DELICIOSOS
BATIBURRILLOS CREATIVO-LITERARIOS
**********************
BUCOLISMO
RENACENTISTA CONTEMPORANEIZADO
Es
lo que tiene leer las Églogas de Garcilaso, que la peña se flipa y
le da por lanzarse a componer neo-églogas remozando
actualizadoramente el género.
**********************
ROSOLINDO
EL CABALLO
DIEGO
CARVAJAL HERRERO (3º F DE ESO)
Como
cada mañana, Jenifer se despierta para pasear a sus ovejas por el
bello monte de Navacerrada cubierto de un intenso manto blanco que
rodeaba las montañas de alrededor, pero hoy no era un día como los
demás; Jenifer veía a lo lejos una gran familia de caballos
acercándose a ella. Uno de los caballos se acercó más a ella que
los demás; Jenifer, sorprendida, le dio una manzana; el caballo la
cogió y se fue corriendo. A la mañana siguiente, Jenifer seguía su
rutina como todas las mañanas. En el pico de la montaña seguía el
ansioso caballo esperando la manzana. Jenifer se sorprendió de ver
cómo el joven caballo se acordó de ella y le dio otra manzana.
Durante
dos semanas el caballo la visitaría todos los días, sin importarle
el frío. Jenifer habló con su familia y lo acogieron en su casa. El
caballo, de nombre Rosolindo, estaba muy contento, pero se dio cuenta
de que no volvería a ver a su familia. Jenifer notaba a Rosolindo
más triste de lo normal. No sabía lo que le pasaba. Llamó al
veterinario y el joven caballo estaba bien. La madre de Jenifer habló
con ella y le dijo que se había percatado de lo que le pasaba.
Jenifer
tuvo que tomar una decisión muy difícil: volver a dejar en libertad
al caballo. Y así fue como una mañana Jenifer soltó a Rosolindo en
las montañas y, de repente, el animal comenzó a dar saltos de
felicidad. Por detrás apareció su familia y Rosolindo estaba más
feliz que nunca. Jenifer no dejó de llevarle todas las mañanas su
manzana.
***************
BRUNO
Y LA OVEJA DE HOJAS
DANIEL
PASCUAL PAMO (3º F DE ESO)
Bruno
era un chico de catorce años que vivía en el campo, a las afueras
de la ciudad. Un día, por el camino hacia su instituto, se encontró
a una oveja un tanto especial: en vez de tener lana, tenía hojas. A
Bruno le encantó aquella oveja con hojas. Se la quería llevar,
pero, claro, iba de camino al instituto y en el instituto no le iban
a dejar meter una oveja; entonces se le ocurrió volver al mismo
lugar después del instituto.
Eran
las 14’30 horas de la tarde; Bruno ya había salido del instituto y
se acordó de ir al lugar. Cuando llegó la oveja no estaba. Bruno se
llenó de una profunda tristeza que lo acompañó durante su vuelta a
casa. Cuando llegó, su padre le contó una noticia que le habría de
encantar: y es que a aquella oveja de hojas la había rescatado su
padre, con lo que Bruno pasó de estar triste a llenarse de alegría.
Pasó muy felices años junto a la oveja de hojas.
***************
EN
LA BONITA TIERRA ASTURIANA…
ADRIÁN
GONZÁLEZ ÁLVAREZ (3º F DE ESO)
En
la bonita tierra asturiana el sol empezaba a esconderse entre
las grandes montañas verdes y comenzaba a caer el relente.
Dos
pastores, Marín y Paco, andaban por la misma zona volviendo a sus
hogares con las ovejas, cuando de repente al llegar Paco a la cima de
una pequeña colina con las ovejas, vio como otro rebaño de bellas
ovejas, igual que la pastora que las llevaba, se acercaban hacia él.
Cuando
vio la belleza de aquella pastorcilla al cruzarse con ella, no pudo
evitar dirigírsele, y, tras estar las ovejas de los dos rebaños
juntas correteando por el “prau”, los dos pastores estuvieron
conociéndose y viendo el atardecer.
Finalmente,
los dos se enamoraron y todas las tardes sacaban juntos a sus rebaños
disfrutando del bello paisaje con el que contaban en aquel entorno.
***************
LA
ÉGLOGA ACTUAL
LUCAS
RAVA DONADI (3º F DE ESO)
Érase
una vez unos pastores de Andalucía. Ellos tenían una cosecha
exitosa, pero nadie los quería porque eran unos egocéntricos. No
compartían nada y se creían los mejores. Todo su pueblo era pobre.
Vivían en casas pequeñas, sucias y mugrientas, pero ellos tenían
una casa enorme: limpia y colorida. Ellos siempre decían que nunca
tendrían una cosecha mala, pero lo peor estaba por suceder. El karma
les llegó y sus cosechas fueron arrasadas por los conejos, ratas y
ratones; en dos días no quedó nada. El pueblo demostró su gran
corazón y les ayudó a pesar de su egocentrismo y arrogancia.
Exterminaron a las ratas y ratones, y a los conejos los soltaron en
un coto de caza; después ayudaron a los pastores a cuidar las ovejas
mientras que los demás plantaban.
Después
de varios meses todo floreció y los pastores compartieron la
ganancia entre todo el pueblo y pasó aquel a ser uno de los pueblos
más ricos de Andalucía.
***************
CLARA
Y LA OSCURIDAD
IGNACIO
GARCÍA PARRAS (3º F DE ESO)
Clara
era una chica humilde, introvertida y muy buena persona. Había un
chico en el instituto que le gustaba mucho; este, en los malos
momentos, la apoyaba y en los buenos se reía con ella. Su cercanía
llegaba a ser casi morbosa. Se querían como el sol a la luna.
Pasaban
los días y terminaron los estudios juntos. Estaban por casarse.
Tenían trabajos muy bien remunerados y una vida plena.
Un
día, Clara esperaba preocupada, ya que su marido no llegaba a casa.
Preocupada, se sentó en el sofá y puso la televisión.
En
las noticias vio cómo su marido fue pillado con una de las actrices
más valoradas del mundo del cine: Alexandra Dadario. Seguidamente,
Clara fue al sitio donde conoció a su marido y se suicidó.
Mientras,
este chico vivía una vida llena de felicidad y riqueza.
***************
LIAM
Y EL ENTORNO CAMPESTRE
ASTRID
CARBAJAL LEÓN (3º F DE ESO)
Un
chico llamado Liam se sentía muy solo, ya que vivía en el campo.
Siempre pensaba que sus días eran miserables, y que nunca tendría
compañía de otros niños. Pero un día, conoció a una chica que,
al igual que él, se sentía sola, aunque ella tenía amigas. Un día,
en clase de Historia, Liam se acercó a la chica y le preguntó su
nombre; esta le dijo que se llamaba Janne. Pasado el tiempo, se
fueron haciendo más amigos y su mutua cercanía les sentaba bien a
ambos.
Un
día se mudó a la ciudad. Ya no aguantaba más estar cuidando de las
ovejas de su padre.
Liam
y Janne pasaban todo el tiempo juntos, eran inseparables y nada podía
negar eso. Un día, Janne le confesó a Liam que ella también había
vivido en el campo, pero que sus padres se habían mudado a la ciudad
porque no querían trabajar más como pastores. Lo bueno fue que Liam
no se tomó mal aquello. Ellos siempre decían que la vida en la
ciudad es mejor que la vida de pastores en el campo. Pero un día,
durante una excursión, se volvieron a encontrar con el que había
sido antaño su humilde hogar. A sus mentes solo vinieron recuerdos
tristes de aquella vida. Tal vez ellos no querían aquella vida, pero
en el fondo añoraban estar en aquel lugar tan agradable.
***************
ADRIÁN
EL VAQUERO
BRUNO
ROMERO ALVENDÍN (3º F DE ESO)
Adrián
era un chico de campo, un pastor joven al que la vida le iba muy
bien. Vivía en los lindos prados de Asturias. Todas las mañanas se
levantaba, tomaba su leche de vaca recién salida de la ubre y se iba
tan tranquilo a pasear por el campo.
Un
día, pensando en sus cosas, al realizar su paseo, se extendió más
de lo normal y llegó a una granja cercana. Ansioso se acercó a la
valla de aquella bella granja y, al instante, quedó encandilado por
la joven muchacha que recogía frutos en el huerto. Su nombre era
Claudia. El corazón de Adrián no paraba de latir. Se había
enamorado; nunca había estado tan seguro de ello, hasta el punto que
saltó la valla, se acercó a ella, se arrodilló y le pidió
matrimonio.
***************
AURORA
GABRIELA
DOMÍNGUEZ DE MIGUEL (3º F DE ESO)
En
un campo muy verde con muchos árboles y animales se encontraba un
pastor muy joven y atractivo, con sus melenas rubias al descubierto.
Él, todas las mañanas, iba a cuidar a su ganado; se acompañaba de
su bastón y se pasaba horas y horas apoyado en él. Tenía doce
ovejas exactamente y las quería como a su vida, pero había otra
persona a la que quería más. Tenía un sentimiento muy fuerte hacia
ella. Quería estar con ella todo el tiempo, pero el sentimiento no
era correspondido y el pastor cada vez se sentía más solo y triste.
