FASCINANTE INSTANTÁNEA DE LA PROFESORA MERCEDES CADALSO MONTOLIÚ EN PLENA SESIÓN DEL CLUB DE LECTURA, RODEADA DE ALUMNOS Y ABRIGADA POR LA LIBRESCA FASCINACIÓN. |
Folklores de alto riesgo
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EL AMOR DE UNA MUJER
PAULA ARROYO LARA (3° B DE ESO)
Un día como otro cualquiera, hace
treinta años, una señorita llamada Rochemery estaba en palacio. Uno de sus
sirvientes, llamado Rufino, entró en palacio con una carta en mano. Se la
entregó a Rochemery y leyó:
¡Oh,
querida Rochemery, si estás leyendo esto, es que mi carta ha pasado por alta
mar, solo para poder llegar a tus manos! Quiero, deseo y ruego que algún día
nos podamos ver, si vos queréis.
Le
saluda cordialmente,
Eustaquio
A
Rochemery le llamó mucho la atención que una persona le escribiera una carta
como esa, ya que tenía un esposo, llamado Rodolfo. Pero aun así ella quería
saber quién era el que se escondía tras la misiva. Rochemery le devolvió la
carta con un mensaje de respuesta, citándolo en el campo de palacio el 11 de
noviembre a medianoche.
Y
Eustaquio recibió la carta.
Estaba
nervioso por ver a Rochemery, ya que llevaba más de un año deseando ese momento
para demostrarle todo su amor. Llegó el día tan esperado para los dos, pero
ninguno se esperaba que el esposo de ella se presentara.
Al
llegar allí, Eustaquio vio a Rochemery con Rodolfo. Eustaquio quería que
Rochemery se acabara enamorando de él. Rodolfo, sabiendo que ella le iba a querer
a pesar de todo, decidió pelearse con Eustasio por el amor de Rochemery. Los
dos pelearon con todas sus fuerzas, pero Rodolfo hizo algo que no le gustó nada
a Rochemery. Hizo que Eustaquio perdiera el equilibro y cayera de mala manera.
Rochemery se quedó con Eustaquio, y Rodolfo, al no poder aguantar su dolor,
decidió suicidarse antes de ver a su esposa con otra persona.
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MILLÁN EL JUGLAR
CANDELA RIAZA GUTIÉRREZ (3º B DE ESO)
Esta es la historia de Millán, el
juglar que iba de pueblo en pueblo cantando sus romances, y así se ganaba el
pan de cada día, pero Millán no era feliz, porque no era suficiente para él.
Quería crear sus propios romances.
Hasta
que un día se hartó y decidió que iba a cantar sus obras. Y así como lo pensó,
lo hizo. Un día se presentó en la plaza de un pueblecito en el que iba a cantar
su romance, y de ese modo, casi sin pensarlo, empezó.
Al
principio estaba muy nervioso. ¿Les gustará?, se preguntaba inquieto. Y de
repente la plaza se fue llenando hasta que se encontró rodeado por un público
que le escuchaba encantado.
—¡Lo
conseguí! Ahora podré cantar mis propias obras.
En
ese momento, pasó por allí un clérigo que se unió al coro de espectadores.
Cuando terminó el romance, se acercó a Millán y le preguntó:
—Juglar,
¿cuál es vuestro nombre?
—Millán
—contestó él un poco avergonzado.
—Amigo
Millán, no conocía el romance que habéis cantado, ¿de qué tierras lejanas
venís?
—Soy
viajero, señor, pero el romance no lo escucharéis en ningún otro lugar. Lo he
creado yo.
—En
ese caso, permitidme que lo escriba. Una obra tan buena no puede perderse.
Y
así empezó una gran amistad entre el juglar y el clérigo, y Millán fue para
siempre feliz.
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HISTORIA DE DOS REINOS
LORENA FORIGUA TORIBIO (3º B DE ESO)
Hace mucho, mucho tiempo, en un
lugar desconocido, se hallaban dos reinos vecinos, Cayate y Barcobia, que por
razones desconocidas estaban enemistadas hacía ya cinco años…
Yo
soy Nora, hija del rey de Cayate, voy a cumplir dieciocho años y mi padre espera
que gobierne algún día. A mí no me gusta la idea, siempre he querido luchar y
defender al reino, pero mi padre no está de acuerdo porque podría sufrir algún
daño o, incluso peor, morir, así que me entreno en secreto con mi mejor amigo,
Grey. Entrenamos en secreto porque, aparte de que mi padre no me deja luchar,
tampoco puedo verle, ya que es hijo del rey de Barcobia. Somos amigos desde
pequeños, por eso, nos enfadamos con nuestros padres al saber que no podríamos
volver a cruzar al otro reino.
Estoy
preocupada y nerviosa por mi coronación. Ahora mismo tengo que hacer cientos de
cosas y no sé si podré soportarlo. Todavía no sé cómo decirle a mi padre que no
quiero ser reina…Bueno, pensándolo mejor, si soy reina podría hacer lo que
quisiera, ¡y podría reconciliar a los dos reinos! Sí, definitivamente eso haré.
Tengo muy poco tiempo libre y lo uso para verme con Grey, de hecho me dirijo
hacia el bosque para verle.
Silencio.
No se escucha nada. Me doy media vuelta y…
—Hola,
Nora, ¿qué tal estás con todo eso de los preparativos de tu coronación? Sabes
que espero que me invites, ¿no? —me saludó guiñándome un ojo.
—¡Grey,
me has asustado! —le dije abrazándole—. Ojalá pudieras venir —le contesté algo
triste.
—Por
eso estoy aquí, tengo un regalo para ti, futura reina de Cayate —dijo con tono
burlón, y lanzó una de sus encantadoras sonrisas.
—No
tenías por qué, muchas… —no pude terminar la frase.
Ahora
me encontraba en el castillo, encerrada. Mi padre y el de Grey sospechaban que
nos veíamos, pero no lo confirmaron hasta hoy, al menos no se ha enterado de
que entreno con la espada. Me gustaría saber cómo le ha ido a Grey y si…
Espera, se escucha algo fuera, es… la voz de mi padre... ¡y está declarando la
guerra a Barcobia! Tengo que hacer algo, pero ¿el qué? No sé por qué son
enemigos y tendré que averiguarlo para poder parar todo esto.
Me
enteré de que lucharían esta misma tarde y los propios reyes estarían al
liderazgo de sus tropas, así que ideé un plan.
Cuerpos
moribundos. Sangre. Un paisaje terrible. Estaba intentando llegar al centro,
donde sucedía la batalla para que ambos reyes pudiesen escuchar lo que iba a
decir. Estaba a punto de salir de las sombras e interrumpir en la batalla
cuando un brazo me detuvo. Era Grey.
Él
sabía por qué estaba allí, quería impedírmelo porque quería protegerme, y lo
entendía, pero Grey no podría detenerme. Irrumpí en la batalla. Escuché mi
nombre, era mi padre y me decía que me fuese, estaba a punto de responder
cuando, de repente, sentí frío.
Notaba cómo la vida se me iba, miré hacia abajo y me horroricé al encontrar una flecha clavada en mi costado. Cerré los ojos. Al volverlos abrir encontré el rostro de Grey y sabía que no me quedaría más tiempo de vida, así que le confesé lo que sentía por él. Lloró, me abrazó, me dijo que él también me quería y me besó, nunca pensé que podría sentir dolor y felicidad al mismo tiempo.
Notaba cómo la vida se me iba, miré hacia abajo y me horroricé al encontrar una flecha clavada en mi costado. Cerré los ojos. Al volverlos abrir encontré el rostro de Grey y sabía que no me quedaría más tiempo de vida, así que le confesé lo que sentía por él. Lloró, me abrazó, me dijo que él también me quería y me besó, nunca pensé que podría sentir dolor y felicidad al mismo tiempo.
La
guerra seguía, me explicó Grey, mi padre enfureció al ver que uno de los
soldados enemigos me había disparado.
—Yo
no quería esto, solo quería que nuestros reinos se reconciliasen y solo he
conseguido que empeore —le dije a Grey con las pocas fuerzas que me quedaban.
—Te
equivocas —me contestó—. Nuestros padres son los culpables de todo y juntos, tú
y yo, Nora, conseguiremos la paz entre nuestros reinos. Te lo prometo.
—Gracias,
Grey, por todo. Sé que serás un rey increíble algún día, y aunque no esté allí
para verlo y sentirlo contigo en persona, mi alma y espíritu siempre estarán
contigo —y le sonreí.
—Nora,
no digas eso —me dijo a punto de volver a echarse a llorar—. Sabes que te
quiero, ¿no? —Me abrazó.
Es
lo último que pude escuchar, mi último recuerdo.
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LA BRUJA
KARIMA KARTOUCH EL GUEDDARY (4º B DE ESO)
—¿Estás seguro de que es por
aquí, Nate? —preguntó ella por tercera vez en los últimos cinco minutos fijando
su mirada en su novio a pocos pasos por delante.
—Sí,
Liz. Estoy seguro de que es por aquí. —Pero no lo estaba. Parecía que ya habían
pasado por aquí por lo menos cinco veces. ¿Cómo iba a saberlo? Lo único que
había a su alrededor eran árboles y más árboles.
Era
su segundo aniversario como pareja y ambos decidieron celebrarlo con una
excursión guiada en el bosque, pero accidentalmente se distrajeron y acabaron
separándose del grupo. Llevaban horas caminando y aún seguían perdidos.
Ambos
pararon de caminar cuando vieron una pequeña cabaña de madera a pocos metros.
No tenía un aspecto acogedor y parecía abandonada, pero por alguna razón la
pareja se sintió atraída e inconscientemente caminaron hasta llegar a la puerta
que se encontraba abierta. La pareja vaciló antes de dar un par de pasos dentro
de la cabaña. Pararon en seco cuando vieron a la anciana observándolos desde el
pasillo. Su cuerpo era desproporcionado, con una figura exageradamente
esquelética y tan alta que su columna vertebral se curvaba hacia los laterales
de forma enfermiza. Tenía muy poca cantidad de pelo y era negro como la noche,
su cara estaba deformada, sus pequeños ojos tan metidos hacia dentro que
parecía no tener, nariz puntiaguda y alargada anormalmente, su piel arrugada y
tan descolorida, que parecía muerta.
Bruja.
Fue la primera palabra que pasó por su mente, pero era imposible. Las brujas,
al igual que la magia, no existían. Eran simples historias, ¿verdad?
Ambos
notaron el sudor frío corriendo por su espalda cuando el ser alargó sus finos y
largos labios hasta mostrar sus amarillentos dientes tan puntiagudos como los
de un tiburón en lo que parecía ser una sonrisa que perturbó a los jóvenes. De
repente, la bruja empezó a reír descontroladamente. El agudo sonido pareció
sacar a la pareja del trance en el que se encontraban y rápidamente corrieron
hacia la salida, pero, desafortunadamente, solo uno de ellos llegó.
—Liz!
—gritó Nate aporreando la puerta cuando esta se cerró antes de conseguir salir.
La
aterrorizadora risa de la bruja aumentaba en volumen por segundos.
