IES SAPERE AUDE


miércoles, 27 de noviembre de 2019

HISTORIAS FLIPANTES Y CHONIS


HISTORIAS FLIPANTES Y CHONIS


HE VISTO COSAS QUE VOSOTROS NO CREERÍAIS 
NICOLÁS VERDÚ BISBAL (2º E DE ESO)

He visto arañas gigantes a punto de atraparme,
He confundido un muy apetecible filete de cordero con una asquerosa caca.
He sentido mi cerebro pensando a una velocidad inimaginable.
He recorrido mi casa caminando por el techo.
He estado a punto de morir innumerables veces en un solo día.
He cruzado grietas casi imperceptibles para el ojo humano.
He observado de cerca flores que me triplicaban el tamaño.
He dormido con los pies en la pared.
Y he estado cerca de perder algunas extremidades superiores para diversión de unos niños.
Porque… es que esto de ser una mosca es un suplicio.
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YO HE VISTO COSAS QUE NO CREERÍAIS…
ANÓNIMO (2º B DE ESO)

Este año fui de viaje a Colombia, donde vive toda mi familia. El vuelo fue muy bien; como siempre, la comida del avión estaba asquerosa. Llegamos al aeropuerto de Bogotá y toda mi familia estaba allí. Lo primero que hicimos fue ir a casa de mis tías. Una semana después mi tía me dijo “Ey, vamos a hacer un viaje a las Islas Blancas, ¿te quieres venir?’’. Yo le dije que sí y fuimos mis tres tías, mi madre y yo. 

Solo estuvimos ahí cuatro días. El segundo me llevaron a una playa preciosa en la que era obligatorio ir vestido de blanco. Nos pusieron a las cinco con un chico que nos explicó un proceso de meditación, era de uno en uno, y yo fui la primera; entonces, cuando ya estaba concentrada, el chico me dijo que pensara en una persona a la que quisiera ver. Yo pensé en mi abuela, que había fallecido hacía dos años. De repente, solo oía las olas del mar. Abrí los ojos y ya no estaban ni mi madre, ni mis tías, ni el chico. Sinceramente, sentí miedo, hasta que vi a una persona, que era… mi abuela. Allí estaba ella, con esa cara que siempre tenía de “se me viene el mundo encima y no pasa nada’’. Mi abuela era la mejor. Estuve hablando con ella un buen rato y cuando ya nos despedimos le di el abrazo que no le pude dar hace dos años.

Se trata de una cosa que creo que nunca llegaréis a creer, pero no pasa nada, solo será algo más entre mi abuela y yo.
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SOÑANDO MI VIDA
NICOLÁS MELGAR STAROVEROV (2º B DE ESO)

Es toda una experiencia vivir con miedo, ¿verdad? Pues a ver si dejamos de tenerlo.

—Corten, corten, corten… ¿Qué bazofia es esa? Empezamos desde el primer acto, escena primera.
+¿Empiezo? ¿Sí?, vale… Soy Oliver y este es el comienzo de mi día.
—¡Oliver! Sal del baño, no eres el único que se tiene que peinar ¿sabes?
+Y allí está mi gran hermana Carolina…
—¡CORTEN! Alexander, ¿Qué te crees, que estás en un anuncio de pipas? ¡Empieza otra vez! ¡Acto tres, escena cuarta!
+Ejem, ejem… ¡Mi padre ha muerto! Era tan… (eso no importa ¡era mi padre!).
—¿Qué te pasa hoy Oliver? No lloras, no actúas…
+Es que mi mujer ha muerto…
—Jobar, Oliver, ¿por qué no me lo dices antes…? ¡Atención, seguimos el jueves! 

*Y aquí es cuando me despierto de la cama, cojo el teléfono, miro twitter, me giro para darle los buenos días a mi mujer y no está… 
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UN LIBRO MUY ESPECIAL
SOFÍA FERNÁNDEZ MORCILLO (2º D DE ESO)

Yo he visto cosas que vosotros no creeríais, cosas sorprendentes, cosas inauditas e insólitas. Todo comenzó un simple día: Llevaba dos meses ansiando un libro en particular. No era un libro corriente, pues desde aquel día que lo vi en Internet, mi atención estaba enfocada en aquel tesoro. Físicamente era de color ocre, las letras del título eran muy sencillas, pero a su vez mantenían un aspecto elegante. Su grosor era de unos 5 o 6 cm, se podía decir que era grueso. A mí me entusiasmaba leer, pues la mayoría de los libros que me he leído me han apasionado. No obstante, este específicamente no podía quitármelo de la mente. 