Ella se llamaba Aurora; era muy bella e inocente. Le gustaba mucho
pasear cerca de la casita del pastor y, a veces, se cruzaban las
miradas de ambos. El pastor intentaba hablar con ella y conocerla,
pero ella lo evitaba todo el rato. El pastor notaba que Aurora
ocultaba algo. Un día temprano, el pastor, como de costumbre, fue a
un prado a cuidar a sus doce ovejas. Él la vio sentada en una roca;
fue a hablar con ella algo ruborizado. Aurora estaba llorando y él,
muy preocupado, le preguntó que qué le pasaba. Ella le contó el
problema que había tenido con su padre, que le había obligado a
casarse con un joven apuesto de otras tierras por motivos económicos.
El
pastor, muy enfadado, decidió hablar con don Francisco, padre de
Aurora, aunque ella no estaba muy segura, porque él sabía ser muy
estricto con todo el mundo debido a la muerte de su esposa.
El
pastor llegó a su casa. Era muy grande. Con un montón de flores
para decorar el jardín. Él estaba muy nervioso cuando llamó a la
puerta. Al entrar le atendió una señorita que le cogió el abrigo y
le preguntó que qué quería hablar con don Francisco. Él le
respondió que sobre su hija Aurora. El pastor le contó todo al
padre de Aurora. Don Francisco se volvió loco y empezó a gritar de
una manera muy brusca y al final lo detuvieron y no volvió a ver a
Aurora nunca más.
***************
UCRÓNICOS
RELATOS
INCURSIONAMOS
POR LOS EMBRIAGADORES PARAJES DE LA UCRONÍA, POR ENTRE LA QUE SE
CUELAN CIERTOS PECULIARES PERSONAJES…
***************
DERRIBANDO
EL MURO
PAULA
LAMATA ECHEVARRÍA (4º E DE ESO)
Tengo
las imágenes grabadas a fuego en mi cabeza. Nos remontamos a 1989,
la caída del Muro de Berlín, uno de los días más emotivos para
los alemanes.
Fue
el día en el que Tim, un niño de 10 años, vio por primera vez en
su vida a su abuela. Le habían contado millones de historias, como
que fue una de las bailarinas de cabaret más famosas de toda Francia
cuando era joven, y que huyó a Alemania para esconderse de todos sus
admiradores franceses. Se había hartado de flores, bombones y
aplausos y, ahora, prefería pasar sus tardes en el bingo, perdiendo
todo el dinero que ganó de joven.
Ese
día, la forma de vida de Friedrich, un joven alemán el cual empezó
a creer en la nada mientras veía cómo todo el mundo se reencontraba
con antiguos conocidos y a él no le quedaba eso: “nada”. Esto lo
llevó a replantearse la existencia. Decidió irse a vivir a Leganés
para cambiar de aires y el único oficio que realmente le entretenía
era irse al mercadillo a hablar con los otros vendedores y ofrecerles
a los paseantes la “nada” por 3 €, de todos los colores, para
él y para ella, la “nada” con forma de tanga o faja, de todas
las tallas y dibujos…
Por
último, este sería el más desafortunado de todos, un hombre al
cual, cuando tiraban el Muro, le cayó una enorme roca en las
piernas. Lo llevé al hospital más cercano. Acabaron ampultándole
las piernas y sustituyéndolas por las de un caballo, pues no tenían
prótesis por aquellos años.
El
muro de Berlín cambió a muchas personas, entre ellas a Carmela, que
dejó las tardes en el bingo para pasarlas con su nieto; a Friedrich,
que ahora es modelo de ropa interior en un puesto del mercadillo y se
ha convertido en el amor platónico de todas las abuelas, y a Joan,
que ahora se dedica a participar en carreras para caballos.
***************
UCRONÍA
BELICISTA
SOFÍA
BENHAMMOU CHERGUI (4º E DE ESO)
Hoy
vamos a hablar de los hechos que causaron la II Guerra Mundial y cómo
se fue desarrollando.
Una
de las causas más importantes que provocaron su comienzo fueron las
teorías de unos filósofos que vendían lencería en un mercadillo
de Leganés, ya que era uno de los mercadillos más conocidos de todo
el mundo, pues iba gente de prácticamente todos los países a
comprar lencería allí, y las empresas más conocidas mundialmente
habían perdido miles de clientes, lo que les sentó muy mal,
considerándolo un motivo suficiente como para comenzar la II Guerra
Mundial.
La
segunda causa más importante fue por culpa de los centauros, que
habían invadido muchísimos países provocando múltiples
altercados, dado que eran muy salvajes y violentos y provocaron miles
de violaciones, destrucciones de edificios, casas, calles, etc. y la
sociedad tenía que hacer frente a tal desmán.
Y
la tercera y última causa fue por una vedette extremadamente
aficionada al bingo, que provocó grandes pérdidas, pues, al atracar
bancos, casas… para poder permitirse jugar al bingo… tuvieron que
poner fin a dichas prácticas.
***************
DESLAVAZADAS
UCRONÍAS
ÁLEX
FERNÁNDEZ PÉREZ (4º E DE ESO)
En
1492 se descubrió América; todo el mundo estaba tan emocionado e
impresionado que se les había olvidado hasta su nombre, excepto a
tres personas. Cuando les dieron la noticia esto fue lo que pasó: A
una chica que cantó durante toda su vida hasta que se hizo mayor,
acabó sus últimos días de vida jugando al bingo, gastándose todo
el dinero que ganara durante su carrera como cantante. A esta mujer,
cuando se lo contaron, se enfadó con el mundo y con su voz de pito,
que sonaba como una rata, gritó un “Fígaro” e hizo retumbar
toda la sala del bingo. La segunda persona era un filósofo que, aun
siéndolo, acabó trabajando en un mercadillo… y cuando se lo
dijeron respondió: “¿Allí habrá dioses para dominarme? Espero
que sí, y así podré trabajar como un esclavo para ellos, pues ese
siempre ha sido mi sueño. Y si no hay dioses, me mudaré para vender
ropa interior, y si hay alguna mujer que quiera, le daré mi número
de teléfono para que me diga su dirección”. Lo decía en un tono
de tonteo, pero él jamás se liaría ni haría cosas más allá,
porque al ser filósofo su cabeza se lo impedía.
Cuando
Cristobal Colón volvía de América, se oían ruidos extraños en el
barco, e iba desapareciendo gente poco a poco. En la parte de abajo
del barco había mucha sangre, y Cristobal Colón acudió y vio a una
especie de caballo, con torso y cabeza de hombre, lo pisó y se lo
comió.
***************
CENTA-LEÓN
(ESPECIAL PANES Y PANES 2020)
IKER
OTIÑAR CRECENTE (2º G DE ESO)
Érase
una vez un centauro que vivía en América tras la muerte de
Carlomagno. Vivía en una casa hexagonal con internet; tenía un
vecino, que era filósofo, el cual no creía en nada. Eran amigos.
Hasta que apareció una mágica chica que era celiaca, cristiana,
apostólica y románica que vivía en un edificio destinado a ser la
sede central de Iberdrola.
Conoció
la chica a los dos personajes: al señor centauro y al filósofo.
La
chica trabajaba de panadera en una panadería subterránea y hacía
pan de pan con pan. El filósofo lo compró y, según su filosofía,
aquel pan con sabor a pan podía crear dependencia.
El
centauro fue tras el olor del pan y probó un cachito. A partir de
aquí la historia es algo triste…
La
chica no tuvo otra cosa que hacer que proteger sus panes de aquel
bicho hasta que el centauro se hartó y la mató. Aquella noche el
centauro comió carne apostólica con patatas romanas. Por último,
tras la noticia, lo desterraron a Sudáfrica por devorar a aquella
joven. Y de ahí viene el nombre de “CENTA-LEÓN”.
***************
INSEPARABLES
ABIGAIL
HEREDIA ZAMBRANA (2º A DE ESO)
Hay
un centauro que está muy enfadado y no sabe qué hacer, así que se
va a un bosque, pero necesita algo para no hacer daño a nadie porque
cuando se enfada necesita comer algo, pero él comía carne fresca y
en el bosque había una familia que estaba buscando a su perro. El
centauro se lo había comido, pero quería comer más y se
controlaba. Cuando estaba detrás de la madre apareció una vieja que
había amanecido tomando cerveza en el bingo. Era una exvedette que
iba gritando y asustó a la familia. Cuando la madre se dio la vuelta
se asustó y salió corriendo. Todos salieron corriendo menos la
vieja, que iba pedo. El centauro le preguntó que por qué no salía
corriendo si todos lo hacían cuando lo veían. A la vieja le parecía
guapo. Cuando iban de camino a la casa de la vieja, por el camino se
encontraron a un filósofo nihilista que iba caminando sin ganas.