El
chico se giró y, antes de poder procesar nada, sintió un insoportable dolor en
el cuello, donde la bruja hundió sus afilados dientes.
—¡Nate!
—gritó Liz en respuesta con lágrimas en los ojos cuando del otro lado de la
puerta escuchó los gritos de agonía del chico que amaba, mientras trataba
desesperadamente de abrir la puerta.
Segundos
después, los gritos cesaron de forma repentina antes de que una gran cantidad
de líquido escarlata se filtrase por debajo de la puerta. Liz sollozó cuando se
dio cuenta de que ya no podía hacer nada y que había perdido al amor de su
vida.
En
segundos, Liz se giró, corrió lo más rápido que pudo sin siquiera girarse a ver
si la bruja la seguía. No sabía por cuánto tiempo corrió cuando escuchó su
nombre a pocos metros de distancia. A pesar de haberla conocido ese día, Liz
enseguida la reconoció: era la guía de su excursión.
—¡Estoy
aquí! —exclamó en respuesta justo antes de que apareciera en su campo de visión.
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EL ABRAZO A LA INSPIRACIÓN
ZHENYA CORONA NESTER (4º B
DE ESO)
¡Cómo le fascinaba el amplio y
bello mundo de las letras! Ser escritor era su pasión y su sueño. Su forma de
ver el mundo. “¿Qué es ser poeta?”, se preguntaba en muchas ocasiones. Y, con
esta simple pregunta, podía pasarse días enteros reflexionando.
—¿Qué
es ser poeta? Es una forma de vivir. Es una forma de apreciar la belleza…
Poco
tenía de cuerdo nuestro protagonista. Sin embargo, él era el más prodigioso
matemático y el más apasionado músico. Era filósofo y era arquitecto. Y estaba
ciegamente enamorado.
Pero
¡qué frustrante era estar frente al papel en blanco! Semanas enteras podían
transcurrir sin que añadiera un triste párrafo a su triste novela. Ni una
triste frase, ni un triste verso. Meses encerrado en su lóbrega y fría
habitación, desesperanzadoras noches bajo la luz de una vela. Todo era inútil.
¡Qué amarga impotencia! ¡Cuánto le gustaría tener algo sobre lo que escribir!
Hasta
que un día, al fin, vino.
Él
la imaginaba como una alegre, hermosísima y delicada dama, de voz melodiosa y
cabello sedoso; ojos brillantes y llenos de emoción. El escritor se alegró
profundamente de volver a verla.
—Has
venido. ¡Por fin has venido!
La
chica no hablaba, pero eso no parecía importarle al poeta. La invitó a entrar y
a tomar asiento.
—¿Recuerdas
todas esas maravillas que hicimos al unísono? —dijo, mientras se paseaba cerca
de las estanterías y contemplaba todos los libros que estaban allí expuestos—.
Esta es mi mejor obra. La escribimos juntos. ¿Te acuerdas? Te sentabas junto a
mí y me susurrabas al oído. ¿Recuerdas aquellas historias e ideas?
Cuando
hablaba, acariciaba las páginas de ese libro que tanto significaba para él.
Sonreía
cuando evocaba aquella época tan feliz.
—¡Esa
sensación de libertad era fantástica! Podíamos hacer cualquier cosa, nosotros
dos solos. ¡Todo era muy fácil!
Llegó a la última página del
libro, y vio la fecha en la que se publicó. Lentamente, la sonrisa desapareció
de su rostro. Sin levantar la vista y con un nuevo tono áspero en la voz,
continuó hablando:
—Pero te fuiste. Me abandonaste…
¡Te fuiste!
Cerró el libro de golpe y lo dejó
violentamente sobre la mesa. Su respiración comenzó a acelerarse mientras la
rabia se apoderaba de él.
—No tienes idea de la agonía que
he sufrido en tu ausencia. ¿Por qué eres así? Tan fugaz, tan efímera, tan
impredecible e indomable. ¿¡Por qué me abandonaste!?
Sus ojos estaban saturados de
locura, le temblaban las manos, su voz se quebraba y un sudor frío cubría su
rostro.
La chica se levantó de su asiento
y miró a los encolerizados ojos oscuros del poeta.
Estaba
irreconocible.
Él, al final, acabó sucumbiendo
ante su vehemencia y, ya totalmente fuera de sí, se abalanzó contra la joven
mujer. Intentó abrazarla, tocarla o sentirla, por lo menos. Pero la muchacha
desapareció sin más antes de que él apenas alcanzase a rozarla, dejando que el
poeta se hundiera en la más devastadora soledad.
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RELATO ROMÁNTICO
LARA CHAYA DE LOS RÍOS (4º D DE ESO)
La madre de Catalina se resbaló.
Intenté agarrarla, pero no pude. Vi cómo caía al vacío, al mismo tiempo que oía
el grito ahogado de Catalina, continuado por un sonoro sollozo.
Catalina
salió de la cabaña a por algo de comer como de costumbre. Llevaba sola desde
que, a los cinco añitos, se quedó huérfana. Sobrevivió sola desde entonces en
aquel lugar, en aquella cabaña, perdida en la nada. Después de comer se subió a
lo alto de la cascada. Una fresca brisa le revolvió el pelo, que ya le llegaba
hasta los pies. Después de asegurarse de que no se iba a caer, oteó el
horizonte en busca de algún indicio de vida humana. Lo echaba de menos. A
menudo se sentía horriblemente sola. Vio algo moverse a lo lejos, dio un
pequeño paso al frente para ver más, y entonces ocurrió. Un pequeño resbalón y
acabaría como su madre. Trastabilló, y pisó una piedra que se cayó rodando, con
ella detrás. En mitad de la caída, logró agarrarse a un trozo de roca. Se
aferró a esa esperanza con todas sus fuerzas. Al final, consiguió llegar escalando
a una cueva en mitad de la pared rocosa.
En
la cueva había un pequeño charco, donde se lavó las heridas y rasguños de la
caída. Estaba muy cansada, tanto física como emocionalmente, y se quedó
dormida.
Al
cabo de un rato, se despertó con el sonido de un trueno. ¡La cueva estaba llena
de agua!
Tenía
que actuar rápido porque se estaba inundando. Se asomó por fuera y vio
imposible escalar en esas condiciones. Decidió entrar más en la cueva. Era
arriesgado, pero tenía que intentarlo. Cuanto más se internaba en la cueva, más
le cubría el agua. Le llegaba ya por la cintura. En un recodo de la cueva
surgía un camino secundario a la galería principal. Decidió tomarlo. Después de
una curva, ella vio una luz. Avanzó hacia ella y se encontró una piedra iluminada
por un rayo de luz que se colaba por un resquicio del techo. Sin saber por qué,
le dio escalofríos y echó de menos no estar con otras personas. Se sintió más
sola que nunca. De repente, en el agua, vio una pequeña ondulación con forma de
uve invertida, se fijó mejor y era como si hubiera alguien andando, creando dos
pequeñas olas a sus lados. Se miró, y vio que ella estaba desapareciendo. Al
principio sintió miedo, un miedo terrible e irracional, pero poco a poco se fue
sustituyendo por paz, una paz infinita. Al final, dejó de sentir, simplemente
todo se acabó.
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INAUDITOS MACHIEMBRADOS DE FOLKLOR Y DEPORTE DE ALTO RIESGO
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EN TORNO AL AMOR
PAULA ARANGUEZ VACA (3º F DE ESO)
Esta era una chica que no tenía
mucho dinero y que, por tanto, había de afrontar varios trabajos. Ella daba las
mejores charlas y consejos. Yo fui a verla y lo primero que hizo fue una
espléndida llegada. La entrada estaba llena ante su visita, por lo que tuvo
que ponerse un arnés y trepar por el edificio hasta llegar a nuestra planta.
Venía
con un precioso vestido de flamenca. Acababa de salir de su trabajo como
bailarina.
Llegó
la hora. Yo estaba ansiosa por saber de qué iría la charla. Al fin, esta versó sobre el amor. Comenzó diciendo:
—Llevo tiempo intentando definir
esta palabra llamada amor, ¿quién ama de verdad hoy en día?, ¿quién es capaz de
entregarse por completo a una persona en cuerpo y alma?
Cuando
llamamos a una persona “amor”, ¿no será por el pánico a no tener a nadie a
nuestro lado en los malos momentos?
Sinceramente,
no te sé explicar lo que es el amor. Yo lo resumiría en esas pequeñas cosas que
te provocan ese sentimiento de felicidad; aquello que te hace sonreír y te
devuelve la ilusión. Probablemente, cada uno tendrá una idea diferente.
Básicamente, el amor es ese sentimiento de vivo afecto e inclinación hacia una
persona, pero todos sabemos que no es solo eso; por ejemplo: los caballitos de
mar solo tienen una pareja hasta la muerte, ¿acaso no es eso amor?; ¿acaso no
es darlo todo por esa persona? Por aquella que ordene tu caos; que te haga
sentir que has tenido suerte de que te haya elegido a ti; aquella que te haga
sentir que estás a tres metros sobre el cielo. Yo busco a alguien que me haga
perder el norte encontrando el sur. Sé que pido mucho, pero, en verdad, no es
tanto; solo pido que me quieran del mismo modo en que yo quise…
Esta charla me conmocionó tanto
que yo, la reportera de esta revista, tenía que escribirla para su publicación.
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UN DÍA HISTÓRICO
ASTRID CARBAJAL LEÓN (3º F DE ESO)
Estaba aburrida en casa, viendo
la tele con mis hermanos, cuando se escuchó el rumor por la ventana de que
alguien estaba escalando un edificio de Móstoles.
Mis
hermanos y yo salimos a la calle para ver si era cierto lo que decían. Y era
verdad.
Una
mujer estaba escalando el edificio, y vestía de una forma peculiar: iba vestida
de flamenca.
Estaba
sujeta con unos arneses (para mí sería muy incómodo llevar arneses vestida de
esa forma, pero como nadie sabía el porqué de aquella acción, no podían opinar en
voz alta).
En
eso que llegaron los bomberos, la policía local y la Guardia Civil. Le pidieron que
bajara, pero ella se negó.
Todas
las personas estaban asombradas por su valentía, pero seguí sin entender por
qué lo hacía.
Después
de tanto tiempo, llegó a lo alto del edificio y, una vez allí, los integrantes
del cuerpo de Bomberos subieron a por ella.
La
bajaron y la atendieron; ella no estaba tan contenta. Era alta, delgada; tenía
los ojos de color azul, el cabello moreno y la piel de color blanco. Tenía
veintinueve años y no vivía en Móstoles, sino en Alpedrete. Se llamaba Mía
González, y dijo que no hacía aquello por hacerlo, sino por una razón muy
conmovedora...
Hace
unos años, cuando ella era pequeña y vivía con sus padres, fue observadora de
la violencia doméstica que sufría su madre por parte de su padre.
Meses
antes de que su madre muriese, su padre abandonó el hogar sin dejar a penas rastro, tan solo una carta que dejaba ensamblado en los corazones de Mía y su madre que no
las volvería a ayudar en la vida.