Llegamos a la librería y compramos el libro. Al llegar a mi casa me tumbé en el sofá. Estaba aguardando a que llegase el momento de abrir aquellas bellas páginas, y oler aquel aroma que desprenden los libros nuevos. Al abrir el ejemplar, los ojos me empezaron a centellear. Estaba absorta ante aquella lectura. La novela trataba de criaturas y seres mitológicos. Fue a la mañana siguiente cuando me percaté de una nota escrita en la contraportada que decía:
“Si el lector se sumerge excesivamente en la historia, puede llegar a participar en ella. Es decir, puede llegar a introducirse en primera persona en la narración. Si llega a producirse este hecho, se recomienda no perder el ejemplar, ya que entre sus páginas se encuentra una palabra resaltada, la cual debe repetirse tres veces en caso de necesidad”.

Sospechaba que habían agregado esto al libro, para darle majestuosidad a la historia, por lo que continué con la lectura. De repente, la vista se me nubló y cerré los ojos. Al abrirlos, contemplé una inmensa variedad de seres, que no sería capaz de nombrar. Salí corriendo y llegué a encontrarme frente a un abismo. Me apresuré para coger el libro e indagar por sus páginas, para hallar la palabra resaltada. La encontré. Ante mí, una aglomeración de criaturas que se acercaban corriendo. Llegué a mencionar un par de veces aquella palabra, pero me desvanecí…
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JUANI TENORIA 
ALEJANDRA CRUZ CLEMENTE (4º F DE ESO)

Hace un par de días conocí a una chica mazo maja, la llaman la Juani. Quedamos un par de veces a darnos una vuelta por Majada o por Cañada, para conocernos un poco más y tal, y un día de estos cenando en el McDonalds me empezó a contar una movida que tuvo hace un tiempo con un chico llamado Víctor. Empezó a contarme la historia y ya me estaba entrando la risa, pues no dejaba de pensar en lo choni que había sido siempre mi amiga y ahora, sin embargo, estaba tan mona y adorable. Ella era de las típicas tías, que se van una noche de fiesta y a la mañana siguiente se levantan en casa de un chaval al que ni siquiera conocen, de las típicas tías que un día están ligando con uno y al siguiente pasan de él; de las que iba presumiendo de haberse liado con quince en las últimas fiestas. Sí, ella era de ese tipo de chavalas, a las que yo no aguanto.

Víctor era un chico súper agradable, inteligente, de mazo buen corazón, súper cariñoso y atento. Vamos, que por lo que me ha contado es una monada de chaval, un chico al que Juani conoció en una fiesta en Madrid. El chico, muy guapo, todo hay que decirlo, estaba en la barra con dos amigos suyos hablando tranquilamente y Juani lo vio y sin pensarlo fue a hablarle con la intención de liarse con él. Pero él simplemente pasó de ella; “no le iban esos rollos” y Juani se quedó mazo rallada, era la primera vez que un chico la rechazaba, y no le gustaba esa sensación. Lo buscó por la redes sociales para hablar con él y conseguir lo que ella quería. Lo encontró y consiguió hablar con él. Estuvieron chateando un par de días y por fin quedaron en persona, la oportunidad de Juani para lanzarse. En cuanto lo vio descubrió que el chico valía mucho la pena y que era mucho más que un tío bueno. Juani se acabó enamorando de Víctor y tuvo la oportunidad de cambiar, de convertirse en una persona nueva. Gracias a él aprendió mazo cosas nuevas y ahora es la chica maja y adorable que conozco, así que desde aquí le doy las gracias a ese chico, porque gracias a él tengo una nueva amiga increíble.
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JUANI TENORIA   
ALICIA MUÑOZ CALVO (4º F DE ESO)

Estaba yo el otro día con mi amiga Elena en la esquina de Correos. No estábamos haciendo mucho: comiendo pipas y hablando sobre lo que nos había pasado durante la semana. Entonces, Elena se acordó de que en nuestra clase había un chico nuevo, muy guapo y majo, y se le ocurrió una idea que nos pareció muy graciosa. La idea consistía en apostar por quién de las dos se ligaba al chico nuevo antes, y en ese mismo instante cada una se puso a pensar cómo iba a hacer aquello.