Cuando vio al centauro no podía creerlo, flipó; se quitó las
gafas, las limpió y se las puso, pero seguía viéndolo. No se lo
podía creer. Fue a saludarlo, con lo que el centauro alucinó,
porque nadie se le solía acercar, pero ellos sí… no lo entendía.
El filósofo caminaba con ellos mientras que le hacía muchas
preguntas. Después de mil preguntas, les tocó a la vieja y al
centauro hacer preguntas. Cuando terminaron con las preguntas se
hicieron amigos inseparables.
***************
LA
EXVEDETTE Y EL CENTAURO
NORA
TARANCÓN SAAVEDRA (2º G DE ESO)
Había
una vez una exvedette aficionada al bingo. Aquella exvedette iba a
sitios para jugar con otras personas. Ella iba a unas competiciones
en las que si ganabas te daban dinero, y ella ganó 1000 € en una
semana y después se fue con sus amigas a un paseo por la playa.
La
exvedette conoció a un filósofo que vendía lencería en un
mercadillo de Zarzaquemada. Ella se empezó a comprar lencería… ya
no le quedaban 1000 €, le quedaban 900 y se dio cuenta de que le
gustaba mucho la lencería y se empezó a comprar más. Las amigas la
advertían que se estaba gastando todo el dinero.
Un
día volvió a comprar y vio que ya no tenía dinero y en vez de ir a
su casa se fue al campo a comer un pic-nic con sus amigas. Ella llegó
más pronto que las demás, y vio que había una cosa rara entre los
arbustos. Se fue a ver qué había y se encontró a un centauro. Este
le dijo que tenía dos deseos. Ella cambió todo por ser feliz y
tener algo de dinero. Llegaron sus amigas y el centauro desapareció,
y vivió feliz durante toda su vida.
***************
LA
EMPERATRIZ BINGUERA
RUBÉN
MARTÍN GONZÁLEZ (2º A DE ESO)
Érase
una vez, en una era donde solo se jugaba al fútbol, que era el único
deporte que había, una señora mayor a la que le gustaba mucho el
bingo siempre hacía manifiesto su interés por jugar a dicho
entretenimiento. Pero ni su familia ni sus amigos querían jugar con
ella porque estaban jugando al fútbol. La señora estaba harta del
fútbol y de jugar siempre sola al bingo, así que tuvo una idea: lo
que hizo fue crear unos robots para que jugaran con ella. La señora
le quería enseñar a su familia lo que había creado, pero no le
hacían caso. La señora ya no podía aguantar más el fútbol, así
que creó un ejército de robots para acabar con el fútbol y para
conseguir que el deporte más jugado del mundo fuera el bingo. Los
robots destruyeron todos los campos de fútbol para que no pudiesen
jugar. La señora consiguió que todo el mundo jugase al bingo y fue
la jefa de un gran imperio.
***************
EL
MEJOR MOMENTO
ENRIQUE
MARÍN (2º A DE ESO)
Yo
estaba un día tranquilo viendo la televisión cuando reflexioné que
la tierra no puede ser plana. Dejé de lado todo y me fui al bingo y
me encontré a una abuela que era tan adicta al bingo que tenía los
ojos rojos. Se tiraba el día allí. Decidí irme a mi casa y me
dormí. A la mañana siguiente seguí reflexionando y decidí coger
un barco e irme un poco bastante tiempo a navegar. Cuando pasaron
unos días encontré tierra y fui a investigar; al cabo de cierto
tiempo me encontré un a un minotauro que me dijo: “Bienvenido a
América”, y desapareció. Volví a mi país y les comenté mi
teoría; ellos no me creían, así que fueron a verlo con sus propios
ojos y me quedé yo solo en mi país. En ese momento sí que estuve
muy relajado. Ese fue el mejor momento de mi vida: sin nadie que
molestase.
***************
MARILYN
JIMENA
FUENTES MORERIA (2º G DE ESO)
El
cinco de agosto de 1962, una estrella murió. Ella era Marilyn
Monroe. Todo el mundo pensaba que fue un infarto, sobredosis o que la
habían envenenado. La gente comenzó a hacer teorías sobre lo que
le podía haber pasado y si en realidad estaba muerta. Realmente,
nadie lo sabía, pues murió en una habitación en la cual no había
más gente. A veces me preguntaba que por qué su muerte fue tan
extraña, a lo mejor quería dejar la fama y fingió su muerte… eso
está muy visto, pero puede pasar. Quizás después de su supuesta
muerte se convirtió en una exvedette aficionada al bingo, a lo mejor
se mudó a España a vivir una vida tranquila, puede que fuese mujer
de un filósofo que vendía lencería en un mercadillo bajo un nombre
falso como María, Carmen, Lola o Paula y con segundos apellidos para no dar a conocer el Monroe. Cuando yo era pequeña, mi hermano
siempre me decía que se había convertido en un mágico animal
mitológico como un centauro. Este tipo de muertes en gente joven y
famosa da mucho de qué hablar, sobre todo el de esta famosa y tan
conocida estrella. Yo creo que sí murió, pero aquí hay división
de opiniones.
***************
GUERRAS,
CENTAUROS Y PARTIDAS DE BINGO
MARTA
GUTIÉRREZ MARTÍN (2º G DE ESO)
Se
avecinaba un hecho histórico, la II Guerra Mundial, se supone que
España no iba a participar por culpa de la guerra civil, pero era
mentira. España tenía a un gran grupo de filósofos filosofando y
llamaron a los científicos más grandes de España. Todos juntos
lograron crear un centauro. Ya, puede que suene un poco loco, pero es
cierto, un centauro de patas a cabeza. Gracias a él, que intervino
en la Guerra, acabó la contienda. Pero solo obedecía a una persona:
al filósofo que diseñó todo. Después de todo esto, el filósofo
no quería saber nada de crear más cosas, y él era el único que
sabía cómo, así que se fue con su centauro a vender tranquilamente
lencería en un mercadillo. Allí conoció a su amor de la vida: una
vedette aficionada al bingo. Formaron una familia y el centauro era
como su hijo. Un día Agatta (la del bingo) ganó una partida, bueno…
LA PARTIDA. Una partida que se celebra una vez cada veinte años y
ganas un billón de €. Y así fue como una familia normal se hizo
millonaria.
COLÓN
Y EL PANORAMA ECUESTRE
NAIARA
BAREA CASTILLO (2º G DE ESO)
Después
de que Colón descubriera América y llegara a España, algunas cosas
habían cambiado: su madre, que antes era una bailarina profesional,
cuando Colón volvió se había vuelto una adicta al bingo; luego
estaban todos los campos llenos de centauros, a Colón le contaron
que un científico que estaba medio loco quiso hacer un experimento
con un caballo y convirtió a todos los caballos en centauros.
Y
luego todos llevaban la misma lencería, era de un filósofo que en
su mercadillo la vendía.
A
Colón le sorprendió mucho todo aquello, pero no le pareció mal.
Un
día los centauros empezaron a comportarse de forma rara: se estaban
volviendo más salvajes. Raptaron al filósofo y a la madre de Colón
(bailarina y adicta al bingo). Colón se dio cuenta y, junto al
científico loco, hicieron una cura para que los centauros volvieran
a ser caballos.
Les
costó bastante encontrar a los centauros, pero los hallaron en una
cueva. Les dieron la poción y volvieron a ser caballos.-
***************
Se
acerca el Día de la Paz y nuestros alumnos de 4º se ponen en la
piel de un inmigrante.
***************
INMIGRACIÓN
***************
ALICE
BELLEROSE
CARLOTA
MULET BOUZA (4º F DE ESO)
12
de diciembre 1987
La
tarde se presentaba como cualquier otra gélida tarde en la céntrica
ciudad de Francia. Mario y yo, dos chicuelos solo con una maleta y
llenos de ilusiones, emprendimos un viaje desde la tierra que nos ha
visto crecer hacia la bella Madrid. Cogimos el tren en la estación
de París, con hora de llegada de las 17:57, el momento que decidió
nuestros destinos sin realmente ser conscientes. En realidad, como no
éramos tan afortunados como para pagarnos un costoso billete de tren
tuvimos que despistar a los guardas y colarnos en el vagón de los
equipajes. Aquí emprendimos rumbo a nuestro destino.
A
partir de esto recuerdo esta noche como la más mágica y la más
dura a la vez que había vivido hasta el momento. Durante toda la
noche Mario y yo estuvimos tumbados en el vagón con la compuerta que
abrimos para poder contemplar la luna llena que había ese doce de
diciembre. Yo contaba las estrellas y a su mismo tiempo, Mario
contaba mis lunares como si de estrellas se tratasen, con la misma
estupefacción con la que miraba mis lunares yo miraba a sus ojos que
se desviaban hacia los míos para comerme con la mirada. Pasamos toda
la noche abrazados, esos brazos en los que me sentía tan refugiada
ante el peligro que nos acechaba. De pronto, como si un par de
minutos hubieran transcurrido se escuchó el sonido del tren que
estaba al llegar, pero podría haber permanecido allí una vida
entera a su lado, en aquel preciso momento. Con el repetido sonido
del vapor del tren volví a la realidad, que no era más que otra que
entrábamos como inmigrantes sin documentación y cometiendo acciones
al margen de la ley en un país nuevo, España. Mario y yo cogimos
nuestra única maleta y nos preparamos para saltar con el tren en
marcha, pero iba tan veloz que mi valentía no llegaba hasta esos
extremos, conque decidimos bajar cuando estuviera parado. Ahora sí,
preparados para bajar, salimos del vagón de equipajes y empezamos a
andar como si fuéramos pasajeros. Cuando llegamos al final de la vía
no tuvimos tanta suerte, unos policías comenzaron a perseguirnos.