En
los instantes antes de morir su madre, Mía le prometió que de mayor escalaría
un edificio en nombre de ella para dejar plasmado en la sociedad que las
mujeres podemos hacer lo que los hombres.
Y
así fue como Mía cumplió su promesa.
Al
escuchar su historia, me sentí conmovida e inspirada.
Con
esta historia comencé a creer en mis ideales, y me di cuenta de que todo
aquello era verdad: las mujeres podemos hacer las mismas cosas que los hombres,
solo se requiere de un poco de esfuerzo y concienciación.
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MUCHO RUIDO
ALEJANDRA BARRADAS DOS SANTOS (2º G DE ESO)
EL anterior viernes decidí ir de
viaje exprés a Móstoles. Me alojaría en un piso alquilado por tres o
cuatro días. La casera, al llegar, me advirtió que a los vecinos les encantaba
bailar sevillanas y que estaban un poco locos.
Pero
a mí eso me dio igual, ya que yo solo iba a ir al piso a dormir y ya está, el
resto del día iba a dedicarlo a ver Móstoles.
El
primer día a penas se oía un poco de música sevillana; el segundo, más de lo
mismo; el tercero empecé a escuchar cómo bailaban y cantaban; finalmente, el
cuarto y último día fue muy muy diferente: esta vez se escuchaba todo el doble,
cómo bailaban, cantaban… y escuchaba a la perfección sus conversaciones. No podía
pegar ojo. A la media hora todo se quedó en silencio; ya no se oían ni los
bailes ni las conversaciones… cerré los ojos cinco segundos y ya, me quedé en
un sueño súper profundo del que parecía que no iba a despertar. Hasta que
empecé a escuchar unos gritos de una chica. Salí corriendo al balcón y vi a una
señora vestida de sevillana practicando escalada en la fachada del edificio.
Al
ver aquello, me quedé traumatizada y me fui a mi casa.
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LAS AVENTURAS DE PAQUITA
ENZO SALINAS DA SILVA (2º G DE ESO)
Paquita era una sevillana con una
pasión inimaginable por el flamenco. Un día se apuntó a clases profesionales de
flamenco; como se le daba muy bien, un productor de música flamenca le ofreció
actuar en un concierto, el problema era que el concierto era en la Estaca de
Bares (Galicia), y como Paquita no tenía más de diez euros, hubo de meterse en
un camión de Coca-cola; solo llegó a Badajoz, porque una red de tráfico de
botox interceptó el camión. El conductor fue arrojado a un río, donde, por suerte, fue rescatado por una patera que pasaba de camino hacia Madrid (sin saber que, lamentablemente, no tendrían éxito y los deportarían a África otra vez). Paquita no tuvo más
remedio que bajar y llevarse unas cuantas botellas. Tras dos días de autoestop
llegó a Palencia, donde solo estaba a cien kilómetros. Se subió a otro camión y
llegó de milagro. Todo el mundo quedó alucinado por las maravillosas
habilidades que tenía para el baile. Hizo una gira por España, llenando cada
vez más teatros, pero tuvo la mala suerte de que se incendiara un teatro de
Móstoles. Todos fueron evacuados menos ella, que cogió un arnés y se puso a
hacer barranquismo y salió en las noticias, siendo más famosa y pasando a la
historia.
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LA FLAMENCA ESCALADORA
NAIARA BAREA CASTILLO (2º G DE ESO)
Érase una vez una chica a la que
desde pequeña le gustaba ir vestida de flamenca y llevaba encima del vestido un
arnés. Nunca se cambiaba de ropa, solo se quitaba el vestido para ducharse,
¡hasta dormía con él! Sus padres le decían siempre que al menos se pusiera
otros vestidos parecidos.
Cuando
caminaba por la calle, la gente se le quedaba mirando; a ella le daba igual,
era como un espíritu libre.
Aparte
de ir vestida de flamenca, le gustaba escalar, aunque con el vestido le costaba
un poco, por eso la falda de su vestido podía convertirse en una minifalda,
para que fuese más fácil escalar.
Un
día, caminando por la calle, vio un edificio muy alto y pensó, ¿por qué no
escalarlo? Luego, dándole vueltas a aquello, pensó que era un poco arriesgado,
pero se dijo que en esta vida, para conseguir algo, había que intentarlo todo
por muy arriesgado que fuera. Empezó a prepararse, escaló montañas altas, se
puso en forma y el día catorce de noviembre fue a escalarlo. Empezó y al
principio era difícil porque era casi todo liso, pero luego, con las ventanas y
balcones fue más fácil. La gente se quedó parada en la calle mirándola. Al cabo
de seis horas llegó a la cima. Le dieron un premio. Ella estaba orgullosa, no
del premio, sino de lo que había conseguido.
Y
por eso hay que intentar todo, si lo quieres, lo puedes conseguir. Y desde este
momento la gente aprendió esa frase: “Si quieres lo puedes conseguir”.
Esto
pasó el 14 de noviembre de 2019, en Móstoles (Madrid).
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AMOR EN EL AIRE
ALBA RUEDA CARRO (3º F DE ESO)
Marta era una persona un tanto
peculiar, ya que era sevillana, pero vivía en Móstoles e iba todos los días y a
todas horas con el traje de sevillana, no se lo quitaba ni para dormir.
Todos
los viernes por la tarde Marta se ponía su arnés encima del traje de flamenca y
se ponía a escalar edificios.
Todo
el mundo la miraba como si estuviera loca y le gritaban desde abajo todo tipo
de insultos, pero eso a ella no la frenaba; le gustaba hacerlo y lo hacía.
Un
día, Antena 3 Noticias se enteró del caso de esta chica que cada viernes se
ponía a escalar con traje de flamenca, y no tardaron en coger su camión de
reporteros para ir a entrevistarla. Dio la casualidad de que era viernes y
podían verla en acción. La grabaron y salió en todas las cadenas.
David
era un chico un tanto peculiar, ya que era sevillano y vivía en Majadahonda e
iba todos los días y a todas horas con traje de flamenco. Todos los sábados
cogía su arnés y se ponía a escalar edificios.
Un
viernes por la tarde, David estaba en el sofá de su casa y le dio por encender
la tele; vio a Marta escalando edificios con su traje de flamenca. En ese
momento sufrió un flechazo. Cogió el coche y se dispuso a conocer a esta
maravillosa persona.
David
se colocó el arnés y subió al edificio en el que se encontraba Marta.
David
se presentó allí, en lo alto del edificio. Marta hizo lo mismo.
Después
de bajar del edificio se fueron a tomar un café y… tres años después se casaron
y tuvieron dos preciosos hijos: la niña se vestía de flamenca y con su madre,
los viernes, se ponían a escalar juntas. Y el niño, los sábados, hacía lo mismo
con su padre.
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ESTIMULANTES
IGNACIO GARCÍA PARRAS (3º F DE ESO)
MI nombre es Roberto, también
conocido como “Rob” o “Rober”. Vivo en Fuenlabrada y todos los días voy a
trabajar a Móstoles.
Trabajo
en una clínica veterinaria, un negocio familiar. A la gente, cuando escucha la
palabra “veterinario”, le viene a la cabeza una imagen con perros, gatos, etc.
Pero
yo, además de estudiar Veterinaria, estudié “Hipología” (ciencia que estudia al
caballo), y es en lo que estamos especializados.
Toda
mi familia, excepto mi mujer, que es arquitecta, no dedicamos a eso.
Un
día, saliendo del trabajo, se me ocurrió dar una vuelta por el barrio para
conocerlo mejor. Se me antojaba tranquilo, muy residencial. Mientras avanzaba
en mi paseo, a lo lejos, vi algo extraño, un punto rojo irreconocible para mi
vista, que se movía de un lado a otro desde el edificio.
Me
acerqué extrañado y vi algo insólito: una mujer, vestida como si fuese a
“echarse unas palmas” estaba colgada con un arnés desde la azotea.
Después
de ver aquello, me llegó a la cabeza el recuerdo de que a mi mujer le encanta
el flamenco. A mí me resulta bonito y a la vez siniestro, ya que le gusta
demasiado.
Ver
a aquella persona allí colgada me dio mucho repelús. Pensar que aquello era tan
pernicioso me revolvía las tripas.
Sin
poder resistirlo más, me acerqué para advertirle a aquella mujer el riesgo de
aquella actividad.
Nada
más oírme, se giró asustada y tropezó.
Empezó
a caer rápidamente y, cuando estaba a nada de chocar contra el suelo, abrió un
paracaídas y cayó deslizándose por el cielo.
Cuando
aterrizó a mi lado me di cuenta de que era mi mujer. Le pregunté el porqué del
asunto. Ella me respondió que no sabía cómo había llegado allí, tras haber
estado en la sala de estimulantes en la clínica veterinaria. No supo más.
Seguidamente,
sabiendo de su irresponsabilidad, en silencio, me di la vuelta y me fui.
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UN DÍA DE RESACA
BRUNO ROMERO ALVENDÍN (3º F DE ESO)
ERAN las 5:00 a.m., el
despertador sonó. Rosario se despertó desorientada y con un dolor de cabeza
horrible. Lo primero que pensó fue: “¿Dónde estoy? Esto no es mi ‘pisico’ de
Sevilla”. Confundida, intentó recordar; lo último que recordaba era haber
estado bailando en un bar, acabar la actuación y sentarse a beber con un
apuesto caballero.
Asustada,
miró su cuerpo. Por suerte, su traje de flamenca seguía allí y no parecía haber
nadie en la habitación.
No
le dio tiempo a pensar en nada más porque en ese mismo instante llamaron a la
puerta. Se levantó tambaleante y la abrió. Su manager la miraba desde la
entrada.
—¡Veo que estás vestida!
¡Perfecto! Nos vamos —dijo muy convencido.
Cogió
a la confundida Rosario de la mano y tiró de ella para sacarla de la
habitación.
—¡Espera! ¿Adónde vamos?
—preguntó Rosario con esfuerzo. La cabeza le daba vueltas.
—Te lo explico en el coche
—respondió él a la par que echaba a andar.
Caminaron
a toda velocidad por un laberinto de escaleras y pasillos antes de salir a la
calle. Un coche los esperaba delante de la puerta. El manager la empujó adentro;
después se introdujo él. El coche arrancó y, mientras avanzaba por aquella
ciudad que, definitivamente, no era Sevilla, el manager procedió a explicarle
la situación:
—¿Hasta dónde recuerdas lo que
ocurrió ayer? —preguntó.
Haciendo
un tremendo esfuerzo, Rosario respondió:
—Recuerdo bailar… tomar un par de
copas…
—¿Nada más? A partir de ahí
empezaste a insultar a tu antiguo novio mostoleño y gritaste que ningún
mostoleño sabía hacer nada. Ofendido, el chico, que se ve que era de aquí, te
retó a competir con él en la escalada de un edificio. Tú aceptaste y… aquí
estamos —dijo soltando un suspiro.
Cuando
llegaron al lugar acordado, le pusieron a Rosario un arnés rojo reluciente y la
engancharon al edificio mediante una cuerda. El hombre estaba a su lado y un
árbitro dio la salida. Llevaban un buen trecho subiendo cuando Rosario perdió
su apoyo y cayó.