Después de unas semanas hablando con él en clase a ratos y por la tarde hablando por Instagram, me propuso quedar y yo, como estaba dispuesta a ganar la apuesta, acepté. No tenía ni idea de los avances de ligoteo de mi amiga Elena, pero sí tenía muy claro que aquella misma tarde, cuando quedara con el chico, Elena me iba a deber una bolsa de pipas. Quedé con él y, como era de esperar, pasó lo que tenía que pasar. Pero, después de aquello, Jaime, el chico nuevo, siguió hablándome y tratándome como si quisiera ser mi novio. Yo no tenía ninguna intención de continuar ningún tipo de relación con él, ya que era solo una apuesta y realmente Jaime no significaba nada para mí. O eso creía yo…

Cuando le dejé claro que entre nosotros no iba a pasar nada más, la idea sonó muy bien en mi cabeza, pero más tarde me di cuenta de que en mi corazón esa idea no sonaba tan bien. Con el paso de los días empecé a echar de menos la forma en la que me hablaba, las cosas tan bonitas que me decía y la forma de la que me hacía reír sin poder parar. Estaba claro, yo, Juani Tenoria, me había enamorado y había cambiado mi manera de tratar y ver a los chicos. Ya no me parecían “presas” a las que cazar, sino personas con sentimientos a las que también les dolían las cosas.

Por eso mismo, al día siguiente decidí que tenía que ir a hablar con Jaime y pedirle perdón. Eso hice y me llevé una grata sorpresa. Él entendió todo, me perdonó y además me confesó que él también me había echado mucho de menos. Si yo, la mismísima Juani Tenoria, pude cambiar mi forma de ver la vida por amor, el resto del mundo también puede.
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JUANI TENORIA 
ALBA GERMÁN GONZÁLEZ (4º F DE ESO)


Juani es una chica de barrio, extrovertida y extravagante. Viste de forma diferente; el leopardo y el cocodrilo son sus estampados preferidos. Ciertamente, sus valores no son de admirar. Se dice por ahí que se aprovecha de los hombres, les vende la perorata de que les quiere y que está muy enamorada y luego desaparece, dejando a los pobres desolados. Juani no suele arrepentirse nunca de sus actos, parece que no tiene ni compasión ni corazón. 
Pero todo esto cambió. Un día Juani bajó a comprar el pan toda maquillada y con sus pintacas habituales. Y, de repente, cuando fue a salir por la puerta del establecimiento se chocó con un chico; bastante guapo por cierto. “Uy, perdona”, le dijo él. Y ella al instante sintió que conectaba profundamente con el guapísimo chico. 

Juani, que era mu echá pa' lante, le pidió el número de teléfono y le dijo que le gustaría quedar con él. Juani, pensando que no iba a contestar, se llevó una grata sorpresa al ver la reacción del chico. Él le dio su número de teléfono y enfatizó que estaría encantado de conocerla. Sin esperar ni un segundo Juani escribió al chico. Quedaron para verse en un parque, estuvieron horas y horas hablando. Al principio, no cuadraron demasiado. La actitud de Juani al chico le parecía prepotente y salvaje. Sin embargo, ella no le vio ninguna pega a él, de hecho le pareció un chico sensato y con las cosas muy claras. Aunque a él no le convenció del todo Juani, accedió a quedar con ella de nuevo y seguir conociéndola. Y, en efecto, siguieron conociéndose y ahora compartían toda su vida. Siempre les veías juntos de aquí para allá. La gente empezó a ver un cambio en Juani, había dejado de lado las vulgaridades y las malas contestaciones; sus valores parecían haber cambiado; ya no iba de hombre en hombre. 

Un día una amiga de Juani le preguntó: 

—Tía, ¿qué te pasa últimamente? Te noto cambiada. 

Y Juani respondió: 
—Me pasa… ¡Que estoy enamorada!
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JUANI TENORIA 
MARÍA LÓPEZ LANDA (4º F DE ESO)