Por suerte, había otro vagón en marcha. Le dije a Mario: ¡Salta y
sube dentro del vagón! Yo iba a hacer lo mismo justo después de él,
pero me tropecé y la maleta se cayó. Tenía que recuperarla de
cualquier manera porque era lo único que teníamos, iba nuestra vida
entera dentro. Por un lado, estaba Mario gritándome que lo
conseguiría y por otro, los guardas se me abalanzaron encima antes
de llegar al tren para acabar con todos nuestros sueños, ya era
demasiado tarde. Ahí fue cuando vi mi vida pasar por un instante, y
recuerdo como si fuera ayer los ojos llorosos y las últimas palabras
de Mario: Te quiero y siempre lo haré, recuérdalo, nos volveremos a
ver. Miré una última vez sus ojos color café antes de darme un
duro golpe con la realidad.
Esta
noche que empezaba como cualquier otra me quitó lo único que
quería, dejándome un vacío en el pecho que nadie lo pudo
reemplazar, porque yo sabía que él era el amor de mi vida. ¡Quién
nos iba a decir que aquella maleta iba a separar el camino de
nuestras vidas!
*****************
LA
INMIGRANTE
PABLO
RIAZA GUTIÉRREZ (4ºF DE ESO)
Ahí
va, la inmigrante intentando pasar la frontera. Subida en una patera
con aproximadamente treinta persona en ella. Ha tenido que dejar a
sus amigos y familiares para buscar un futuro, no lleva maleta ni
equipaje, y no porque no pueda traerla sino porque no lo tiene, no
tiene cosas de valor, tan sólo tiene experiencias y recuerdos que la
han llevado a donde está ahora.
El
viaje se hace largo y difícil, en cualquier momento se podrían
hundir y quedar varados en mitad del Mediterráneo sin oportunidad de
sobrevivir, pero aun así hay esperanza, sus compañeros cantan y
bailan, para matar el tiempo y no quedar sumido en pensamientos
oscuros y trágicos, todo esto sin olvidar su terrible pasado.
¿Cómo
será España? Se pregunta nuestra protagonista. Ella se lo imagina
como el paraíso, con gente alegre, árboles llenos de frutos de
colores llamativos, edificios altos y voluminosos y todas las cosas
que te podrías imaginar de una utopía. Cuando llegue se va a
encontrar con un lugar menos increíble del que se imagina, pero,
igualmente le gustará, ya que de donde viene podría considerarse
como el mismísimo infierno. Todo esto contando con que lleguen. El
mar está muy alborotado, hoy no era el mejor día para intentar
salir de su país, pero cada día allí podría ser el último. Una
persona mayor casi se cae por la borda, y una vez te caes ya es
imposible volver a subir y menos con esa edad. Una ola tras otra les
sacude, cada vez son más grandes, están al borde de la vida y la
muerte. Hasta que una más grande de lo normal golpea su embarcación
con una fuerza descomunal, la vuelca y todas las personas que estaban
dentro caen al mar, casi nadie sabe nadar y los pocos que saben
intentan llegar a tierra desesperadamente sin poder ayudar a los
demás. Nuestra compañera de viajes no sabe y mientras se adentra en
el abismo de las profundidades del mar piensa en cómo sería el país
al que intenta llegar, piensa en todo lo que ha dejado atrás por una
oportunidad casi nula. Ha dejado atrás a su familia, amigos, su vida
y todo esto, ¿para qué?
*****************
INMIGRACIÓN
ALEJANDRA
CRUZ CLEMENTE (4º F DE ESO)
Creía
estar lista, digo creía, porque realmente sabía que no lo estaba,
aún no estaba lista para dejar a mi familia atrás. Pero ahí me
encontraba, haciendo mi vieja maleta, la cual, aún estando vacía,
se sentía realmente pesada; supongo que por el doloroso peso de los
recuerdos. Hace tan solo unos días vi a mi madre morir ante mis
ojos, me rogaba con lágrimas en los ojos que la dejara marchar. Ella
tan solo quería ayudarme, ayudarme a escapar de ese infierno, pero
ahora ella ya no está y yo necesitaba salir de allí. Iba de la mano
de mi hermano mayor, esa cálida y grande mano que me reconfortaba en
los malos ratos. Cuando llegamos a la frontera de Corea, él me
agarró más fuerte en señal de que todo iría bien. Por momentos
pensé que sería fácil cruzar la frontera, pero ¡qué inocente
fui!. Nada iba a ser fácil. Me di cuenta cuando noté la mano de mi
hermano desprenderse de la mía y con su voz rota de dolor me dijo
que corriera. En ese momento una bala impactó contra su espalda, y
así hice, corrí cuanto pude hasta que mis pulmones me obligaron a
parar. Me encontraba en medio de la nada, frente a una pequeña
carretera, desde la cual haciendo autostop conseguí llegar a la
ciudad de Pekín. Una vez allí, me aseguraría de que esas dos
muertes no fueran en vano. Mamá, hermano, lo conseguí: soy libre.
*****************
INMIGRACIÓN
CLAUDIA
PÉREZ PÉREZ (4º F DE ESO)
-Amina,
ha llegado la hora, debo despedirme de ti durante un tiempo.
-Mamá,
por favor, ven conmigo. ¿Qué va a ser de mí sin ti?
-Hija,
sé que estás asustada, pero es por tu seguridad, te prometo que
pronto me reuniré contigo.
Momentos
después, Amina se encontraba en una patera rumbo a España, con tan
solo catorce años y las manos vacías. Solo llevaba consigo una
bolsa de tela que albergaba una foto de su familia y un cuaderno con
un lápiz, que usaba para dibujar y así escapar de la pesadilla en
la que había vivido los últimos meses. Llevaba dos días de
travesía, cuando una intimidante tormenta amenazaba con hundir la
patera en la que viajaba. Todos los refugiados tenían el pánico
reflejado en sus ojos, todos sospechaban que nunca conseguirían
llegar a tierra. Antes de que se dieran cuenta la tormenta cesó,
pero se llevó consigo las vidas de una mujer y un niño que cayeron
al agua. Cuando llevaban casi una semana en mar abierto, los
pasajeros avistaron algo que les pareció el paraíso. Por fín,
habían llegado a España.
Amina
abrió los ojos llenos de lágrimas. Hacía ya veinte años de lo que
fue el peor momento de su vida. Lo recordaba todo como si hubiese
sido ayer. Pero miró a su alrededor y se dio cuenta de lo afortunada
que era. Estaba trabajando en una de las mejores editoriales de
Madrid como ilustradora de libros. Con mucho trabajo y esfuerzo se
construyó una carrera y un futuro, y consiguió todo aquello que
nadie creyó que conseguiría.
*****************
LA
MALETA DEL INMIGRANTE
EL
HOUSSAIN EL HABBOUTI BOUZOBAA (4º A DE ESO)
Te
preguntarás: ¿de qué maleta habló? Y sí, no es una maleta
cualquiera, es de las maletas más pesadas y costosas que hay.
Hablo
de la maleta del inmigrante, la maleta que ha ido arrastrando durante
todo el camino, la maleta con la que abandonó su tierra para llegar
a otro país. Te preguntarás:¿qué contiene esta maleta para ser
tan pesada? Pero antes déjame decirte que esta maleta no se pesa por
kilogramos, ni por su tamaño, esta maleta se pesa por los recuerdos,
la conciencia, el sacrificio, la dificultad, la tristeza y la
tragedia personal de quien la lleva, de quien la llevó consigo a
pesar de lo arriesgado que fuera el camino. Y sí, no es una maleta
como las demás...Esta es…LA MALETA DEL INMIGRANTE
*****************
SOY
INMIGRANTE
SALAHEDDIN
BOUTAOUZA EL OUAZIZI (4º A DE ESO)
Dembélé
es un inmigrante que nació en Senegal y actualmente está viviendo
en Francia. Tuvo que dejar su país e irse a otro para buscarse la
vida, viajó desde Senegal a Mauritania y de allí atravesó el
desierto de Marruecos hasta llegar a Tánger. Pero todo este camino
no se lo hizo ni en coche ni en moto, había tramos que se los hizo
andando y otros enganchándose a la parte trasera de los autobuses.