Rosario
despertó de un salto. Estaba en una cama desconocida; al lado había un hombre
desnudo, confundida… intentó recordar…
***************
¡QUÉ MALO ES EL ALCOHOL!
ESPERANZA LARA HERRERA (3º F DE ESO)
—EN la Feria de Sevilla, yo me
visto de flamenca. Aquel Viernes Santo salí, vestida, maquillada y peinada;
bailé todo el día. Por la noche, unos amigos y yo nos fuimos de bares.
Me
puse un poco mal y, así, de repente, estaba con un arnés y enfrente del
edificio más alto de Móstoles. ¿Móstoles?, ¡pero si hace nada estaba en
Sevilla! ¿Qué coño hago en Móstoles? —le grité a Manuela—. Ella me dijo que
había escalado aquel edificio borracha y que había venido a por mí porque me
había caído del primer piso.
Estaba
sana y salva, pero… ¡qué malo es el alcohol!
***************
LA FLAMENCA ESCALA-PAREDES
ADRIÁN GONZÁLEZ ÁLVAREZ (3º F DE ESO)
ERA una mañana fría y empezaba a
amanecer cuando el sol hizo su aparición por el horizonte y las calles de la
ciudad de Móstoles empezaban a abarrotarse de gente, la cual iba a trabajar, a
hacer compras o recados y de niños que se dirigían al colegio.
Estaba
durmiendo tranquilamente en mi cama y, de repente, sonó mi despertador y vi que
era mi hora de ir a trabajar. Me levanté, me duché, desayuné y me preparé.
Yo
trabajaba de cámara en la prensa y siempre grababa todas las noticias
importantes para la cadena en la que trabajaba.
Salí
de casa rápidamente porque no quería llegar tarde y en el portal vi cómo una
señorita, vestida de flamenca, se ponía un arnés. Como no quería llegar tarde,
ignoré la situación y fui a por el coche para ir a trabajar. A los veinte
minutos de llegar a las oficinas me hicieron una llamada urgente avisándome de
que tenía que ir a grabar una noticia de última hora, y cuando me dieron la
dirección para que fuera a grabar, vi que era mi casa.
Fui
corriendo con el coche y al llegar vi que estaba la calle llena de gente
rodeando mi edificio. Cuando me acerqué no me creí lo que estaba viendo: la
chica a la que había visto vestida de flamenca estaba escalando el edificio con
un arnés. Yo y los cámaras de otras cadenas nos pusimos a grabar lo que estaba
sucediendo.
Veinte
minutos después llegaron los bomberos y la bajaron rápidamente. Todos los de la
prensa fuimos a entrevistarla y contó que lo que quería era llegar a la azotea
y bailar flamenco para enseñarle al mundo su talento.
Esta
noticia se difundió por todo el país durante tres días y la señorita se hizo
famosa por toda la nación y, además, se convirtió en una persona de la que se
habló mucho durante años en la ciudad de Móstoles.
***************
ME DESPERTÉ…
JIMENA FUENTES MOREIRA (2º G DE ESO)
Me desperté en una cálida mañana
de sábado con un horrible ruido. Alguien gritando y pegando patadas se
escuchaba en las afueras de mi edificio. Salí a ver qué pasaba y nunca pensé
que contemplaría tal cosa: una flamenca estaba escalando mi edificio. No sabía
qué hacer, qué decir. Es complicado pensar cuando alguien viste de tal forma y
escala un edificio. Finalmente, decidí hablar:
OPCIÓN-A
—Buenos días. ¿Qué hace usted tan
temprano escalando?
—Hola, espero no molestar. Estoy escalando
el Everest.
—¿El Everest?
—Sí, así es.
OPCIÓN-B
—Bueno, bueno, bueno, ¿qué hace
en mi edificio? Por favor, abandone el lugar.
—Oiga, solo estoy escalando mi
montaña, así que no me mande.
—Ay, ¡madre mía…!
En
ese momento de di cuenta de que estaba borracha.
Ahora
sí que no sabía qué hacer. Una flamenca trepaba por mi edificio y encima iba
borracha como una cuba. ¿Qué puedo hacer? ¿Qué puedo hacer? ¡Ah, ya sé!:
OPCIÓN-A: Llamar a la Policía:
—¿Policía?
—¿Sí?
—Por favor, acudan a mi casa. Una
borracha está en mi edificio.
—A ver, explíquenos, señora, no
puedo entender ni una palabra…
OPCIÓN-B: Llamar a un amigo:
—¿Hola?
—Hola. ¡Ayúdame!
—¿A qué?
—¡Una flamenca borracha está
trepando mi efidicio!
—Ya voy.
—Gracias.
Estaba
muy confusa, ¿habría sido un sueño? No parecía serlo. Mi amiga llegó y en
cuanto vio a la flamenca se desmayó. Después de dos largos minutos se despertó.
Dijo que debíamos llamar a la policía. Yo le dije que no haría falta tanto,
pero que algo debíamos hacer.
Decidí
ir a llamar a un vecino y, en ese momento, oí un ruido. Fui a ver a la flamenca…
¡su arnés!
FIN-1
Le expliqué a la Policía todo lo
ocurrido. Arrestaron a la flamenca. No fue a la cárcel. Simplemente se tuvo que
ir a descansar.
FIN-2
Se soltó y murió: se podía ver a
la flamenca hecha trozos en el suelo. Con diez huesos rotos por lo menos, y la
cara totalmente ensangrentada. Llamamos a una ambulancia pero no sobrevivió.
FIN-3
Casi se suelta y se cae: el arnés
hizo un ruido inexplicable. La flamenca comenzó a gritar. Un vecino la ayudó. Le
dijo que se pusiese en su terraza y la acompañó a casa.
***************
LAS FOLKLÓRICAS LOCAS
MARÍA ISIDRO MORA (2º A DE ESO)
Érase una vez una señora que,
vestida de flamenca y sujeta con unos arneses, practicaba la escalada en una
fachada de ladrillo visto de un edificio en Móstoles. La señora llevaba dos
años en una escuela de flamenco donde iba todos los días dos horas. Ese día se
le olvidó su bolso en su casa, que era un ático, y como el ascensor estaba
roto, se le ocurrió subir con un arnés para no llegar tarde a clase de Flamenco
se le ocurrió ir bailando la coreografía mientras subía. Empezó a taconear y se
le cayeron los zapatos, pero ella seguía taconeando. Se le rompió el vestido,
pero ella seguía bailando. Se le cayó el moño, pero ella seguía moviéndose.
Hasta que llegó al piso de su vecina más odiosa, que salió y le dijo:
—Tú no eres flamenca.
Ella
respóndió:
—Y tú no eres nada, porque no
tienes el arte que tengo yo.
Entonces, salió la gitana por la ventana y subió bailando igual que la otra. Desde entonces las llaman: “LAS FOLKLÓRICAS LOCAS”.
Entonces, salió la gitana por la ventana y subió bailando igual que la otra. Desde entonces las llaman: “LAS FOLKLÓRICAS LOCAS”.
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UNA ESCALADORA AFLAMENCADA Y RECORDGIRL
HUGO VILLARES MARTÍNEZ (3º F DE ESO)
Aquel día decían por la
televisión:
—HOY, dos de noviembre, tenemos a
una de las mejores escaladoras de España; esta es una mujer de unos veintinueve
años se dedica a lograr records para que figuren en el libro Guiness.
Este
mes ha salido más de tres veces en el telediario. Salió que estaba en París, en
la Torre Eiffel. Estuvo subiéndola durante tres horas, pero un guardia de
seguridad mandó bajar a la joven mujer para salvaguardad su integridad física.
Hoy
ha dicho que iría a un edificio de Móstoles a subirlo sin cuerda.
Al llegar allí
se lo pensó dos veces, pero, finalmente, empezó a elevarse sobre el suelo;
cuando estaba a unos diez metros de altura ella tenía a un gran número de seguidores
aclamándola.
Al
momento de alcanzar los últimos ladrillos notó como un breve tembleque sobre su
cuerpo, lo que hizo descender su cuerpo un par de metros, pero al pasar
paralela a una ventana, que estaría a unos quince metros, uno de los
aficionados, que llevaba unos prismáticos, alcanzó a ver que solo llevaba un
arnés; no llevaba ni cuerda ni nada. Rápidamente marcó el 112 y, a los tres
minutos, estaba allí el cuerpo de rescate, que subió hasta el octavo piso,
donde estaba enganchada la joven mujer.
Un
bombero salió por la ventana y vio a la joven descolgada sobre el edificio.
Al
verla se fijó en su vestimenta y quedó asombrado de que con un traje de
flamenca pudiera subir hasta semejantes alturas.
Habló
con ella para intentar que no siguiera. Ella primero lo ignoró y al rato le
dijo:
—Yo voy a subir, no sé tú…
—Pero no haga tonterías, que se
va a caer…
—Yo lo hago porque… ¡Arriba
España!
Ella
siguió subiendo hasta llegar a la cumbre del edificio de Móstoles.
Llegaron
muchas cámaras y apuntaron a la joven flamenca, que daba unos breves pasos de
flamenco.
Aquella
misma tarde salió la noticia y todo el mundo la alabó por ofrecerles aquel
espectáculo en vivo.
***************
FLAMENCA CON POCA GRACIA
ALEJANDRA GARCÍA DÍAZ (3º F DE ESO)
ERAN las nueve de la mañana;
acababa de abrir una tienda de escalada en Móstoles. Una hora después veo a una
flamenca en la calle de enfrente; veo que se acerca y abre la puerta. Me pide
un arnés que sea rojo. Justamente tenía de todos los colores menos ese. De repente
aparece el camión. Traía arneses y enganches. Le vendí a la flamenca un arnés
rojo de 40 €.
Al
día siguiente llegué un poco tarde, a las nueve y diez. Enfrente, en la puerta
del edificio había mucha gente. No pasó nada hasta las once y media. Estaba todo
lleno. De repente la gente empieza a gritar y a aplaudir mientras miraban hacia
arriba. Salí de la tienda y miré para arriba. ¡No me lo podía creer!, estaba la
flamenca del día anterior con el arnés rojo, que pasaba desapercibido en
combinación con su vestido rojo, con mucho volante y lunares negros.
La
flamenca empezó a bajar. En cada balcón daba un mini-concierto; no tenía
gracia; no lo hacía bien, solo era una chica que quería hacer el imbécil.
Cuando llegó abajo volvió a subir. Cuando casi llegaba a la azotea se soltó; se
cayó desde unos diez metros. Nadie se había dado cuenta, pero unos hombres
pusieron una colchoneta para que hiciera su “caída triunfal”. Casi nos deja a
todos sin respiración.
Al
final volví a mi tienda y todo aquello se despejó en diez minutos.