“No sacaba buenas notas, ni tenía demasiados amigos en la universidad… De hecho, hacía bastante tiempo que no pasaba por allí. Como tenía 18 años, y ninguna autoridad estable que le hubiese marcado ciertos límites cuando todavía era una cría, había decidido dejar los estudios y pasar las noches en vela con sus… presas. Se despertaba a la hora en la que la mayoría de la gente comía, y esto hacía ella: despertarse, comer y prepararse. En su cuarto, un espejo le hacía conocer su aspecto. Aunque siempre llevase puesta ropa del mismo tipo, se miraba con mucho detenimiento: tenía que asegurarse de estar perfecta. Luego, se sentaba frente a él con su cajita de maquillaje: repasaba y hacía brillar sus labios con gloss transparente, disimulaba sus ojeras con un poco de corrector y polvos de su mismo color de piel, se echaba rímel negro en sus largas y finas pestañas y con una tinta negra especial para los ojos se hacía una línea encima del párpado superior, que empezaba gruesa desde casi el lagrimal y culminaba en un rabito estrecho con punta al final. Siempre terminaba su ritual peinando su castaño cabello y rociando minúsculas gotas de perfume sobre su cuello y muñecas. Una vez lista para salir, cogía las llaves de su coche y era justo en el mismo momento en el que lo arrancaba, cuando todos los chicos enamoradizos y enamorados podían empezar a temblar: la caza había empezado. Había diferentes escenarios y mil y una maneras diferentes de atrapar sus objetivos. Esta vez, eligió una fiesta ambientada en los años ochenta. Ella ya tenía experiencia en ese tipo de fiestas, había ido a tantas… Entró tan diva como ella acostumbraba a ser. Y mirada a mirada, fue atrapando a cada uno de los chicos con los que se cruzaba mientras ella seleccionaba al que quería dispararle una bala en forma de beso. Fue entonces cuando se encontró con una mirada diferente, que, de inmediato, le llamó la atención. No fue por la manera en que la miraba ni por el color de sus ojos, tampoco por sus pecas ni por sus sonrosadas mejillas, sino por los rasgos femeninos que vio. Fue repasando aquellos trazos y aquel tono de piel que se mezclaba con las luces coloridas y parpadeantes de la discoteca mientras la música la hacía vibrar. Se quedó atrapada en aquel momento. El pulso se le iba acelerando. Repasaba aquellos malditos, delicados y perfectos rasgos una y otra vez. No sabía qué le estaba pasando, pero lo aceptó con tanta naturalidad, que no parecía que acabase de descubrir una parte hasta ahora desconocida de ella misma. Ardor. Cosquilleo. Temblores. Miedo. Ganas. Un impulso inconsciente y precipitado, hizo que la distancia entre ellas se fuese acortando cada vez más, hasta quedarse la una frente a la otra. Nadie hacía nada, nadie pronunciaba ninguna palabra. Sentimientos que siempre estuvieron en forma de capullo empezaron a florecer salvajemente. Se miraron, se rozaron, bailaron, y se sonrieron tímidamente sin pronunciar palabra. Aquella noche la cacería se limitaba a un solo individuo; aquella noche, empezó a entender la desesperación de los amantes por conseguir a su amada. Ella la quiso al instante y parece que fue mutuo. Al final de la noche, una tira de papel con nueve números apuntados acabó en la mano de Juani. Tampoco hubiese pasado nada porque aquella noche no se hubiese terminado. Llegó pronto a su casa, más de lo normal, estaba agotada, se tumbó analizando cada sensación, y se quedó dormida. Al día siguiente, muy pronto por la mañana, se levantó y le escribió a la chica de la anterior noche. A medida que pasaba el tiempo, se gustaban más. Cada día estaban más unidas. Retomó la universidad y empezó a cambiar su día a día, cambió tanto, que cualquiera diría que aquella bala perdida, al final, sí que tenía un rumbo. Una sonrisa plena le adornaba la cara desde que se conocieron: se la veía tan feliz… Estoy segura de que se gustaron tantísimo que nadie podría haber predicho que algo tan bien unido podía separarse. Pero se rompió. No fue de un día para otro: cada día se añadía un poco más de monotonía, y se restaba un poco menos de espacio personal. Y el día en que todo acabó… el día en que todo acabó ella creía que iba a ser una ruptura como las demás, un día de duelo y dos de fiesta para olvidar. Pero, para su sorpresa, parece que hicieron falta 19 días de asimilación, y 500 noches de olvido para superarlo.” 
 
Fueron tan largas e intensas aquellas noches que en forma de desahogo y en medio de un dolor tan puro decidió escribir esta historia, su historia, como si ella no participase en ella para intentar ver aquella Roma destruida como una obra de arte, y no como unas ruinas.

2 comentarios:

  1. Qué creatividad. Es un gusto ver el talento de estos adolescentes y la inclinación por la buena literatura, por el valor de las palabras y de la expresión escrita. Qué gusto acabar un día poniéndote en el lugar de una mosca, sumergiéndote en la atmósfera fantasmal de una playa en la que se aparecen los que nos han dejado... desmitificando el donjuanismo... Ya estoy esperando con avidez el próximo número.

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