Entonces llegó a Tánger, no tenía nada más que una mochila con
unos pantalones, unas zapatillas y una sudadera. Allí en el puerto
buscó la manera de esconderse en un camión para llegar hasta
Algeciras. Encontró un camión de mercancía, lo abrió y se
escondió allí. Cuando llegaron a Algeciras abrió la puerta del
camión y lo primero que hizo fue besar el suelo y dar las gracias a
Dios. Empezó a buscarse la vida trabajando de limpiaplatos en un bar
de la zona y se hizo unos cuantos amigos que le ayudaron a hablar y
escribir español. El viaje había merecido la pena.
*****************
CARLOS
FELIPE
FRANCISCO
JAVIER MENÉNDEZ DE CASTILLA (4º A DE ESO)
Hola,
soy Carlos Felipe y vivo en Venezuela, pero la situación económica
actual y el presidente nos está matando de hambre, así que he
decidido huir. Últimamente he visto pasar autobuses clandestinos que
llevan a la gente a Brasil. Iba a hacer la maleta, pero recordé que
apenas tenía ropa ya que la vendí para pagar la comida y los altos
impuestos. Así que solo cogí dos mandarinas y un saquito de té. He
contactado con un amigo, hemos quedado a las doce para coger el
autobús que pasa a las doce y cuarto. Solo espero que los militares
no le maten al salir de su casa. Son las doce, a lo lejos veo a mi
amigo. Cogemos el bus y nos empiezan a explicar que cuando lleguemos,
una asociación nos acogerá y tratará de encontrarnos hogar y
trabajo. Tal fue mi ilusión que se me pasó el hambre y les di mis
mandarinas a un crío que le lloraba a su madre porque tenía hambre
y a la madre, la bolsa de té. Ahora llevo una mochila vacía. He
dejado mi pasado atrás, y voy a comenzar una nueva vida.
*****************
INMIGRACIÓN
LEYRE
ELVIRA FRANCO (4º A DE ESO)
Sí,
yo abandoné mi casa, yo dejé todo para venir aquí, dejé a mis
amigos, mis padres y hasta mis hijos y mi marido. Dejé todo, cogí
mi maleta o, mejor dicho, un par de pantalones rotos y una camiseta
para cambiarme. Me armé de valor y me vine a España a conseguir
algo de dinero y un techo bajo el que vivir. Después de unos duros
meses regresé a mi país, a mi casa y conseguí traerme a mi familia
a España. No fue fácil, ya que en muchos sitios nos miraban mal por
el simple hecho de ser inmigrantes. Y yo me pregunto: ¿qué tiene de
malo querer sacar adelante a mi a familia? Sinceramente no lo
entiendo ni lo entenderé nunca. Después de algunas humillaciones,
logré encontrar un puesto de trabajo y un jefe que me ayudó
enormemente. Gracias a ese trabajo, mis hijos hoy van a la
universidad y yo pude jubilarme gracias al enorme esfuerzo físico y
moral de tantos años.
*****************
INMIGRACIÓN
LEYRE
ELVIRA FRANCO (4º A DE ESO)
He
abandonado mi país, la ciudad donde me crié. Allí dejé a mi
hermano, a los pocos amigos con los que todavía podía tener
contacto. He tenido que dejar atrás el sentimiento de posesión de
un hogar, unas costumbres y unos recuerdos. Ahora empiezo un nuevo
camino hacia Europa, no sé ni siquiera a qué país voy; lo único
que sé es que vaya donde vaya estaré de prestado, iré a robarles
el trabajo, si es que se puede llamar trabajo a trabajar de sol a
sol, explotada, sin contrato y por cuatrocientos euros. Me mirarán
como si fueran superiores, como si me estuvieran haciendo un favor.
No vengo porque quiero aunque este ya sería motivo suficiente. Vengo
porque mi país está en ruinas, mi familia es pobre y mi libertad,
mínima. Vengo porque mi país me ha echado. No me están haciendo un
favor por abrirme las fronteras de su país, son esas mismas
fronteras las que han provocado la guerra.
*****************
NUEVOS
RETABLOS
REALISTAS Y NATURALISTAS COMPUESTOS CON HÁBILES PINCELADAS QUE
MUESTRAN ALGUNAS VIVENCIAS
TREMENDISTAS
DE PERSONAJES DE LOS BAJOS FONDOS
MEZCLADOS
CON ALGÚN RASGO POSMODERNO DEL DIRTY
REALISM (II)
*****************
EL
JARDINERO
ILSIS
SENEYDA BORGE PAUTH (4º B DE ESO)
En
una noche de verano, Pablo se fue de vacaciones a San Juan con su
novia María. Pablo, el jardinero de la urbanización Santa Cruz,
había estado ahorrado un dinero durante tres largos años con la
ilusión de poder hacer feliz a su novia. Nunca había destacado como
estudiante, pero había conseguido un trabajo estable aunque no bien
remunerado. Conocía a María desde la primaria y quería aprovechar
la ocasión para pedirle matrimonio. El día que llegaron a la playa,
Pablo pidió a María que se pusiera guapa, ya que tenía una
sorpresa para ella.
María
había sido la chica más guapa de todo el instituto y nunca le
faltaron pretendientes. Conocía a Pablo desde hacía algunos años
ya. La extraña invitación de Pablo le tenía intrigada.
El
día que llegaron pensaron ir a la discoteca a pasar una noche
divertida. En un momento determinado, María dijo a Pablo que tenía
que ir al baño, del cual nunca volvió. Cuando Pablo fue a buscarla,
encontró una nota escrita en el espejo del baño que decía: Pensé
que te quería, pero he encontrado a mi marido en la discoteca y la
chispa del amor ha prendido entre nosotros.
Pablo pensó: «¡Qué
mal parida!».
Cuando
Pablo salía de la discoteca a las 3:00 de la mañana, se le
enfrentaron dos drogadictos y, apuntándole con un puñal, le
quitaron el dinero y robaron sus zapatos. Pablo se sentó y,
sollozando, dijo: «Ya
me llevó, puta»,
y empezó a llorar tristemente pensando: «Si
hubiese obedecido a mis padres, quizás hoy no fuera un jardinero, un
desdichado en el amor, un desgraciado y un borracho. Por no haberme
esforzado, hoy me toca vivir en la sociedad que he ganado».
*****************
TRABAJO
NOCTURNO
KARIMA
KARTOUCH EL GUEDDARY (4º B DE ESO)
Me
ajusté la bufanda alrededor del cuello y miré la hora:
«Joder,
otra vez las 23:30»,
pensé.
Tuve
que cerrar la tienda, así que salí muy tarde, y entre que cogía el
metro y luego el bus, no llegué a mi barrio hasta muy tarde. Las
calles estaban vacías, al día siguiente sería martes, de modo que
la gente estaba en casa, probablemente en la cama, y además hacía
un frío que pelaba.
A
quince minutos de mi casa, empecé a escuchar pasos detrás de mí,
cada vez más cerca.
Caminé
más rápido, pero, antes de poder hacer algo, una mano me agarró
por el brazo y me dio la vuelta. Frente a mí, había un chaval que
no parecía tener más de dieciséis años.
—Dame
todo lo que tengas. —dijo él.
—¿Qué?
—pregunté en shock.
—¡Dame
todo lo que tengas, joder! —repitió más alto.
Su
cuerpo era delgaducho y era más bajito que yo, además no parecía
tener armas.
—¿Pero
qué dices, niñato? Anda, vete a casa, que mañana tienes clase.
Mi
respuesta debió de molestarlo porque me empujó y volvió a gritar:
—¡Cierra
la puta boca y dame lo que tengas!
Ante
eso, empecé a correr como nunca. No me sorprendió que él también
se pusiera a correr detrás de mí, pero lo que sí me sorprendió
fue el agudo dolor que sentí en el costado que me hizo caer al
suelo. Grité varias veces cuando el dolor se repetía cada vez más
intenso. Llevé mi mano al lugar en el que me dolía y sentí una
navaja clavada. Cuando miré mis dedos había sangre en ellos.
—¡Pero
qué coño has hecho, pirado! —grité al chico que me miraba como
si no pudiera creer lo que acababa de hacer.
—Joder,
joder, joder… ¡Todo esto es tu culpa! —dijo nerviosamente antes
de mirarme a los ojos.
En
un segundo, su cara se oscureció.
—Te
dije que me dieses el puto bolso —dijo antes de arrancarme la
navaja del cuerpo y el bolso del hombro. Después salió pitando
dejándome tirada en el suelo.
*****************
SOBRE
LA SILLA DE RUEDAS
ZHENYA
CORONA NESTER (4º B DE ESO)
—María,
aquí está su nuevo alumno —dijo el director abriendo la puerta
del aula.
No
pudo ser mayor el asombro de la joven profesora. El niño, de apenas
trece años de edad y llamado Marco, se encontraba sentado en una
silla de ruedas, la cabeza apoyada sobre el gran y aparentemente
cómodo respaldo, como si el cuello fuera tan débil que no pudiera
ni erguirla sobre los hombros; mirada perdida y boca abierta, de la
que escapaba la espesa saliva; las piernas eran muy delgadas y
estaban colocadas en un ángulo algo extraño. Con los brazos,
también atrofiados, hacía movimientos imprecisos y, de vez en
cuando, se mordía el dorso de la mano, que lo tenía deformado y
saturado de cicatrices y callos de tanto repetir esta acción.