***************
FLAMENCA ESCALADORA
LUCÍA ORTIZ MOLINA (3º F DE ESO)
ERA un lunes a las diez de la
mañana y yo estaba desayunando en mi piso de Móstoles cuando, de repente, se
oyen gritos y todos los vecinos se asoman a las ventanas. Yo salí con el
desayuno en la boca y vi que una señora estaba escalando por la fachada. Lo
curioso era que iba vestida de flamenca y, obviamente, escalaba gracias a un
arnés, y se iba colgando por los balcones. La señora logró subir hasta la
azotea haciendo que se vivieran momentos tensos, ya que estuvo a punto de caer
varias veces. La chica llevaba una peineta en la cabeza sujeta con un casco.
Cuando llegó a la azotea, la policía y los bomberos, que estaban abajo,
dispuestos a subir a la azotea para ayudarla, la identificaron: era una famosa youtuber conocida por hacer retos
extremos.
Previamente,
en sus stories de Instagram lo había
subido. Dijo que iba a ir a escalar un edificio, pero no dijo dónde. Puso que
iba a ir vestida de flamenca en honor a Sevilla (de donde era ella) y por eso
llevaba la cámara: lo iba a subir a Youtube.
Pasaron diez minutos y la chica ya estaba en la
azotea desde hacía tiempo. Se quedó en la esquina, en el bordillo, mejor dicho.
Los policías y bomberos estaban a punto de llegar donde estaba la chica cuando,
de repente, esta se puso a bailar, festejando que había llegado y no se había
caído. Y en ese momento se resbaló y se cayó, precipitándose al vacío. Todos
quedaron asombrados y con miedo. La chica había muerto nada más chocar contra
el suelo.
Todo
el mundo pensaba que solo por tener miles de visualizaciones había acabado con
su vida. La noticia se volvió viral, como otras muchas de personas que hacen
tonterías por ser famosas y tener visitas en sus redes.
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NARRACIONES 2º ESO F
CUENTOS POLÍTICAMENTE CORRECTOS
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LA BRUJA NO TAN MALVADA
CARMEN EGEA DÍAZ (2º F DE ESO)
Érase una vez, una joven llamada
Blancanieves que era muy hermosa, tanto por fuera como por dentro: era sincera,
alegre, inteligente, valiente y muy luchadora. Una bruja que vivía cerca de
ella se puso muy celosa y ordenó a un leñador matarla en el bosque. Pero el
leñador era demasiado bueno y no la mató, sin embargo, le dijo lo que pretendía
la bruja.
Blancanieves
salió corriendo y se encontró una cabaña y entró. Se durmió en una de las siete
pequeñas camas. Siete pequeños hombres entraron y vieron a la joven.
Blancanieves les contó su trágica historia y los enanitos decidieron que se
podría quedar si hacía todas las tareas de la casa. La joven, después de ese
comentario tan machista y sexista, se fue de la casa.
En
su camino se encontró a la malvada bruja. Blancanieves, antes de que ocurriese
algo malo, dijo:
—Antes de que me mates, sólo
quería decirte que cada una es hermosa a su manera y no necesitas un pelo
perfecto, un cuerpo perfecto, una cara perfecta… Para ser hermosa sólo tienes
que ser tú misma.
De repente,
apareció un príncipe y defendió a la joven. Pero ella lo apartó y la bruja
dijo:
—No necesitas a ningún hombre que
la salve, sabe defenderse sola.
El príncipe se
fue y la bruja y Blancanieves se hicieron mejores amigas.
***************
CAPERUCITA ROJA
RALITSA RUMENOVA (2º F DE ESO)
Érase una vez una chica llamada
Caperucita Roja. Ella era muy trabajadora y le encantaba ir de caza, ¡su padre
le enseñó a cazar cuando cumplió los cinco años! Caperucita vivía en una cabaña
muy lejos de la ciudad, pero muy, muy lejos, aislada en las profundidades del
bosque.
Un
día decidieron visitar a la abuela, porque no le vendría mal una visita, ya que
era una persona mayor y necesitaba ayuda en ciertas cosas. Caperucita estaba
muy emocionada por conocer a su abuela por primera vez.
Prepararon
todo el equipaje y se fueron a pie hacia la ciudad donde ella vivía, dejando la
cabaña atrás y marcando de vez en cuando un árbol con pintura amarilla para no
perderse. Anduvieron días, semanas, obviamente parando para comer y dormir.
Estaban muy cansados, pero ya no había vuelta atrás. Cada vez estaban más y más
cerca, hasta que al final llegaron, pero había algo raro en esa ciudad, algo
que no era normal en una ciudad. Sólo se escuchaba el silencio y una brisa
suave de vez en cuando. Caperucita estaba muy ansiosa y estaba todo el rato
haciendo preguntas como: “¿Falta poco? ¿Podemos ver ya a la abuela?”. Pero no
obtuvo respuesta a ninguna de estas preguntas.
Fueron
al edificio donde la abuela vivía y llamaron al timbre, pero nadie contestó. El
padre de Caperucita rompió la puerta y la chica se sorprendió aunque no dijo
nada. Cuando finalmente llegaron a su puerta, lo primero que vieron fue una
foto de la abuela y una fecha: “1956-2043”. Los padres supieron que algo iba
mal. Cuando miraron las otras puertas, en todas ponía las mismas fechas de
muerte. No sabían lo que estaba pasando.
Se
oyeron unos pasos y todos se dieron la vuelta a la vez. Era el lobo. Eran los
lobos, llenos de pintura amarilla por las patas y la boca. Se quedaron en
shock. La madre reaccionó y miró por la ventana, había más lobos con la boca
llena de pintura y en los árboles la pintura ya no estaba. Ahora sí que se
podría decir que ya no había vuelta atrás…
CONTINUARÁ...
***************
CENICIENTA
IRENE CEREZO MACÍAS (2º F DE ESO)
Érase una vez una muchacha que
vivía en una enorme y lujosa casa con su madrastra y las dos hijas de ésta. Esta
muchacha, a la que trataban como criada, se llamaba Cenicienta. Ella debía
satisfacer los deseos y órdenes de su madrastra, si no, sería castigada.
Un
día, llegó una invitación para todas las damas de la casa, en ella, el príncipe
las invitaba a un baile para encontrar a una dama con la que casarse.
Llegó
el día del baile y Cenicienta tuvo que preparar y vestir a las tres damas. Al
salir por la puerta, la madrastra le dijo a Cenicienta: “ni se te ocurra
acercarte al castillo, no eres lo suficiente buena para el príncipe”.
Cenicienta, enfadada, decidió prepararse para ir al baile, se puso un vestido
que resaltaba su figura y belleza. Cuando ya estaba preparada para irse,
apareció una especie de holograma en el que aparecía Cenicienta de pequeña y su
padre. Este le decía que siempre debería hacerse valer por lo que es y no por
lo que todos quieren que seas.
La
joven recapacitó. Se quitó el vestido y lo cambió por un traje que perteneció a
su madre. Se montó en su caballo y se dirigió al palacio. Cuando la vieron,
todos se quedaron impresionados. En ese mismo momento, el príncipe se enamoró
de esa misteriosa dama con ideas muy avanzadas para esa época.
Después
de dos años decidieron casarse y vivieron felices y comieron perdices.
***************
LOS TRES CERDITOS
(VERSIÓN POLÍTICAMENTE INCORRECTA)
VICENTE REIRIZ DEL RINCÓN (2º F DE ESO)
Érase una vez, en algún lugar, en
algún campo, tres hermanos cerditos. Cada uno se puso a construir su propia
casa. El pequeño, no por ser el de menor edad, sino porque había mucha paja en
su zona, construyó su casa con este material. El mediano, que tenía edad
suficiente para trabajar, utilizó la madera que tenía en su taller de
carpintería, para construir su hogar. Y el mayor de los tres hermanos, que
trabajaba como arquitecto, empleó ladrillo que compró.
Así,
los tres hermanos empezaron a construir sus nuevos hogares. El pequeño fue el
primero en terminar su construcción y empezó a molestar a sus hermanos. El
mediano, una vez que terminó, se unió a las maldades de su hermano hasta que el
mayor terminó.
A
lo lejos veían llegar a un amistoso lobo. Se les acercó y dijo: “hola, nuevos
vecinos, veo que acabáis de llegar al barrio, ¿os apetecería venir a mi morada
a tomar algo, en forma de bienvenida?”. Los cerdos, en forma de burla, por no
ser un cerdo empezaron a lanzarle bellotas e insultos. Así, el amable lobo se
fue triste a su casa, sin nuevos amigos y siguiendo su solitaria vida.
***************
RICITOS DE ORO
JORGE CABEZAS LÓPEZ (2º F DE ESO)
Un día, una niña conocida como
Ricito de Oro, apodada así no de forma despectiva, sino de forma afectiva por
la tonalidad y la perfecta ondulación de su pelo, estaba paseando sola por el
bosque, no por la supuesta inconsciencia de sus progenitores hacia ella, sino
todo lo contrario, paseaba sola para fomentar su autoestima, su valía y
confianza y que de este modo aprendiese a ser autosuficiente.
Paseando
y paseando se despistó y se perdió, pero no se despistó porque no tuviera el
conocimiento suficiente para valerse por sí misma, se despistó como
consecuencia de su corta edad que la tenía absorta en el juego.
Encontró
una casita con la puerta abierta, pero no estaba abierta por despiste de sus
propietarios, sino porque sus habitantes eran una familia de osos, los cuales
preferían dejarla abierta. La niña, cansada lógicamente por el recorrido
realizado, entró en la casita, no con intención de hurto ni destrucción, sino
como un simple impulso de protección hacia su propia persona. Dentro de la casa
encontró tres cuencos de sopa, tres sillas y tres camas. Debido al hambre y al
cansancio que sentía, y no por maldad, dado que su corta edad y la educación
recibida no le permitía actuar con ánimo de dañar nada ni a nadie, probó las
tres sopas, las tres sillas y las tres camas y definitivamente se quedó con las
más pequeñas, las cuales eligió únicamente por la comodidad y el placer
personal que le producían y no con intención de dañar los sentimientos de
nadie.
Estando
Ricitos de Oro dormida, aparecieron los tres ositos quienes con gran asombro,
enfado y decepción descubrieron que alguien se había comido la sopa del osito,
había roto la silla y estaba durmiendo en su cama.
Los
ositos sin intención ninguna de hacer daño físico o psicológico a la niña, la
despertaron para saber el motivo de tal intromisión en su intimidad y conocer
el motivo de tal destrozo a sus bienes y su propiedad.
Ricitos
de Oro despertó y chilló, no por miedo a los osos que eran unos animales
amables y amorosos, sino porque fue consciente de destrozo que había causado y
corrió avergonzada, no sin antes gritar una disculpa hacia la familia de osos.
Los animales la buscaron para concederle su perdón e intentar establecer una
bonita amistad.
***************
TENORIADAS
VARIAS:
VISIONES
DEL TENORIO DE TODO TENOR
(Hay muchas versiones del Tenorio, pero no menos de Juani, la
Tenoria…)
***************
CAPERUCITA CHONI
ANA FERNÁNDEZ ESTEBAN (4º E DE ESO)
OS narraré la
historia de Juani Tenoria, más conocida como “Caperucita Choni”.
Un día fue al bosque a visitar a su
abuela la loca, que era alcohólica y rockera.
