el polvo de ella. También le vi unos pequeños ojos en la
parte superior, pero cuando creía que eso ya era fruto de mi imaginación, se
paró frente a mí y me empezó a hablar diciéndome: “¿Por qué ya no me usas? ¿Es
que no aspiro lo suficientemente bien? ¿Soy muy feo?”. Yo le contesté que todo
estaba bien, que en ese momento iba a usarlo por toda la casa; que era muy
feliz. Él me dijo que como no le usase iba a despertarme por las noches y
aspirar todos mis objetos más valiosos, cuando… de pronto… ¡me desperté! Fue
todo un sueño, así que decidí levantarme y limpiar toda la casa. Yo pienso que
fue mi madre, que me envió ese sueño para que no la desobedeciese más.
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