Dispuesta
a replicar, se giró en busca del director, pero antes de que pudiera
darse cuenta, este ya se había ido, dejando al niño y a la
profesora a solas.
«No
puede ser»,
pensó ella con una ira insostenible. «¿De
verdad he estado estudiando
solo
para cuidar a un vegetal?».
Resignada,
suspiró profundamente. En respuesta a esto, Marco, con mucha rabia,
comenzó a balancearse enérgicamente en su silla, hasta que la
oscilación de esta fue tal que le hizo caer de espaldas al suelo.
María, nerviosa, se apresuró a socorrerle y a intentar levantar la
pesada silla con Marco amarrado a ella.
Inesperadamente,
Marco, con un brusco movimiento de brazo, agarró con fuerza el pelo
de María, y tiró de él para intentar acercarla. Ella se resistió,
conteniendo las lágrimas de impotencia. Tras un largo forcejeo,
María decidió rendirse y quedarse quieta. El niño, sin soltarla, y
como le permitió su casi inexistente movilidad, se inclinó hacia
ella y, para la sorpresa de María, le abrazó.
*****************
NUEVO
EN EL BARRIO
LUCÍA
DA GRACA FORTES (4º B DE ESO)
Había
un barrio en Madrid en el que habitaban personas de baja clase
social: drogadictos, alcohólicos, personas enfermas mentales que no
querían buscar ayuda... La policía, en varias ocasiones, cuando
acudían a resolver algún problema, pensaban que ese lugar y las
personas que habitaban ahí no cambiarían nunca. Un día, se mudó a
ese barrio un hombre con problemas psicológicos. Tenía bipolaridad,
esquizofrenia y problemas con la impulsividad. Cuando llegó ahí,
intentó hacer amigos y conocer a gente nueva, pero nadie le aceptó.
Una tarde, fue a la plaza del pueblo con un megáfono y comenzó a
hablar sobre los problemas mentales y la importancia de estos. La
gente, al principio, no le hizo caso, pero poco a poco las personas
se iban deteniendo para escucharle. El hombre contaba que él, como
otros tantos, sufría problemas psicológicos, pero se medicaba e iba
a las revisiones, y gracias a ello su vida había mejorado mucho en
varios aspectos y él se sentía en paz consigo mismo. El hombre,
contando esto, lo que quería conseguir era tratar de hacer ver a la
gente que las cosas, si uno quiere, se pueden cambiar. Las personas
se empezaron a sentir esperanzadas, pero no estaban del todo por la
labor. Es por esto, que aquel hombre estuvo durante un año entero
dando estas charlas en la plaza. Al final, la mayoría de personas se
motivaron y decidieron cambiar y buscar ayuda. Lamentablemente, otras
personas pensaron que eran solo habladurías y no se interesaron ni
intentaron cambiar y se quedaron viviendo en la miseria y la
monotonía toda la vida.
*****************
UNA
NOCHE INESPERADA
SARAY
ENCIZO FIGUEROA (4º B DE ESO)
Era
un sábado por la tarde cuando mi pareja y yo decidimos ir al centro
de Madrid. Muchas veces el centro se nos hace demasiado habitual o
«básico»,
y decidimos pasear por algunos barrios… Es increíble el tipo de
gente con la que te puedes llegar a cruzar. Por lógica sabíamos que
no sería como el centro, pero somos tan tercos que si se nos mete
una idea o plan en la cabeza es imposible que al acabar el día no lo
hayamos cumplido.
Se
nos hizo de noche y decidimos volver a casa, pero antes tenía que
coger el Nestea de todos los días para hidratarme, de modo que, sin
pensarlo mucho, entramos en un bazar de alimentación, nos acercamos
al frigorífico y, en cuanto agarré mi refresco, una bulla me
asustó. Miré a mi novio, después no sabía dónde meterme…
Dos
hombres entraron en el local. Estaban ebrios, y la alteración física
y mental pudo con ellos y con mis nervios, porque entraron a voces,
como locos. Realmente no sabía ni intuía qué querían, pero lo que
sí sabía era que tenía mucho miedo, tanto que las manos me
temblaban… Cogieron dos botellas de cerveza, las rompieron contra
el mostrador pidiendo dinero. La mujer que parecía ser la dueña del
local estaba a cuadros, gritando palabras en su idioma. Estaba siendo
todo surrealista. Los hombres, despreocupados por su situación
física y mental, robaron todo el dinero que pudieron y muchas
botellas de alcohol. En cuanto perdimos a esos hombres de vista,
preguntamos a la mujer si se encontraba bien. Fue poco agradable por
su parte, por lo tanto, dejamos la lata de Nestea, y salimos de ese
barrio lo antes posible. Fue algo muy extraño y poco esperado.
*****************
BUSCANDO
TIEMPOS MEJORES
JOSE
DIEZ JIMENEZ (4º B DE ESO)
Todavía
no había agotado el cartón de vino peleón que se había tragado
casi de golpe, cuando el Jenaro ya hacía esfuerzos para abrir una
botella que le había traído el Rata, tras agenciársela por la
patilla, en un supermercado.
—¡Coño,
Jenaro, si todavía te quedan dos dedos ahí!
—dijo
el Rata, separándole la botella.
Este
era un delincuente de poca monta, un ratero superviviente, de ahí su
apodo.
—¡Joder,
Rata! ¡Trae pa´cá!
—¡Ni
de coña! Aunque estemos tirados en la puta calle, tenemos que hacer
las cosas por su orden, pá
cuando seamos señoritos.
El
Rata no sabía que el Jenaro ya lo había sido. Había acabado en la
calle tras la desesperación y el desequilibrio que le había
producido darse al alcohol después perder las elecciones su partido.
Nunca
habría podido imaginar el Rata que aquel tipo andrajoso y borracho,
su colega, poco tiempo atrás presumía de poder y vestía trajes
caros.
—Estamos
en la mierda, pero con la cabeza alta.
Y
es que el Rata no había conocido tiempos mejores.
*****************
EL
PSICÓLOGO
DAVID
JIMÉNEZ FERNÁNDEZ (4º D DE ESO)
Ahí me encontraba yo, en un sofá rojo, desgastado y largo, con varias manchas de distintos colores oscuros y tamaños. Por la forma que tenían cada una de las manchas probablemente fueran de algún líquido. Sentado en un sillón azul mucho más cuidado, pero igualmente desgastado, se encontraba un hombre serio con aspecto de vagabundo, barba no muy larga y descuidada, gafas de sol negras, rayadas y con un cristal roto por una esquina que dejaba atisbar el color de sus ojos, o al menos un reflejo de ellos. Eran marrones, de tonalidad muy oscura, tenía pelo largo y rizado con mechas blancas y grises, pero en general de color castaño, estaba muy despeinado y se le podía ver la caspa desde donde estaba yo. Parecía haber dormido poco o haberse metido algo raro, tenía los ojos rojos a medio cerrar y legañas muy marcadas. Sin embargo, el traje que llevaba puesto delataba o su profesionalidad o su dinero, tal vez ambas cosas. Llevaba una camisa completamente blanca en la que se podían notar todavía los dobleces y un pantalón negro de pana de buena calidad. Me costaba creer que él era el psicólogo que me habían designado. Nos quedamos en silencio un buen rato, tiempo que aproveché para inspeccionar meticulosamente la habitación preparada para «mis necesidades». El desorden era notorio, había muchos libros y ninguno precisamente en la enorme estantería de madera verde que se encontraba a la izquierda de la puerta, pues estaban apilados por todas partes, varios delante de nosotros haciendo las veces de mesita y otra pila al lado del sillón del psicólogo, donde posaba una taza de café manchando la portada del libro que se encontraba más arriba. Acompañando a los libros había papeles de periódico y formularios, estos tirados sin ningún cuidado sobre la moqueta morada. Las paredes tomaban un color distinto según su posición. A la derecha, granate opaco; a la izquierda amarillo chillón; delante, naranja fuerte; y detrás, azul claro. Entre medias de las dos últimas mencionadas y detrás del psicólogo se encontraba un escritorio en perfecto estado de caoba con acabados magníficos, digno de un rey. En la pared amarilla sonaba un reloj de cuco que, en vez de sonar cada hora, sonaba cada minuto. Esto solo conseguía ponerme más nervioso de lo que ya estaba, y eso era difícil.
Ese
fue el momento en que me levanté, despacio y con constante contacto
visual con el psicólogo, me limpié suavemente el polvo de mi traje,
respiré hondo, largo y tendido, agarré al psicólogo por el cuello
y lo elevé un poco, él sonrió maliciosamente, apreté más y saqué
de mi bolsillo una pequeña navaja suiza.
Sé
por qué estaba allí. Sé que eso jodió mucho más las cosas de
como estaban, y él quería eso, era solo una excusa para encerrarme.
Juro que no estoy loco, tan solo odio el desorden y la suciedad.