Por el camino se encontró a un leñador to’ buenorro y decidió lanzarse a
hablarle:
—Bueno, qué
fuerte estás, guapetón, ¿puedo saber tu nombre?
—Y tú qué haces
por aquí tan sola y preciosa. Me llamo Mauro, ¿y tú?
—Voy a casa de
mi abuelita, me llamo Juani Tenoria, pero me llaman Caperucita Choni.
—Mmmm, pues
encantado. Oye, ¿te gustaría si te invito a tomar algo esta noche y así nos
conocemos mejor?
—¡Ay, pues me
encantaría!
—Perfecto, pues
hoy a las doce en la taberna de Peter.
—Vale, allí nos
vemos, ciao.
Por fin, llegó a casa de su abuela.
—Hola, abuelita,
¿qué tal tu día?
—Hola, hija, muy
bien, he estado escuchando música.
—Me alegro,
abuelita. Oye, ¿podrías darme unas cuantas pastis de las tuyas?
—Claro, hija,
toma, pero adminístralas bien.
—Gracias,
abuela, te amo.
—Ja, ja, ja… qué
pelota eres.
Eran las once y media y Juani se
disponía a ir a la taberna.
Entró en la taberna:
—Hola, Mauro.
—Hola, Caperu’
Choni.
Se tomaron tres copas y se enrollaron e
hicieron toda clase de cosas en el baño.
Después de aquella noche, Juani sintió
que se había enamorado de verdad, cosa que nunca le había ocurrido.
***************
JUANI TENORIA
MARTA SOLER HERRERO (4º E DE ESO)
(Se ve a una
chica con pintas de barriobajera entrando en un bar masticando chicle de manera
exagerada. La chica busca con la mirada a la persona a la que había conocido
por Tinder con la decisión de seducir a la que será su nueva presa.
De repente, un chico sentado en la
barra alza su mano para que Juani lo viera. Juani se dirige a él y…)
Juani: Hola, nene.
Carlos: Hola, guapa, encantado de poder
por fin verte en persona.
Juani: Lo mismo digo. Mira voy a ser
clara: yo estoy aquí contigo porque busco un rollo de una noche y ya. No quiero
casarme contigo, ni tener hijos, ni vivir en una casa en la ciudad.
Carlos: Pues creo que no buscamos lo
mimo, mas he de decirte que lo que me dices me ha dejado un vacío en el alma
que no sé si podré llenar, ya que tus ojos son dos estrellas que alumbran mi
corazón y tus labios rojos como el carmesí me hacían ver y pensar que tú eras
la de verdad… Pero respetaré tu decisión y todos los días que mire a la luna te
recordaré.
Juani: Yo… no sé qué decir. No sabía
que fueras tan inteligente… Bueno… quizás pueda darte una oportunidad para que
nos lleguemos a conocer más.
(Tras aquella
noche, Juani y Carlos se fueron conociendo y acabaron juntos. Lo que no sabía
Juani era que aquel poema que Carlos le recitó en el bar lo había sacado de
Google y lo tenía apuntado en la mesa. Pero bueno, la historia de estos
enamorados barriobajeros es cosa de ellos, así que… que sean felices en su
mentira).
***************
JUANI TENORIA
PAULA LAMATA ECHEVARRÍA (4º E DE ESO)
Juani Tenoria llevaba años cual
abeja, de flor en flor. Todo esto comenzó cuando su ex la dejó por otra. Juani
perdió la confianza en el amor. Como otro día cualquiera había quedado con un
chico de “Tinder” para pasar el rato. No leyó mucho su biografía, solo sabía
que se llamaba Álvaro, que se llamaba Álvaro, que tenía veinticinco años y que
estaba buenísimo. Juani le dio una última calada a su cigarro y se metió en el
bar, esperando encontrar a uno de los muchos tíos que tenía por añadir a su
lista. Cuando entró la sonrisa de Álvaro por aquella puerta, dejó a Juani
anonadada hasta que tuvo a bien presentarse y saludarla.
Empezaron
a hablar tenía un interés que nunca había tenido antes con otros respecto a lo
que Álvaro le contaba. Después de haber pasado la noche con él, se sintió
apenada porque aquel “buenorro” se tuvo que ir. Aquella noche no solo se habían
enrollado; él le contó muchas cosas y, sorprendentemente, ella las había
escuchado todas. Sentía algo en el estómago que solo había sentido años atrás:
“AMOR”.
***************
JUANI TENORIA
MARTA DEL POZO PEÑAFIEL (4º E DE ESO)
Era sábado noche y Juani se
disponía a prepararse para salir de fiesta como cada sábado. Se puso su vestido
de leopardo favorito, sus Converse, sus aros grandes y se pintó la raya del
ojo, y los labios de un buen rojo potente. Quedó con sus amigas en el mismo
sitio de siempre y se dirigieron a la discoteca. Entraron en el local y
empezaron a beber y a bailar. Cuando ya llevaban un rato allí, Juani vio a un
chico que le llamaba mucho la atención y le dijo a sus amigas:
—Tías, mirad a ese pibón de la
derecha, el de los ojos azules —todas se giraron y le miraron.
Juani
pensó que tenía que hablar con él y, tras mucho pensarlo, se bebió su copa y se
acercó a él.
—Ey, ¿no tendrás un cigarrito?
—le dijo Juani.
—Claro, bonita, vamos fuera y te
invito a uno —dijo él.
Cuando
estaban fuera empezaron a hablar:
—Oye, todavía no me has dicho tu
nombre —le dijo él a ella.
—Me llamo Juani, ¿y tú?
—Me llamo Sergio, pero me llaman
Sergi.
—Y, bueno, Sergi, ¿tienes churri,
o qué?
—¡Que va, ja, ja, ja… estoy
soltero —dijo Sergi con tono picarón.
Tras
establecer una larga conversación, finalmente Juani y Sergi se enrollaron en la
entrada de la discoteca; él le pidió el número a ella.
Estuvieron
unos días quedando después de aquella noche; la invitó a comer un día y también
la invitó al cine. Juani estaba muy rayada porque no sabía si seguía sintiendo
algo por Jonny, su ex.
Jonny
la invitó a su casa una tarde a fumar, que es lo que hacía él a todas horas.
Ella fue allí y se enrolló con él, pero cuando llegó a su casa se dio cuenta de
que quien de verdad le gustaba era Sergi, no
Jonny.
Siguió
quedando con Sergi y se dio cuenta de que era un tío muy bueno que la cuidaba y
la respetaba, así que empezaron algo serio y duradero.
***************
JUANI TENORIA
JORGE GIMENO LIZARRAGA (4º E DE ESO)
—Joé, el Bosco me ha conquistado
mazo vasto. Yo que solo pensaba en liarme con él y, si eso, algo más… Pero el
Bosco tiene mazo personalidad, tío.
No
es como los demás; este es distinto, es guapo, alto, fuerte y un caballero.
Siempre me trató como una princesa, no como los demás, que solo estaban ahí
para tratarme como un objeto.
Pero
no quiero salir con él porque es un poco opuesto a mí: viste elegante, habla
elegante, se comporta como un caballero… No creo que lo merezca, es demasiado
para mí. Es la elite de los tíos. Yo soy muy baja clase para él.
Pero
a él se le vio enamorado ayer en el bar. La verdad es que me estoy rayando mazo
por él, y no sé qué hacer. Creo que le llamaré para volver a quedar, porque
creo que es el definitivo.
***************
LA JUANI
FERNANDO ALCALÁ SÁNCHEZ (4º E DE ESO)
La Juani se estaba preparando
porque había quedado con un chico al que había conocido en una fiesta de una
amiga. Saliendo de casa llamó por teléfono a su amiga diciéndole que después de
este chico iba a quedar con otro más. Quedó con un chico en un bar cerca de su
casa y pasaron un buen rato. Juani se dio cuenta de que este chico no era como
los otros; era más atento con las chicas, educado, y se vestía muy bien.
Después de la “cita” le pidió su número de teléfono y se fue a su casa. Estuvo
toda la noche hablando con su amiga sobre el chico y sobre que le iba a pedir
salir. Al día siguiente quedó con otro chico, pero no disfrutó tanto como con el
anterior, así que se fue en mitad de la conversación.
Llamó
al chico para ver si podía quedar otra vez con él y quedaron. En el momento,
Juani se declaró, pero el chico ya sabía cómo era ella y lo que le había hecho
a otros chicos, y le dijo que no. Y la Juani tuvo que seguir quedando con
chicos hasta encontrar otro amor.
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JUANI TENORIA
MANUEL ESTEBAN MARTÍNEZ (4º E DE ESO)
Había una vez una chica de dieciséis
años que era muy muy choni: fumaba porros, estaba todos los días fuera, bebía
alcohol, etc. Un día, sus amigas le dijeron de ir a un local nuevo que había
abierto hacía una semana. El local se llamaba “La Poligony”. En esa semana que
llevaba abierta estaba lleno de gente. Cuando entró se fue a la barra a pedirse
un calimocho con sus amigas. En ese momento la Juani fichó un pibe que estaba “tri-bueno”
y se lanzó a por él. Cinco minutos después ya estaban en los baños de “La
Poligony” liándose. El chico se llamaba Kevin, aunque sus amigos le llamaban “Papi
Kevin”. Al día siguiente Juani tenía to’
la resaca, porque no paró de beber la noche anterior. Aquella mañana le llegó
un mensaje de su amiga, la Vane, que le hizo recordar que se había pillado por
el Kevin. Así que la Juani intentó recordar lo que pasó y se dio cuenta de que
era verdad, por lo que se recorrió todo el pueblo con el fin de encontrar a
Kevin y decirle lo que sentía. Cuando lo encontró, lo que le dijo Kevin le
cambió la manera de verlo. Kevin le confesó que era gay.
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JOHNY Y JENNY
JAIME GUZÓN HERNÁNDEZ (4º E DE ESO)
Había una jamba mazo de loca que
se llamaba Jenny que lo partía en la disco y se encontró al Johny, un pavo mazo
de bueno y chaval de diez. Cuando la Jenny vio al pavo se le pusieron los
pezones mazo de tiesos y al Johny se le cayó la pichurra (aparato reproductor
masculino) al suelo. El Johny se estaba poniendo mazo de tieso tomando su
bebida favorita: vodka con “chorigorri” (bebida energética de una conocida
marca).
Al
día siguiente, la Jenny se levantó mazo de activa. Se echó un canuto (marihuana
introducida en un papel) y tiró pal’ barrio del Johny.
Cuando
llegó estaba el Johny con su panda mazo de chunga y la Jenny fue a hablar con
él, pero, de repente, llegó el Turbinas, el ex de la Jenny, y el Johny y su
panda le partieron toda la jeta (rostro).
Dos
días después, vino el Turbinas con su panda para matarse con el Johny. El Johny
le clavó la navaja en el hígado al Turbinas y a dos más. La policía lo llevó a
la comisaría y el Johny le dijo a Jenny: “Pava, te quiero mazo, como alguien te
toque lo mato, que no se te olvide que eres la puta ama… fuuu…. Fuuu…”.
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JUANI TENORIA
LIA MORALES GONZÁLEZ (4º E DE ESO)
Estaba la Juani en la discoteca
Fabrik dándolo todo, cuando le entró un pibito llamado Johny que le pareció muy
guapillo. Él le dijo de ir a dar una vuelta y fumarse un cigarro; ella aceptó.
La Juani le dijo al Johny que si quería ya ir al tema, ya que todos los pibes
con los que había estado era lo único que querían y ella, al ser tratada tan
mal también se había vuelto así. El Johny le dijo que él no iba de ese rollo, y
al ver que ella sí, decidió irse a bailar con sus amigos.
A
Juani le fastidió un montonazo que pasara de ella, ya que nunca lo hacían, pero
ella no se iba a arrastrar; desde su último novio decidió no hacerlo más.
Al
ver que no era como todos los pibitos, decidió invitarlo a un cubata o algo y
él aceptó. Estuvieron muchísimo tiempo hablando y se gustaron muchísimo
mutuamente. Era el primer pibe desde hacía mucho tiempo al que le gustaba
escuchar lo que ella decía, ya que nunca lo hacían, es decir, le pareció un tío
legal.
Se
fueron a casa y como la madre de la Juani estaba mazo cabreada con ella porque
no la había dejado salir pero se había escapado, el Johny le dijo que si se
quería ir a dormir a su casa, y ella, como no, aceptó.
Ella
pensaba que dormirían juntos, pero qué va.
Ahora
llevan mazo de tiempo y ha vuelto a abrirse; espera que no le vuelvan a hacer
daño.
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JUANI TENORIA
ALEJANDRO FIGUEROA GARCÍA (4º E DE ESO)
Juani Tenoria estaba mazo triste
porque llevaba tres días sin ir al Max Center a partirla. La Nere quería ir a
full de ciclos tumbando aguja a ciento ochenta por la carretera, pero nuestra
protagonista necesitaba ir a un garito mazo de moderno. La Juani coaccionó a la
Nere y a la Vane y las invitó a unos buenos canelos para que fueran a partirla
a la disco nueva. Cuando llegaron al bareto, vieron que todos los pavos eran
una full. Allí estaban la Termibus y el Turbinas enrollándose en toda la pista
de baile. Nuestras protagonistas fueron a la barra y pidieron un vodka con
chorigorri. Entonces, la mami Juani conoció al papi Chechu y se lo montaron
mazo romántico en los baños de la disco.
A
la mañana siguiente le comentó a todas las pibas lo sucedido y todas se morían
de envidia. Pero ella decía que lo que pasaba en la Pologony se quedaba en la
Poligony.
Pero
más tarde se volvió a encontrar al pibe y la Juani se quedó mazo pillada por el
Chechu. Ya no pensaba en meterse cacho clenchos, ni en beber Red-bull, ni en
robar en el chino de la esquina. No podía pensar en otra cosa que en el Chechu,
porque era un pibe hecho y derecho. La pava le abrió su corazón y duraron dos
pedazo de semanas. El nuevo record de la Juani.
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JUANI TENORIA
ÁLEX FERNÁNDEZ PÉREZ (4º E DE ESO)
Juani Tenoria es una adolescente
que se pilla siempre por muchos chicos y siempre consigue tener algo con ellos.
Siembre se acaba liando y lo dejan a los dos días después. Este día había
quedado con otro pibe con la intención de liarse con él. Habían quedado en un
parque a las seis y, cuando llegaron, esto fue lo que pasó:
—Hola, guapetón… ¿eres Alex,
verdad?
—Sí, encantado, ¿qué tal?
—Muy bien, voy a ser directa:
¡Quiero morrearte y comerte la boca!
—Bueno, bueno… eso te lo tendrás
que ganar… ja, ja, ja…
Juani
se puso nerviosa y pensó un poco más a fondo, ¿realmente aquello era amor? Se
empezó a enamorar de él a medida que lo miraba; y él la hizo reflexionar sobre
ello. Juani rompió a llorar y Álex le dio un abrazo. Tuvieron una conversación
abrazados y susurrándose.
—Gracias, Álex, por abrirme los
ojos.
—Creo que te estás enamorando de
mí, como yo de ti.
—Eres muy diferente a como te
muestras en Instagram, me gusta más el Álex de verdad, el que me está abrazando.
Se
dejaron de abrazar, se miraron y Álex se lanzó a besarla. Juani, de piedra, lo
morreó. Se liaron unos tres minutos, y una vez que acabaron hablaron de cosas
muy bonitas y productivas.
Finalmente,
la chica le acabó diciendo así: “¿Quieres ser mi novio?”, y Álex le dijo, sin
dudarlo y con mucho dolor, que no, que era por su bien, para que valorase más a
la gente, a toda la gente con la que se había liado y a la que había
traicionado después.
Eran
ya las once y media, por lo que se dieron un abrazo y cada uno se fue a su
casa. Juani pensó mucho durante toda la noche, y Álex por su parte, se había
enamorado de ella. Hablaban de vez en cuando por Instagram, hasta que quedaron
cierto día para hablar. Ese día acabaron siendo novios.
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VERSIÓN TENORESCA
IVÁN CARCABOSO JUÁREZ (1º C DE BACHILLERATO)
Érase una vez, en un pequeño
pueblo de la mancha, dos jóvenes enamorados protagonizan una bella historia de
amor hasta que de repente… se cruzó en el camino de la chica un apuesto cazador
del pueblo.
El cazador era
conocido porque era capaz hasta de enamorar a los animales para que fueran
hacia él para, posteriormente, darles caza; era tal su poder de enamoramiento
que los hombres del pueblo escondían de él a sus mujeres para que no se las
quitara.
El cazador
discutió con el enamorado de la chica, el enamorado le dijo al cazador: “Me
podrás decir todo lo que quieras, pero yo al menos tengo a mi lado a una chica
que me quiere; no como tú…”, a lo que respondió el cazador: ¿Quieres que te
quite a la novia? Pues no te preocupes que te la quitaré.
Al cabo de dos
semanas el cazador consiguió enamorar a la chica y cuando se enteró el otro
chico, le dio muerte al cazador y posteriormente se suicidó, dejando en una
profunda depresión a la chica que había perdido a los dos amores de su vida.
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DON JUAN
AIMAN EL YAZIDI EL BAGHDADI (1º C DE BACHILLERATO)
La acción de esta increíble
historia de amor y misterio transcurre en Mekong, un pueblo ubicado a las afueras de la ciudad de
Génova.
Mekong era un pequeño y bello pueblo que destacaba por su escaso
número de habitantes y un precioso Río
llamado Riomaggiore.
Había una
Leyenda que decía que cualquier persona que besara a su amado en aquel río,
quedaría enamorada de aquella persona para el resto de su vida.
En el pueblo de
Mekong, habitaba Gabriel Díaz, un joven adinerado conocido en el pueblo
por su fama de Don Juan.
Gabriel Díaz
estaba acostumbrado a romper los corazones de todas las mujeres con las que
estaba sin importarle sus sentimientos, era todo un Don Juan.
Transcurría una
preciosa tarde mientras Gabriel Díaz deambulaba con sus hombres por las
preciosas calles de Mekong cuando, de pronto, se cruzó en su camino una hermosa
muchacha llamada Afrodita.
Afrodita era una
joven y bella muchacha perteneciente a una familia de clase adinerada.
Gabriel quedó
impactado de la belleza que desprendía Afrodita , aunque ella no le prestó
demasiada atención.
Tras aquel
fortuito encuentro Gabriel pasó varios días intentando averiguar información
sobre aquella chica. Tras largo días de frustración y tristeza por no poder
saber la identidad de Afrodita, uno de los hombres de Gabriel consiguió
localizarla por medio de una vieja y malvada Celestina, a la que ofreció 100
monedas para que por medio de sus habilidades consiguiera un encuentro entre
Afrodita y Gabriel.
La espera
mereció la pena y Gabriel consiguió encontrarse con su amada a las afueras del
pueblo. Tras varios encuentros Gabriel decide tener un encuentro con Afrodita
en Riomaggiore.
Gabriel no conocía
la leyenda que circulaba sobre este río.
Gabriel y
Afrodita se encontraban disfrutando de una espléndida mañana cuando, de
repente, este decidió besar a su amada.
Al producirse
aquel beso, Gabriel no notó nada raro.
Al día siguiente
cuando se despertó no podía parar de pensar en Afrodita; ninguna mujer
conseguía hacerle olvidar a su amada.
La leyenda de
aquel río se cumplió. Gabriel dejó de ser un Don Juan y vivió con Afrodita
durante el resto de su vida.
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DON JUAN TENORIO (crítica teatral)
ÁNGELA MARTÍN JIMÉNEZ (1º C DE BACHILLERATO)
El martes 12 de noviembre fuimos al auditorio “La Casona”, en
Villanueva del Pardillo, para ver una de las obras más famosas de José Zorrilla
y de toda literatura española, “Don Juan Tenorio”, que fue publicada en 1884.
Para mí, el tema de esta obra es
sin duda la fuerza del amor y como este es capaz de cambiar la personalidad de
una persona, en concreto, la don Juan Tenorio.
Él es el
protagonista de la obra, y presume del número de mujeres a las que seduce. Para
demostrar que él es el mejor, hace una apuesta con Luis Mejía en la que don
Juan se propone conseguir a doña Ana, futura esposa de Luis y a doña Inés, una
novicia que vive en el convento.
Aparte de ver
quién conseguiría conquistar a más mujeres, también quieren ver quién es capaz
de matar a más hombres y quién obtiene mayor fortuna. Don Juan conquista a doña
Ana mientras don Luis está secuestrado y enamora a doña Inés, a quién lleva con
él a un pueblo de Sevilla. Allí don Juan se da cuenta de que su amor por doña
Inés es verdad, pero el padre de la novicia, don Gonzalo, junto con don Luis le
quieren matar. En un enfrentamiento don Juan mata a ambos y huye a Italia.
Irene acaba muriendo de pena por haber sido abandonada. Al regresar, don Juan
se da cuenta de que en la casa de su padre están todas sus víctimas, incluida
doña Inés. Su espíritu habla con don Juan y le cuenta que tiene un trato con
Dios que dice que si se arrepiente de sus pecados, ella le puede esperar en la
tumba. Gracias a su fuerte amor, don Juan recapacita y se arrepiente de todo lo
malo que hizo a lo largo de su vida, por lo que Dios que concede el cielo.
Para mí la obra
ha sido interesante en todos los aspectos. Me parece que la trama está bastante
bien ya que, aun siendo antigua, se puede aplicar a cualquier época, entretiene
y no es demasiado larga. Me ha gustado mucho la interpretación de los actores y
actrices, aunque la puesta en escena me ha parecido un poco simple, ya que
siempre era el mismo fondo, pero creo que esto demuestra que a veces menos es
más y que no hace falta gastar mucho dinero en decorados para que la obra sea
interesante y divertida. Por todo esto creo que la obra está muy bien y la
recomiendo.