Recuerdo que me pidió tranquilamente, pero con incitación, tomar un
sorbo al café. Quería morir. Me da igual si era porque odiaba su
vida o por encerrarme. Era lo que quería hacer. Hice lo que mejor sé
hacer, lo único que sé hacer, lo único que me han enseñado a
hacer.
*****************
UN
EXTRAÑO EN LA NOCHE
LOLA
PONS VICENTE (4º B DE ESO)
Era
una noche de verano a las cinco y media de la mañana, y volvía a
casa con unas amigas, cantando y bailando por el camino sin
absolutamente nadie en la calle. A la vuelta de aquella fiesta, por
el camino nos encontramos a un chaval de unos diecisiete años tirado
en el suelo, medio dormido y delirando. Él no tenía mala pinta, es
decir, iba bien vestido, con unas buenas zapatillas, el pelo bastante
bien cuidado... vamos, que no parecía venir de una baja extracción
social. Entonces nosotras decidimos ayudarle, ya que no parecía
peligroso. Al tocarle el brazo para despertarle, el chaval empezó a
gritar muy fuerte y soltar palabrotas.
—¡Dejadme
en paz, coño!
Nosotras
nos asustamos y preferimos seguir nuestro camino. Al dejarle un poco
atrás, una de nosotras se giró y vio que nos estaba siguiendo.
Nosotras nos asustamos y empezamos a andar mucho más rápido. Cuando
el chaval se dio cuenta, nos empezó a chillar.
—¡Eh!
¡Eh! ¡Qué solo quiero ayuda! ¡Por favor!
Nosotras
nos paramos para ver qué le ocurría. Cuando se acercó, desprendía
olor a vodka desde lejos. Al principio pensamos que era un pijo, pero
en cuanto nos acercamos un poco nos dimos cuenta de que no era así.
Tenía los dientes amarillos y apenas tenía, la ropa era de marca,
pero estaba manchada y rota, como si viniera de una pelea. Le
preguntamos qué le ocurría, y al preguntarle echó a llorar.
Nosotras no sabíamos qué hacer... Sin preguntarle, nos empezó a
contar que él antes era de clase alta, pero, por culpa de la crisis,
su familia no supo mantenerlo y le tuvieron que llevar a un orfanato.
También nos contó que él lo pasó muy mal porque su vida cambió
por completo. Pasó de tenerlo todo a no tener nada. Él se sentía
muy triste porque no solo sus padres le habían abandonado, sino que
al día siguiente sería su dieciocho cumpleaños y ya no podría
quedarse en el orfanato. Debería abandonar y quedarse solo sin nada.
Ese era el motivo por el que se encontraba así. Nosotras no supimos
qué hacer. Entonces se nos ocurrió quedar con él al día siguiente
y ayudarle a buscarse la vida.
*****************
VAGABUNDO
TRIUNFADOR
RAÚL
ARQUERO BARGUREGOITIA (4º D DE ESO)
En
una noche lluviosa y triste, un señor se encontraba paseando por las
calles de París. Él tenía un problema que consistía en que
obedecía a impulsos hereditarios, como robar carteras y objetos de
valor a las personas que iban por la calle. Además, empleaba
una fuerza muy agresiva si no le daban lo que quería.
Se
llamaba Roberto y se encontraba en la calle, ya que no tenía un
hogar donde vivir e iba vagabundeando por París.
En
ese momento, mientras paseaba, intentó robar el bolso a una anciana.
Ella no podía defenderse y le dijo que luchara por sus sueños y que
dejase de hacer el mal. A lo que Roberto le contestó:
—Es
verdad. Tiene usted razón. Voy a luchar para hacer realidad mi sueño
de ser arqueólogo.
A
partir de ese día, Roberto se esforzó por conseguir lo que quería,
y lo consiguió. Roberto está actualmente trabajando en una empresa
de arqueólogos en un pueblo de Teruel.
Moraleja:
Si luchas por tus sueños, puede que consigas ser feliz.
*****************
DE
HÉROES Y LADRONES
LUCÍA
ALONSO ALBIACH (4º B DE ESO)
Era
ya de noche. Las calles yacían vacías, sin movimiento alguno, la
mayoría de la gente dormía, descansando de un duro día de trabajo,
mientras que otros trabajaban con alegría y sin descanso.
Eran
dos ladrones que, aprovechando que no estaban los propietarios de una
vivienda, decidieron entrar y robar con varias bolsas y sin mejor
arma que una pequeña navaja desgastada.
Con
bastante dificultad, treparon la valla de acero que protegía aquella
mansión y con muy poca delicadeza y con prisas rebuscaron entre los
cajones y esquinas de los muebles, llamando mucha atención por el
ruido.
—¡Nos
ha tocao'
la lotería, Paco! —dijo
uno de ellos
con entusiasmo y agitando una bolsa con joyas.
—Y
que lo digas, hermano. ¡No va a caber todo en las bolsas que
trajimos! —dijo
cargando con otras bolsas llenas.
El
hermano estaba lleno de codicia. Se dio cuenta más tarde, pero se
justificó pensando que los ricos lo eran más.
Sin
darse cuenta de que cogieron más de lo que podían cargar con sus
sucias manos llenas de tierra y sin tener en cuenta el tiempo que
llevaban, decidieron volver a su barrio.
Pero
para su mala suerte las bolsas estaban en mal estado, como sus ropas
harapientas, y al poco de partir se estaban rompiendo del peso.
—¡Ve
más despacio, que se cae toda nuestra fortuna! —dijo
señalando
la bolsa donde salía un rastro de anillos y collares.
—No
para de caerse. Habrá que dejar esta bolsa —añadió
Paco, dejando en el suelo la bolsa.
—La
mitad de esas joyas son mías, Paco. ¡Espabila! —gritó
más fuerte.
—Quédatelo
tú. No quiero que me descubran por tu insensatez, Además, ¡yo
repartiré esto con to'
el barrio para no tener hambre! En cambio, tú lo único que
tenes'
es codicia!
—¡Como
quieras! Me lo quedaré yo, pero luego no te arrastres hasta mí
pidiendo limosna!
Paco
se fue con su parte, ahora reducida, mientras que su hermano se quedó
recogiendo lo del suelo y llevándolo en sus otras bolsas, con tan
mala suerte de que se rompieron las demás también.
Llamaron
tanto la atención que varias personas salieron a comprobar por qué
tal griterío a esas horas de la noche, pero Paco ya se encontraba en
su barrio y llamaba puerta por puerta para dar los tesoros robados de
esa mansión. Mientras tanto, su hermano era detenido por robar, y le
preguntaron que qué había pasado con el resto de las joyas.
Tras
varias palizas, él confesó que fue Paco el que se las había
llevado, y desde entonces fue buscado por los anfitriones de la
mansión. La gente del barrio intentó protegerlo, pero fue en vano.
Pocos días después, le descubrieron y fue perseguido, quedando
acorralado en un callejón sin salida.
—¿Dónde
está mi dinero, pueblerino? —dijo
serio el anfitrión de la mansión.
—Donde
debe estar, con sus dueños —contestó
descaradamente Paco. Estaba de frente con ese señor bien vestido y
con peluca, junto con otros dos hombres que dificultaban su vía de
escape.
—¿Insinúas
que mi dinero es de unos «paletos»
como vosotros?
—Esos
«paletos»
te hacen la comida que no te mereces, y encima tienen que pagarte por
el simple hecho de existir. Merecen tener de vuelta su dinero
—respondió
secamente Paco.
Tras
esas palabras, el señor se enfadó y empezó a pegar a Paco sin que
él pudiera defenderse, ya que otros dos hombres le ayudaban a
pegarle. Rato después, el señor se fue satisfecho, y Paco cayó al
suelo lleno de heridas, casi sin poder respirar.
Más
tarde, un niño pequeño pasó por ahí, le vio y avisó a su padre
para que le ayudara.
*****************
EL
HOMBRE DE TRAJE LLOROSO
PAULA
APARICIO (4º B DE ESO)
Esta
es la historia de un hombre llamado Miguel, que vivía, junto a su
mujer y su hija, en un barrio pobre de Madrid. Se alojaban en un
aparta-hotel, en el que llevaban meses sin pagar el alquiler.
Miguel
trabajaba como reponedor en un supermercado, donde no cobraba más de
mil euros al mes. Su mujer, Laura, trabajaba cuidando a niños por
poco más de diez euros la hora.
Un
día, mientras Miguel paseaba con su hija Clara, se encontró en el
suelo lo que parecía ser un billete. Emocionado, lo cogió para ver
bien lo que era, y mayor fue su sorpresa al ver que era un décimo de
la lotería de Navidad.
El
día del sorteo de Navidad, Miguel y su familia fueron a verlo al bar
del barrio. De pronto, Clara pegó un gritito. Miguel asustado, le
dijo:
—¿Qué
pasa hija?
La
niña, sin decir nada, se levantó y señaló el número premiado que
acababan de anunciar. Entonces, Miguel y Laura lo entendieron todo, y
sin decir un palabra, salieron sigilosamente del bar, para ir a la
administración de lotería a cobrar el premio de veinte millones de
euros que acababan de ganar.