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NARRACIONES DE 1º B Y 1º D SOBRE UNA HISTORIA DE MORFEMAS
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EL LAZO DE LAS PALABRAS
ÁFRICA MARCHÁN PAGÁN (1º B DE ESO)
Al oeste del diccionario se
hallaba un morfema flexivo solitario, se encontraba sentado en un banco
reflexionando sobre lo inútil de su existencia: “¡Cómo me gustaría ser un
morfema derivativo!”, se decía a sí mismo, “poder tener la libertad de comenzar
o acabar una palabra, ser grande y que los demás se fijen en mí, hasta mi
tristeza tiene un morfema derivativo”. Él quería unirse a un lexema que le
complementara, poder cobrar sentido en una palabra.
Cuando
por fin logró despertar de su decepción, descubrió ante él un lexema en el que,
la misma tristeza que él guardaba, se podía ver reflejada en su cara. Se secó
las lágrimas y escondió lo que por dentro él sentía y se armó de valor para
saber lo que a ese lexema le pasaba. Se sentó a su lado derecho y los dos se
miraron. Sin decir nada, ya sabían lo que al otro le pasaba. Se dieron la mano
para así, de alguna manera, aliviar su dolor y así quedaron unidos para
siempre, formando la palabra: querer.
Unidos
quedaron por siempre y nada les logró separar porque el motivo que les unía era
más fuerte que nada.
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LA FIESTA DE LA UNIÓN
MACARENA MARTÍN DE BLAS (1º B DE ESO)
Una noche de verano, en la
discoteca más famosa de todo el abecedario, se encontraron todo tipo de
palabras y letras. Allí se encontraba un pobre morfema flexivo llamado O, que,
aunque era una de las letras más impresionantes (¡una vocal!), nadie la quería.
Estaba allí por obligación, él no quería estar allí, porque no tenía amigos y
se ponía triste al ver a todos pasándoselo bien.
Cuando
se disponía a salir de la discoteca, se chocó con otras dos letras y tuvieron
la mala suerte de fusionarse formando el sufijo –ADO. La O se puso súper
triste, ya no volvería a ser un morfema flexivo independiente. Los otros,
también un poco decepcionados, se dieron cuenta de lo difícil que iba a ser
para él y trataron de animarle:
—No pasa nada, va a ser difícil,
pero encontraremos un lexema que quiera unirse a nosotros —le dijeron sus
compañeros.
Tras estar un
gran rato en la fiesta, conocieron a otro morfema derivativo, pero éste era un
prefijo. Se llamaba DES-. Se hicieron muy amigos, pero no se podían juntar,
porque no decían nada. Se pusieron de acuerdo y se fueron en busca de un lexema
que les aceptara juntos.
Estuvieron
toda la noche, pero no encontraron nada. Cuando todo el mundo ya se iba,
escucharon una voz pidiendo ayuda. Era un lexema que se había quedado encerrado
en el baño. Fueron corriendo a ayudarle y cuando por fin consiguieron sacarle,
el lexema se presentó. Se sentía muy agradecido y no sabía qué darles a cambio,
hasta que se enteró de que estaban buscando un lexema al que unirse. Éste
accedió y los morfemas se pusieron muy contentos. Entre los tres habían formado
la palabra DESORDENADO. Y así, la O nunca volvería a estar sola.
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EL LEXEMA IMPOSIBLE
NOA MARTÍN PALOS (1º B DE ESO)
Un pobre morfema flexivo estaba
triste y solitario. Se llamaba O, que venía de médico. Medic-, que era su hermano
mayor, era muy popular en el colegio. Pero, sin embargo, O era todo lo
contrario. Medic atraía a todas las lexemas, pero O no atraía a ningún morfema,
incluida A, la morfema más guapa de todo el colegio. Ella venía de Hermosa.
O
tenía mucha envidia de su hermano mayor, porque siempre se juntaba con A,
formando médica, pero O no podía porque, aunque también era un morfema, él era
un morfema de género masculino. A O le encantaría ser un lexema porque así se
juntaría con A.
O
se pasaba las horas encerrado en su habitación pensando qué lexema podría ser,
aunque también le fascinaba poder ser una palabra simple, siendo él el único
lexema.
Un
día, A y O se miraron de casualidad. Se notaba mucho que tenían un tipo de
conexión. Pasaron los años y el hermano mayor de O se convirtió en Médico y O
ya no era O, aunque A seguía siendo A, pero gracias a esa conexión entre O y A,
O era feliz porque se convirtió en… ¡AMOR!
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EL MORFEMA FLEXIVO
MATEO VALENTÍN CHITIC (1º B DE ESO)
Había una vez un pobre morfema
flexivo, se llamaba –OS pero siempre tenía miedo de un morfema derivativo
llamado –ERA. Este morfema era amigo de los lexemas y tenía muchos amigos, al
contrario que –OS, que no tenía ninguno.
Pero
un día, -OS tuvo un amigo, se llamaba –CION y le pasaba lo mismo que a –OS.
Desde entonces se hicieron muy amigos y jugaron con más lexemas como ACTUA-,
GAT- y otros. Jugaban y se unían con ellos y se sentían más grandes y fuertes.
Un
día, quién sabe por qué, vino –ERA, junto con PAPEL-, entonces les empezó a
tirar a todos a la PAPEL- ERA, pero –OS resistió, le plantó cara, le separó a
PAPEL- de –ERA y se enfrentó. Después, le dejaron en paz a –OS y –CION para
siempre.
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MORFEMAS
MARTINA BATRAS VILLALVA (1º B DE ESO)
Érase una vez un morfema flexivo,
se llamaba A, era muy mona y muy feliz, pero un día se juntó con una palabra y
se dio cuenta de que él siempre era el último de la fila.
Entonces,
se enfadó porque es que él siempre era el último y no le parecía bien. Un día
habló con una palabra y ella le hizo entender que porque fuese la última no era
la menos importante, ella le explicó lo importante que era, porque ella era la
que podía determinar el género y el número de una palabra, ¡cosa que es muy
importante!
Desde
ese día, el morfema flexivo A siempre ha estado muy orgulloso de sí mismo y
también muy feliz por ser un morfema flexivo. Salía de fiesta, se untaba con
otras letras y formaba palabras como: gata, niña, derecha, maestra, amarilla,
leona… Hasta un día formó parte de una palabra que además de morfema flexivo
también tenía uno derivativo: COLOMBIANA.
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EL MORFEMA FLEXIVO
EDUARDO MARTÍNEZ-ABARCA CERCOS (1º D DE ESO)
Érase una vez un pobre morfema
flexivo que siempre había querido dominar en alguna palabra. Estaba harto de
que para estar en una palabra derivada tenía que estar acompañado de un morfema
derivativo. Siempre se repetía:
- ¡Dominar
las palabras primitivas es un rollo!
Hasta que al final se decidió a
intentar controlar una palabra derivativa. Se decidió a preguntar a un lexema,
pero al lexema le parecía mala idea.
Así
que fue a preguntárselo a un verbo que siempre estaba con él, era su mejor
amigo, y le dijo:
- Yo
te apoyo, pero es imposible dominar a un morfema derivativo. Yo una vez lo
intenté… Desde entonces los verbos ya no tienen morfemas derivativos… Ten
cuidado o desaparecerás de todas las palabras.
Se lo propuso a muchos, pero no
quisieron. Estaba solo.
Se
presentó a la Real Academia Española. No querían, pero un instante más tarde
apareció el verbo y consiguió algo, ¡le propusieron ser un morfema derivativo!
Al
principio estaba contentísimo, pero cayó en que se tendría que separar de su
amigo, se lo pensó dos veces y… No aceptó, prefirió quedarse con su amigo. ¡Al
fin y al cabo la amistad era más importante que el poder!
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¿QUIÉN SOY?
ADRIÁN ÚBEDA POLO (1º D DE ESO)
En el país de la lengua vivían
muchos lexemas, letras, verbos… Y todos sabían para qué servían y cuál era su
función en el mundo de las palabras. Pero había un pobre morfema flexivo que no
sabía quién era y para qué servía, y eso le ponía muy triste, así que decidió
preguntar a la más sabia, que era Doña Palabra.
Por
la mañana salió en busca de Doña Palabra y por el camino se encontró con un
adjetivo y le preguntó si él sabía qué era, pero no supo responderle. Continuó
su viaje y se siguió encontrando con más amigos a los que preguntar, pero
seguían sin darle una respuesta. Entristecido, por fin llegó a su destino. Allí
preguntó a Doña Palabra que quién era, que pensaba que no era importante. Doña
Palabra le dijo que era mentira, que sin él, ella no sabía su género y tampoco
su número, que gracias a él las palabras tenían género y número.
Así
que el morfema flexivo se fue muy contento y ya no volvió a ser el pobre
morfema flexivo, sino el gran morfema flexivo, y fue a contárselo orgulloso a
todos los que vivían en el país de la lengua.
***************
POBRE MORFEMA
MANUELA GIL SÁNCHEZ (1º D DE ESO)
Érase una vez un morfema flexivo
que quería que la gente le hiciera caso, nadie le conocía y nunca lo nombraban.
Este morfema era el que se utilizaba para indicar el femenino de científico,
pero ya nadie decía científica y el pobre morfema flexivo se aburría.
Un
día, el morfema se paró a pensar por qué la gente ya no le utilizaría. Y
entonces supuso que no habría mujeres que se dedicaran a la ciencia, así que
tuvo una idea.
Entonces,
él solito, como no tenía mucho trabajo, decidió escribir muchos libros
dedicados a las mujeres y a la ciencia. Al día siguiente entregó aquellos libros
a todas las mujeres jóvenes, adultas e incluso a las niñas, para que lo
leyeran.
Pasó
un tiempo y la gente ya utilizaba las dos palabras. ¡Eso significaba que ya
había científicas, que su libro había servido para que algunas personas se
interesaran por la ciencia y él volvería a estar feliz.
***************
UN POBRE MORFEMA FLEXIVO
JENNIFER FORIGUA TORIBIO (1º
D DE ESO)
Había una vez dos pequeños
morfemas. Uno era flexivo y el otro derivativo. Eran muy amigos, hasta que
fueron creciendo y creciendo y el morfema derivativo descubrió que podía ir
delante o detrás de una palabra, podía ser un prefijo o un sufijo.
El
morfema derivativo empezaba a creerse muy especial por el hecho de poder estar
delante o detrás y empezó a dejar de lado a su mejor amigo, al pobre morfema
flexivo…
El
pobre morfema flexivo era muy tímido y le molestaba que su amigo no le hiciera
caso, pero debido a su timidez no le dijo nada. Así que los días pasaban y
pasaban y el morfema derivativo se olvidó del flexivo.
Cuando
ya llegaron al instituto había más morfemas tanto derivativos como flexivos. El
morfema derivativo intentó seguir siendo el mejor pero el resto de morfemas
derivativos eran igual que él, asía que solo perdía el tiempo. Sus amigos
hicieron otros amigos y él se quedó solo.
Un
día, el morfema flexivo le encontró llorando en una esquina de un baño y le
preguntó:
—¿Estás bien?
A
lo que él le respondió lloriqueando:
—He cometido un grave error,
estoy muy arrepentido de haberte dejado solo en aquellos tiempos. ¿Podemos
empezar de nuevo?
Y el morfema
flexivo le contestó:
—No.
***************
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