Dos
años después
Yo
estaba esperando al metro con una amiga, en Moncloa, cuando vi a un
señor que lloraba mientras hablaba por teléfono. Estaba sentado con
un maletín al lado que llevaba grabadas las iniciales M.S.
A pesar del traje caro que vestía, tenía un aspecto bastante
agotado, de no haber dormido bien. No parecía enfadado, sino más
bien triste.
Mi
amiga y yo habíamos pasado el día paseando por Madrid y estábamos
bastante cansadas. Había una avería en el metro y avisaron de que
tardaría bastante en llegar. El único banco con sitio para
sentarnos era el que estaba ocupado por el señor de traje lloroso,
así que no nos quedaba otra que sentarnos ahí. Nada más sentarnos,
el señor paró de llorar, y diez segundos después, colgó la
llamada y comenzó a maldecir en voz baja.
Cuando
llegó el metro, diez minutos después, el señor no se levantó del
banco, como hicimos el resto de personas que esperábamos allí, sino
que se quedó mirando muy concentrado a una mujer que salía del
metro con su hija. La niña enseguida se dio cuenta, y gritó:
—¡Miguel!
¡Papá!
El
señor puso la sonrisa más forzada que he visto nunca, y se levantó
para recibir a la niña que corría hacia él. Se abrazaron con
fuerza durante segundo, hasta que llegó hasta ellos la mujer que
acompañaba a la niña, que sin saludarlo, le entregó unos papeles y
le echó una mirada de aviso. Agarró la mano de la niña y se
marchó.
El
señor subió en el mismo metro que nosotras y, de nuevo, se sentó
al lado nuestro. No recuerdo bien cómo, pero terminó contándonos
que acababa de perder una gran cantidad de dinero, además de su
coche y algunas propiedades; pero también había perdido la custodia
de su hija Clara, la que además sufría de una enfermedad sin cura
alguna.
Lo
que aprendí de esta historia es que el dinero te puede dar todo,
pero también te lo puede quitar todo.
*****************
COMPAÑERO
DE INSTITUTO
ALEXIA
VLAD (4º B DE ESO)
El
otro día iba andando por la calle Gran Vía de Madrid, cuando de
repente alguien me tocó la espalda. Al girarme, vi a un chico en
malas condiciones, olía mal y la ropa que llevaba estaba destrozada.
Él me empezó a llamar por mi nombre y yo estaba sorprendida, ya que
yo no reconocía quién era. Después de unos segundos, me di cuenta
al fin de quién era. Se llamaba Pablo, un antiguo compañero del
instituto. Empecé a hablar con él y a preguntarle qué tal le iba,
y me contó que se había vuelto adicto a la cocaína. Al escuchar
eso, sentí una tristeza en mi interior enorme y quise ayudarle, así
que nos fuimos a un parque a hablar.
Pablo
me contó lo siguiente:
—Mira,
hermana, cuando la cabrona de mi madre me pilló por primera vez con
droga, me dejó de dar dinero, y ahí es cuando empecé a no ir al
asqueroso instituto y a hacer dinero por mi propia cuenta de malas
maneras. Lo que me llevó a probar drogas duras y ahora a estar
enganchado a la cocaína.
Cuando
escuché la manera que hablaba, me sorprendí, ya que utilizaba un
lenguaje muy vulgar. Le di consejos y le dije que, para cualquier
cosa, me llamara, que yo siempre iba a estar dispuesta a ayudarle.
*****************
MI
VIDA EN DOS MINUTOS
ALEXA
NICOLLE AGUIRRE (4º B DE ESO)
Me
llamo Andrés y estoy metido en las drogas. Me tomó tiempo
aceptarlo, pero aquí estoy, con ganas de contar la miserable vida
que llevé, aunque antes de mi contaré algo sobre mis padres.
Mis
padres se conocieron a los dieciséis años, crecieron en un barrio
llamado La Victoria. Era uno de los barrios más peligrosos del
pueblo, mi madre salió embarazada a los dieciséis años y desde
entonces fui el peor error para mi padre. Nací el 25 de octubre en
un hospital de mala muerte en el que mi madre casi murió.
Mi
padre nunca estuvo presente porque estaba tomando con amigos. Mi
madre siempre fue buena conmigo. Siempre estuvo ahí cuando me
enfermé, cuando fui a primer día de clases y otras cosas que viví.
Mi padre era un persona irritante. Golpeaba a mi madre desde que
tengo uso de razón, sin embargo nunca le importó que yo estuviera
presente, e incluso aún tengo una frase de él en mi cabeza: «Así
se tratan a las mujeres, a golpes».
No
tuve una infancia como los demás. Vivía entre las drogas y los
llantos de mi madre. Siempre me culpé por joderle la vida a mi
madre. Tal vez, si yo no estuviera, ella podría mandar a la mierda
al padre que tengo e irse.
Pasaban
los años y todo seguía igual. Mi madre, cada vez más delgada y sin
ganas de vivir. Incluso trató de matarse con pastillas, pero me di
cuenta a tiempo, aun teniendo diez años. A los meses de cumplir
once, mi padre nos abandonó. Descubrimos que tenía otra mujer, y mi
madre, al enterarse, se derrumbó, y cayó en una depresión. En mi
adolescencia me enamoré de una niña muy linda, pero tenía una
adicción por las drogas. No sé qué pasa que tengo que estar
rodeado por la maldita droga.
Muchas
veces me preguntaron por mi padre, pero me daba mucha vergüenza
decir que era un drogadicto. Siempre miento y digo que está en
viajes de negocios, y es por eso que no viene mucho.
No
sé qué sentir por él. Mi vida fue una completa mierda por culpa
suya y es por eso que lo odio, no solo por malograr mi vida, sino la
de mi madre.
Ahora
tengo veintinueve años, tengo un buen trabajo, mi madre falleció a
cuando tenía veinte, y llegó a mi vida una persona que alumbró mis
días: mi esposa, con la que tengo cuatro hijos, a los que amo con mi
vida, y seré el mejor padre para ellos.
Nunca
supe de mi padre, pero lo que sé es que no me di por vencido. Saqué
adelante a mi madre, y me quedo tranquilo con eso. Al fin siento que
tengo paz en mi interior, y es lo único que quiero en estos
momentos.
*****************
PÁRATE
A PENSAR
MARÍA
ORNA ALCOBENDAS (4º B DE ESO)
Estaba
sentado en un banco de la Gran Vía de Madrid. Apenas tenía dos
pesetas en el bolsillo, una botella de ron añejo y un reloj de
bolsillo con el que poder mirar la hora.
Hacía
frío, pero el alcohol me hacía no sentirlo manteniéndome en calor.
Me puse en pie, comencé a andar, todo daba vueltas, apenas podía
sostenerme. Una vez andados unos doscientos metros, me paré frente
al espejo de un escaparate de una tienda. Estaba sucio, mi chaqueta
pesaba por toda la suciedad acumulada en ella. Me desplacé unos
cinco metros, giré la cabeza y vi tres escalones con la barandilla.
Sin pararme a pensar a dónde llevaban, los subí y entré en esa
lujosa tienda con el espejo en el escaparate.
La
gente me miraba raro, quizás por no vestir con abrigo de marca o
quizás por mi largo pelo enredado. Llegué hasta el centro de la
tienda, me paré justo en el medio de una suave y esponjosa alfombra
verde. Abrí mi botella de ron y comencé a beber, acto seguido los
guardias de seguridad decidieron echarme.
Se
hacía tarde, y como todos los días llegaba la hora de buscar lugar
donde refugiarme.
Apenas
quedaba ya alcohol, tenía la necesidad de otra botella.
Así
que tendría que robarla, ya que era necesario para que mi cuerpo
pudiese sobrevivir a esa noche tan heladora. Otro día más acudí a
la delincuencia. No sabía cómo salir de aquel bucle.
Encontré
un lugar en las afueras de Madrid. No sabía cómo pero había
llegado hasta ahí.
Me
tumbé para pensar: otra botella de ron más, otra noche durmiendo
entre cartones más y, cómo no, otro año solo más.
Cerré
los ojos, unas luces naranjas y un ruido muy fuerte me despertaron.
Me llevaron en ambulancia hasta un hospital en el que la puerta
ponía:
Hospital Puerta de Hierro.
Me
encontraron sucio, desnutrido y durmiendo entre cartones.
Fueron
varias semanas, quizás tres en las que no me paré a pensar lo mismo
de siempre. El dónde dormir, qué tipo de alcohol robar y, lo más
importante, no me sentía solo. Con el paso del tiempo, una sonrisa
empezó aparecer en mi cara. Los huesos estaban cubiertos de algo de
carne y la compañía de las enfermeras me tenía contento.
Me
dieron el alta, salí a la calle y ahí es cuando las preguntas
volvieron aparecer: qué voy a hacer, dónde voy a dormir, qué tipo
de alcohol voy a robar hoy. Ahí es donde me di cuenta de verdad la
mierda de vida que tenía: que solo era un borracho sin saber a dónde
ir.
*****************
0 comentarios:
Publicar un comentario